6/11/08

Soluciones para la crisis actual de la fe.

He meditado con sencillez en este trabajo y me ha venido a la mente el capítulo tres del primer libro de los Macabeos, cuando Judas, responde a la pregunta de cómo van a luchar contra toda esa multitud tan bien armada: A Dios lo mismo le cuesta salvar con muchos que con pocos, pues la victoria no depende del número de los soldados, ya que la verdadera fuerza viene del cielo. Además nosotros, que ya hemos tenido la gracia de conocer al Salvador, sabemos que nuestra salvación viene por Él, y como dice san Pablo ya tenemos las armas necesarias.

A mí, todo esto de la Sagrada Escritura, me hace pensar en una solución, en el ejemplo que yo pueda dar, desde mi comportamiento en la calle, en el trabajo, y fundamentalmente en mi casa, a mis hijos, y cuanto más sea capaz de aumentar el círculo de amor más fuerza tendrá este testimonio.

Acción y oración, aunque para mí es Oración, y con las pilas llenas, puedo pasar a darme a otro, a partirme con otros, ya que si no soy Yo, estoy vacío, y nada puedo ofrecer a nadie.

No le digo a nadie lo que tiene que hacer, pero le incito a cambiar a positivo, como dicen otros, y desde mí poder transmitir una fe grande y viva.

Me encanta ir a la eucaristía unos cuarenta minutos antes para entrar en la capilla del Sagrario, para escuchar los buenos consejos, para que me llene Él. Me encantan las homilías todos los días. Me llena la exposición solemne del Santísimo, y la bendición final del sacerdote con el mismo Cristo Jesús. Me hace falta asistir al Sagrario todas las semanas, al menos unas dos horas, para tener tiempo de escuchar desde el silencio. Me llena de gozo cuando Jesús acepta mi invitación de sentarse junto a mí en el mismo banco de madera.

Creo que mi vida es esto, y luego, cuando los tanques de carburante se me han llenado gratis, poder ser un transmisor de ese amor también gratis, y siempre, a ser posible, desde una sonrisa.

Siento no poder dar soluciones, y espero recibir muchas sugerencias, para intentar, desde mi corazón, poder plasmarlas.
¿Qué otras soluciones das tú?

2 comentarios:

  1. Anónimo8/11/08

    ¡Gracias Tono!
    Otra solución es la que nos aporta Jesús a través de Lucas (Lc 16, 1-8) y es la de ser "astutos y sagaces", pues "los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz". Hay que renunciar a la ganancia y saber salir perdiento como el administrador infiel si queremos ganar amigos para siempre.
    El problema: es que fluctuamos entre la luz y las tinieblas, entre Dios y el dinero. Cedemos a la comodidad y a la inhibición, a la desilusión y al cansancio. Nos contentamos con lamentarnos y queremos que los problemas se solucionen sin nuestro sacrificio personal.
    La realidad: es que "donde está nuestro tesoro, está nuestro corazón" (Mt 6, 21)
    Las soluciones:
    - Servir a Dios y no a nuestros intereses, en medio de nuestras ocupaciones.
    - Ser hermanos de los demás, sin servir al dinero.
    - No afanarse por los bienes y el dinero que es la raiz de todos los males.
    - Buscar la disponibilidad de tiempo para acoger a los demas y sobre todo a los mas necesitados.
    - Dedicar más tiempo a nuestra familia y en especial a nuestros hijos, para enseñarles que el camino de la fe en Dios no es un camino cómodo, pero que se recorre entusiasmado, con alegría, y lleva a la felicidad y la paz.
    - Enseñarnos y enseñar que si no morimos, damos nuestra vida, no estamos en condiciones de entregarnos completamente a Dios y creer en él. Dios está más allá de los límites y de las limitaciones que establecemos nosotros. Dios no se deja domesticar.
    - Prestar atención a aquellos que nos resultan incómodos, pues seguramente nos mantendran abiertos a las sorpresas del Espíritu Santo.
    - No hablar tanto del pecado. De Jesús aprendemos que es mejor dar ánimos a los hombres contra el pecado del mundo: no sólo las faltas personales sino todas las injusticias y cargas que heredamos. Le dijo Jesús a la mujer que pretendían apedrear por haber sido sorprendida en adulterio "anda, vete y no peques más", o en otras ocasiones argumenta, "anda, tu fe te ha salvado".
    - No condenar, no criticar y quejarse con frecuencia. Son malas compañeras para acompañar a otros en la transmisión de la fe.
    - Ser testimonio de un Cristo vivo que nos permita crear espacios de vida en cualquier situación en la que me encuentre.
    Gracias Tono por tu sugerencia, me anima a tener mas vocación de cristiano, espero que las mías tambien te animen a ti. ¡Que maravilloso será si somos capaces de llevarlas a la práctica!, ¡Que Dios haga, con nuestro esfuerzo, que así sea!
    Un abrazo.
    EDUARDO CLIMENT

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