4/8/08

La generosidad bien entendida

Me encanta ver a nuestro Jesús, verdadero hombre, cómo entiende nuestra problemática, incluso mejor que nosotros mismos. No es de extrañar, pues es verdadero Dios.

Tras un fatal contratiempo, tras el asesinato de su pariente y precursor Juan el Bautista, queda sin ganas de nada, como nosotros tantas veces quedamos vencidos, y se retira para estar solo, apartado de todos. Pero hay urgencias de sus hermanos, es decir, de ti y de mí, que acudimos a Él, pidiendo auxilio. Él mismo sintiendo lástima de nosotros, se dispone a escucharnos, dedicándose a curar a los más necesitados, a los enfermos, a los que sufren de tantos modos diferentes.

A continuación de todo esto, aún le quedan fuerzas para dar de comer a un gentío tan inmenso, a muchísimos. Y lo hizo a su modo, como todos los domingos hace el sacerdote “in persona Christi”, como hace Él mismo, alzando la mirada, siendo alto de miras, no conformándose con cualquier cosa, y pronunciando la bendición que tantas veces escuchamos: “Éste es mi cuerpo... ésta es mi sangre...”

Menuda transfusión nos pone a nosotros, a los enfermos, por eso nos cura y nos llena de fuerzas para seguir por este camino, donde tantas veces se nos hace cuesta arriba, en el cual, en ocasiones, casi siempre, no entendemos lo que pasa ni por qué.

Los discípulos reparten el verdadero alimento, domingo tras domingo, todos los días. Y que, sorprendente, es esto: “Todos comieron hasta quedar satisfechos.”

Y el mismo alimento sirve a unos y otros: a hombres, mujeres, niños, abuelos, para todos los que quieren acercarse a Él de buen corazón, con sencillez y llenos de amor, del suyo, por supuesto.

¿Quién nos podrá apartar de Él?

Tan sólo nos pide: “Escuchadme y comeréis bien.”

“Señor, abres la mano y nos sacias de favores.”

¡Enséñanos a ser generosos con todos! Gracias por darte a conocer.

4 comentarios:

  1. Anónimo6/8/08

    El Señor siempre está ahí para nosotros, aunque no nos demos cuenta. Es todo generosidad, deberíamos aprender a ser más generosos, pero generosos de verdad, semejantes a Dios.

    Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo6/8/08

    Es cierto que Jesús era generoso, pero nosotros solo somos hombres, y no podemos imitarle. Cuantas veces me he arrepentido de no haber sido generoso, y no he podido dar vuelta atrás.
    Espero que tu texto ayude a la gente para que todos seamos más generosos.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo8/8/08

    Ese camino,donde tantas veces se nos hace cuesta arriba, como muy bien dices Antonio, en el cual ,casi siempre no entendemos lo que pasa ni por qué,es el que nos hace crecer y entrever a través de una pequeña rendija la grandeza de la tribulación que siempre nos lleva a un estado de felicidad más grande y a conocer un poco más la grandeza y la generosidad de Jesús.Gracias por compartir con nosotros de esta forma tan generosa tu amor pr Dios.

    ResponderEliminar
  4. ¡¡Es verdad!!, ¿Quien aguantaría las "inclemencias" que nos están cayendo a nivel social( y yo particularmente a nivel personal), si no fuera por la infinita misericordia de Dios,el sacrificio salvador de Cristo, y todos los bienes que nos regala todos los días aún si somos desagradecidos, a pesar de nuestra escasez de oración,de acordarnos del Señor,sólo cuando nos duele. Por éso Señor Gracias por todo lo que nos das,gracias por querernos a pesar nuestro,Gracias.

    ResponderEliminar