18/7/10

Escucha y sirve


Domingo XVI T. Ordinario

18 de julio, 2010



Hace un tiempo conocí a un señor, que siempre estaba dispuesto para ayudarte en lo que hiciera falta. Y verdaderamente ayudaba a muchos. A esto, no hay nada que objetar, pero, sucedía también que “después” de alguna manera, pasaba la “cuenta”. ¡Como yo te hice aquello, ahora tu... !

Seguro que mas de uno de vosotros, habéis conocido a alguien de estas características. La primera parte, intachable, pero con la segunda, tira por tierra todo su trabajo. No se puede hacer un favor, esperando algo a cambio.

Hoy el señor Jesús, nos da una lección admirable de administración, pero no lo hace hasta que Marta, se queja. Esto lo aprovecha de cine, y dice: ”andas inquieta y nerviosa”. Es decir, si haces las labores de la casa como Marta, y conste que no debía ser poco, porque Jesús, iba con su grupo de discípulos, y con su llegada, de repente, se debía llenar de gente.

Si estás sirviendo, no lo eches en cara, porque tiras por el suelo todo el esfuerzo y trabajo personal. ¿Por qué? Sencillo, Jesús, no nos pide hacer las cosas por obligación, sino por amor a la entrega misma. Hay que hacer las cosas de buena voluntad, sea lo que sea, por pequeño o grande que pueda parecernos.

Pero este domingo, me llama la atención especialmente, lo siguiente: “Una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa”. Esto es fundamental. ¿Tú lo recibes en tu casa?

Y tu casa, no es el piso, ni la propiedad inmobiliaria, la casa, es tu corazón. ¿Lo recibes de corazón? ¿Te llena de alegría su compañía?

Para recibirlo de corazón es preciso el servicio, y la escucha. Marta y María, ambas viven, comparten la misma casa. Estas dos actitudes son necesarias en todos nosotros, para ser seguidores de Cristo, para ser Cristianos.

¡Cuál es el cuerpo de Cristo? San Pablo lo dice sin tapujos. La Iglesia. No se puede servir a Cristo, sino sirves a la Iglesia. Y la Iglesia somos todos.

Sirve y escucha.

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