8/9/13

ACOMPAÑAR NO ES SEGUIR


Hoy quizá deberíamos preguntarnos con mucho rigor: ¿somos seguidores de Jesús?
A lo mejor creemos que lo somos, pero Él, nos aclara perfectamente el cómo. Él está por encima de todo y de todos, y esto no quiere decir que nos tenemos que olvidar de nuestros hermanos, ni de nuestros esposos, ni de las esposas, ni olvidar a los hijos: ¡ya se apañarán! No, rotundamente no.

Lo que ocurre es que muchas veces el “yo” de cada uno de nosotros se sitúa incluso por encima de Jesús, de Dios mismo. Yo he hecho… yo he sido capaz… yo he pensado y acertado… Para los cristianos, para los que seguimos a Jesús, aun con todas nuestras deficiencias y lacras, sabemos que sin su ayuda nada podemos.

Pero hay que aclarar lo de la libertad, uno tiene que hacer el cien por cien, y entonces, y solo entonces, Dios actuará también otro cien por cien. ¿Me comprendes?

Tú, yo, y todos nosotros, hemos de actuar de pleno corazón, con toda nuestra libertad y, aceptar las consecuencias, los resultados tal y como son, tal y como nos vienen.

Hay muchos que acompañan a Jesús, pero ¿cuántos son sus discípulos? Se puede vivir en una orden religiosa y no ser discípulo, y tan sólo porque no hay entrega plena de corazón. A Jesús, ahora sí, ahora no, no le sirve, y tampoco a ti, por mucho que te autoengañes.

Nos empeñamos en construir fortalezas en esta vida, y es lícito, pero a veces nos empeñamos en lo que no podemos, y sólo porque queremos aparentar una posición social fuerte y alta. Esto ya no es lícito.
Merecemos el descanso, pero hay que trabajar, y hay que hacerlo pensando que esta vida se acabará, y después habrá otra vida, para siempre, la eterna.
Si no te interesa… pero cada uno es responsable de lo suyo.

¿Intentamos ser humildes y sencillos, haciendo participar de todo lo nuestro al Señor Jesús?

¡Que Dios nos bendiga y tenga misericordia de todos nosotros!