25/7/10

El poder


Domingo 17 T. Ordinario
Santiago Apóstol
25 de julio, 2010

Hoy hemos de hablar de los riesgos que a veces hay que correr, por servir a Jesús. Hay una etiqueta, que de entrada condiciona, todo lo que pueda sonar a Iglesia. De hecho, los apóstoles, fueron llamados al orden varias veces por el Sanedrín. Los azotaron, a algunos los apresaron, e incluso el rey Herodes, hizo pasar a cuchillo a Santiago, cuya festividad hoy celebramos.

Vino a España con una misión, y no pudiéndola desarrollar, dio media vuelta, y se marchaba, cuando la Virgen María, se le presento en Zaragoza, en un pilar. Le renovó el ánimo. Él volvió y enseñó el evangelio, hasta Finisterre.

Qué importante es el servicio, la disposición de servir a otros, en cualquier momento, y que difícil resulta a veces, reconocer al servicio. ¡Todos somos humanos!

Imagina, que en un cuartel militar, un soldado se presenta ante el coronel, para denunciar que el sargento, ha robado unas bombas de mano, unas pistolas y abundante munición. ¿Cuál sería la reacción del coronel? Seguramente pensaría, que cuando un muchacho de rango tan inferior, tiene el valor de denunciar la acción de ese sargento imaginario, es porque debe de haber algo de verdad en sus palabras, ya que el soldado sabe a lo que se está exponiendo. Es normal, pero el coronel, inmediatamente, iniciaría una investigación para esclarecer todo esto.

Se imaginan, que el coronel dijera: “muchacho, yo tengo plena confianza en el cabo furriel”

Pues esto pasó en Valladolid hace 5 años. Un seminarista, se presento al rector, D. Luis, y le comunicó algo que estaba pasando, con otro seminarista, los encuentros continuos con muchachas, y de cómo tenía una nota en la prensa, para captar a las señoras. El rector, le dijo que no era su asunto, y tampoco hizo nada más.

De nuevo, pero esta vez, llevado por su celo al Señor, se presento ante su Obispo de entonces, D. Braulio, y se lo contó. Éste le dijo: “tengo plena confianza en el rector” y no hizo ninguna comprobación.

Esta semana pasada el obispo actual Sr. Blázquez, ha echado al sacerdote, ordenado en 2008, por el mismo motivo, pero con escándalos y denuncias a la Iglesia. Éste escándalo se hubiera podido evitar, escuchando al seminarista. Algo muy sencillo.

El resultado fue que D. Luis y sus huestes, para aniquilar al problemático Juan, que este es su nombre, con métodos no propios de la iglesia, con una crueldad brutal, fueron a por él. Al cabo de pocos meses, de destrucción del valor y la estima de la persona, se marchó. Aún hoy su corazón anhela el sacerdocio. Qué malo es el poder, la madre de Juan y de Santiago, lo reclamaba, para sus hijos. Algunos Obispos se olvidan del día de la toma de posesión, de que han sido puestos para servir a una Iglesia particular. A Juan, lo tacharon de falta de humildad y de conducta algo violenta. Y estas palabras fue el mismo D. Luis quien me las dijo por teléfono. ¿Dónde queda su humildad? El arzobispo de Toledo es D. Braulio, una archidiócesis muy importante. ¡¡¡Hay que ser menos listos!!!

Nuestro Señor Jesucristo, hoy nos lo dice bien claro: “ el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre, no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos”.

Éste escándalo de hoy, de la semana pasada, se hubiera evitado, para toda la Iglesia, poniendo en práctica las palabras de este Evangelio. ¡Hay que ser menos listos! Que necesaria es parar todos la humildad.

De dos seminaristas, no hay ningún sacerdote, del otro modo, hoy contaríamos con un magnífico sacerdote, con D. Juan Cid.

Que triste, ver como algunos obispos tan listos, no entienden lo del servicio, lo de ser el último.




PD. Si pinchas este enlace o lo copias, te lleva a la triste noticia, publicada en el Diario Norte de Castilla.
http://www.nortecastilla.es/v/20100720/valladolid/arzobispo-aparta-parroco-zaratan-20100720.html

18/7/10

Escucha y sirve


Domingo XVI T. Ordinario

18 de julio, 2010



Hace un tiempo conocí a un señor, que siempre estaba dispuesto para ayudarte en lo que hiciera falta. Y verdaderamente ayudaba a muchos. A esto, no hay nada que objetar, pero, sucedía también que “después” de alguna manera, pasaba la “cuenta”. ¡Como yo te hice aquello, ahora tu... !

Seguro que mas de uno de vosotros, habéis conocido a alguien de estas características. La primera parte, intachable, pero con la segunda, tira por tierra todo su trabajo. No se puede hacer un favor, esperando algo a cambio.

Hoy el señor Jesús, nos da una lección admirable de administración, pero no lo hace hasta que Marta, se queja. Esto lo aprovecha de cine, y dice: ”andas inquieta y nerviosa”. Es decir, si haces las labores de la casa como Marta, y conste que no debía ser poco, porque Jesús, iba con su grupo de discípulos, y con su llegada, de repente, se debía llenar de gente.

Si estás sirviendo, no lo eches en cara, porque tiras por el suelo todo el esfuerzo y trabajo personal. ¿Por qué? Sencillo, Jesús, no nos pide hacer las cosas por obligación, sino por amor a la entrega misma. Hay que hacer las cosas de buena voluntad, sea lo que sea, por pequeño o grande que pueda parecernos.

Pero este domingo, me llama la atención especialmente, lo siguiente: “Una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa”. Esto es fundamental. ¿Tú lo recibes en tu casa?

Y tu casa, no es el piso, ni la propiedad inmobiliaria, la casa, es tu corazón. ¿Lo recibes de corazón? ¿Te llena de alegría su compañía?

Para recibirlo de corazón es preciso el servicio, y la escucha. Marta y María, ambas viven, comparten la misma casa. Estas dos actitudes son necesarias en todos nosotros, para ser seguidores de Cristo, para ser Cristianos.

¡Cuál es el cuerpo de Cristo? San Pablo lo dice sin tapujos. La Iglesia. No se puede servir a Cristo, sino sirves a la Iglesia. Y la Iglesia somos todos.

Sirve y escucha.

11/7/10

Anda, haz tú lo mismo


Domingo XV T. Ordinario

11 de julio, 2010

Hace pocos días una señora me rebatía con fuerza sobre el significado de los carismas y, como el suyo, no era el de la oración. No entré en mas detalles, la escuché y guardé silencio, pero no estaba, ni estoy en absoluto de acuerdo.

La oración no es un carisma, es una necesidad y, es bien cierto que a veces, la oración parece estar apagada, parece no dar ningún fruto. Es como si no sintiéramos nada al hacerla, incluso da la impresión, de que cuanta más oración haces, mas ataques, mas tentaciones, mas motivos de distracción, mas excusas se interponen entre ella y yo.

Da igual, ¡hazla!

Sin la oración nada funciona, o nada funciona bien. Hay quienes, están estudiando, escribiendo, haciendo la colada, planchando... y, sin embargo están haciendo oración. Pero esto es otra cosa.

No hay nada que Dios nos pida, que nosotros no podamos con ello, porque Él siempre nos da los medios para realizarlo, mucho más de lo necesario.

“ La ley del Señor es perfecta, y es descanso para el alma”, aquí está uno de los frutos de la oración. “Los mandatos del Señor son rectos, y nos alegran el corazón”. Aún en los peores momentos, aún cuando parece que nuestra oración es “pesada”, incluso así, no hay que desfallecer en el intento. De la oración hecha no se pierde ni una coma. La oración mala, la deficiente, es aquella que no se hace.

Está claro que en ocasiones, en demasiadas, nos dejamos llevar por las primeras impresiones de las personas y, lo cierto es que son muy importantes, ¡pero! Si pensáramos siempre así, ¿qué diríamos del sacerdote y del levita, “que dieron un rodeo un rodeo”, por no contaminarse? Su ley, les prohibía determinadas cosas, su religión no les permitía, parar, tocar a un herido con sangre... ellos no podían contaminarse, pecar, sin embargo el hombre que no era tan religioso en apariencia al menos, un samaritano, de religión impura para el pueblo judío, éste, si para, lo toca, utiliza todos los medios a su alcance, tales como aceite, vino, vendas, agua, su propia cabalgadura y, su dinero, para pagar los gastos.

Jesús, hoy, ahora mismo, nos dice a todos nosotros: “Anda, haz tú lo mismo”. De los otros dos, no se oye, ningún reproche. En el Deuteronomio se dice: “el mandamiento de Dios -lo que nos pide-está muy cerca de ti, en tu corazón y en tu boca”.

A veces hacemos lo que hizo aquel Samaritano – y lo pongo en mayúsculas-, a veces, pero acto seguido ponemos verdes a los otros dos, al sacerdote y al levita, con lo cual, echamos por la borda, todo el trabajo bien hecho. ¿Y qué hacer?

Muy sencillo, Dios nos da todo lo necesario para que podamos actuar, nos dio a su Madre, la Santísima Virgen María, a quien yo, le debo todo, para que le pidamos a Ella, maestra en oración, para que nos enseñe a comunicarnos con su hijo Jesús, nuestro gran Amigo.

4/7/10

Gracias, a todos vosotros

Domingo XIV T. Ordinario
4 de julio, 2010



Desde luego, que lo mejor de este blog, sois vosotros, lo mejor, porque realmente habéis dado un mensaje precioso, de cariño, de acoger al otro, a mí. ¡Cuanta experiencia de Dios! en vuestros comentarios.

Hay que seguir, y más después de saber, que alguien encuentra aquí su luz, su camino espiritual. Yo no estoy a la altura, pero el Señor tapa todos mis huecos, ¡que no son pocos!

Es cierto, la luz siempre está delante y, mas cierto todavía es que siempre está. Si no la vemos es porque en ese momento, una venda en nuestro ojo, no nos deja ver. Habéis sido muchos, quienes me habéis hecho ver, cada uno desde una faceta diferente, con una reflexión personal, pero de nuevo he visto. Una serie de circunstancias, de situaciones, de estrés emocional, y de mas acontecimientos, se fueron dando, y me fui apagando en todos los sentidos, ¡menos mal! que os tengo a vosotros, con vuestro apoyo, con vuestra sinceridad, con esas aportaciones lumínicas que me han auxiliado en el fondo de la cueva.

Uno de los últimos comentarios me dice, “no lo dejes” y añade “con tanto mensaje de apoyo”. Así es, no lo puedo dejar, aunque a veces no sepa muy bien como hacerlo, estoy seguro de que Jesús, el Cristo, el Mesías, con su Espíritu pondrá sus palabras, para disimular la deficiencia de las mías.

Qué alegría, cuando el Señor, nos permite ver su mano, cómo se va desplazando por nuestra vida y, cómo nosotros, sus siervos, al igual que les ocurriera a los 72 discípulos enviados por delante de él, cuando regresaron, estaban muy contentos, de realizar tantos prodigios, en el nombre del Señor Jesús.

Al igual que nuestros Sacerdotes que caminan delante de nosotros, para que tengamos esa referencia, de que lo realmente importante es estar inscritos en el libro del cielo: la vida futura, la verdadera. Ellos desde su ejemplo, con su vida dedicada al Señor, nos ayudan tanto. Por eso el Señor los manda por delante, porque Él pasará también por allí, por mi vida, por la tuya... ¿lo dejaremos entrar? ¿su presencia nos llenará de gozo?

Para el camino que hemos de andar por aquí, por esta vida, no nos hacen falta muchas cosas, y ninguna que nos aleje de Él, que nos aten, que nos hagan esclavos, como tampoco mirar atrás, lo mejor está delante, y hacia delante hemos de caminar, y gracias a las tribulaciones, aunque en ese momento no lo podamos ver, siempre, siempre, nos vienen bien. Las pequeñas alegrías, se ven mucho mejor, se perciben mucho mas, después de haber sufrido. El dolor, el sufrimiento, la misma enfermedad, nos ayudan a mantener nuestra fe, para que crezca un poquito al menos. Siempre se ha dicho, “para aprender, ...”

El Reino de Dios, ¡¡¡¡ya lo tenemos aquí!!!!, en medio de nosotros, no vayamos a buscarlo lejos, porque el Señor todo lo que necesitamos nos lo pone muy cerca de nosotros mismos, y siempre nos da los medios necesarios, todo absolutamente todo, lo tiene pensado. Incluido este comentario.

Gracias a todos, este blog es vuestro.

¡Que Dios os bendiga!