14/6/09

¿Puedo entrar en tú casa?

Cuando me siento aquí, en esta mesa para escribir para el domingo, siempre me siento del mismo modo. Siempre me pregunto: ¿Qué puedo contar que ellos -vosotros- no sepan? ¿Quién soy yo para intentar aclarar nada?

Pero sin embargo, semana tras semana, aquí estoy, y aquí me tenéis en vuestro blog, donde quien quiere puede participar, bien como comentarios, que están totalmente abiertos y libres, como si deseáis publicar algo, siempre entre semana.

Empiezo ahora con este domingo, donde en España celebramos el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

¿Qué es lo primero que hay que hacer, para entrar en casa, en una casa? Tendríamos que decir que abrir la puerta, pero sabemos que no es la respuesta correcta. Tendríamos que tocar, llamar, para ver si nos escuchan desde dentro, y nos abren.

Si recordamos, el Ángel entró donde ella estaba. Entró en su casa, en su habitación. Y le dijo a María: “Alégrate, llena de gracia.”

¿Cómo se puede ser cristiano con tan poca alegría, disgustados, reñidos, criticando a derecha e izquierda?

La respuesta del millón quizás es sencilla, no somos cristianos, más que de nombre, no de actitud de estilo de vida. María es la que escucha, y guarda, es la maestra en el Arte de la escucha.

Jesús en el evangelio manda a sus discípulos a ir a buscar el lugar de la gran fiesta, y les dice “seguidlo, y en la casa que entre”. Continúa este breve relato: “os enseñará una sala grande en el piso de arriba”.

Si yo estoy con la música a tope, o lo que es lo mismo, con una actitud egoísta, nada acogedora, sin preocuparme por nadie, difícilmente aunque toquen a la puerta podré abrir. Mi actitud está cerrada a los demás. Pero si por el contrario mi actitud es la de escuchar las necesidades de los otros, entonces podré abrir mi puerta, la de mi interior, donde se encuentra una gran sala en el piso superior, como el corazón que está en lo alto del hombre.

¿Cómo celebrar la Santa Misa sin unidad ni amor? Es imposible, tan sólo habremos celebrado una liturgia impecable, pero sin ningún sentimiento, ¿no es en cierto modo una secularización desde nuestro interior?

¿Qué es la fiesta del Corpus? Es la fiesta donde Cristo, vivo y real, nos llama y nos pide permiso para entrar en nosotros, a la gran sala de nuestro corazón, donde, desde la libertad absoluta, le recibimos de todo deseo, símbolo de nuestra hospitalidad, donde la fiesta es la misma Vida, con respeto a todos, y sin ningún tipo de violencia en nosotros.

Hemos de estar en paz y con paz. Uno puede sufrir rabiando, o uno, por el contrario, puede sufrir, en paz.

Cristo en la procesión, en la gran procesión, sale a visitarnos, para ver qué necesidades tenemos. Pero para recibirlo hay que tener paz y escuchar, mirar en silencio desde nuestro corazón.

El Corpus, como la Eucaristía, empiezan, pero no terminan al finalizar el acto litúrgico, sino que tiene que actuar en nuestra vida, transformándonos, en más humildes... en mejores cristianos. A veces hablan de los cristianos, pero ¿no tendrán algo de razón?

Que el Señor Jesús y su Santa Madre Admirable, siempre en compañía de su esposo San José, nos bendigan, para que a su vez podamos nosotros bendecir a otros.

“Y mientras comían”, celebraron la fiesta del Cuerpo y de la Sangre.



PD: Bueno, ya me contaréis algo, ¿ok?

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