9/3/08

¡Vivo, luego resucito!

Sentado, meditando, recordando una viva y preciosa conversación mantenida con unas personas mucho más jóvenes que yo, me decía a mí mismo: ¿Señor, les estoy ayudando en algo? Y de pronto me viene a mi cabeza cuántas veces he muerto yo, porque a lo largo de la vida se muere muchas veces, de alguna manera. Hay tantas permutaciones, y de algunas, la separación es tan grande, que siento que todo aquello ha muerto en mí. Es como si yo hubiera muerto, en tantas ocasiones. También, de alguna forma, cada noche muero, para resucitar al día siguiente.

Vamos buscando esa felicidad desde nuestra alegría, creemos que podemos con todo, pero en el fondo de nuestro corazón, no brilla la luz, esa chispita que da vida, que nos anima. ¿ Y qué es esa chispita? Es el Espíritu, que el mismo Señor nos infunde. Nos hablas, pero no oímos, creemos poder con todo. ¿Acaso nos creemos dioses?

La conversación derivó por la oración, y el ofrecimiento de los exámenes. Y una sola cosa, digo yo: tienes que estudiar lo máximo que puedas.

En este Evangelio, Jesús pide a la gente, a nosotros, ante el sepulcro, donde está su amigo Lázaro, muerto cuatro días (qué curioso el 4, 40 días en el desierto, con las tentaciones, 40 años por el desierto) Como te digo, 4 días muerto, y Jesús les dice: “Quitad la losa”. ¿Acaso él no puede? Resucita a Lázaro, que es mucho más difícil, y ¿no va a poder con la losa?

Esa losa, que me ha caído encima y me ha dejado como muerto, me separa de la luz, de mis amigos, de la alegría...

Y Marta termina de decir: “Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios...” Lo mismo que respondió S. Pedro, cuando Jesús les preguntó: ¿ Y quién dicen que soy yo? ¿Y quién dices tú que soy yo? Tú, qué dices exactamente.

Literalmente, ¿no podía Dios quitar la losa? Y sin embargo dice: “Quitad la losa”. Estudia tú, todo lo que puedas, con todas tus fuerzas, -como ese cuatro que anda suelto por ahí-, el examen es para ti, para mí.

Y Jesús tiene que escuchar también de Marta: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días”. Y eso que Marta sabía quien era, lo conocía, y eran amigos. Pero Jesús le responde algo que me llena, me maravilla, me emociona, y me humedece los ojos: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” Qué curiosidad, que una de las personas acaba de ser nombrada en esta frase, ¿será una casualidad? No lo creo, porque yo no creo en las casualidades.

Escuchemos lo que le sigue: “ Padre, te doy gracias porque me has escuchado, yo sé que me escuchas siempre...” Qué finura, que delicadeza, y lo hace por los que lo rodean, para que crean. Es decir, nos enseña a dar las gracias, antes de la petición misma. ¡Esto es fe! Gracias por que con mi esfuerzo y la oración, me has aprobado este examen, que todavía no he hecho.

Gracias por escucharme ¿Sé quién me está escuchando? Es el que le devuelve la vida a Lázaro, y una vez los hombres hayan retirado el impedimento, para que actúe Jesús, verdadero Dios, entonces y sólo entonces, dice: “Lázaro, ven afuera” Y el muerto salió.

¿Le pido yo al Señor? ¿Me dirijo a su Madre y Madre nuestra?

Pero todo empieza porque las hermanas le mandaron recado a Jesús, o sea, que lo salvara. Y podría haberlo hecho como con aquel centurión, que a distancia, le dice. ¡Ve, está curado!

¿Por qué no hace aquí, con nosotros, lo mismo? Me fascina la respuesta de Jesús: “Esta enfermedad no acabará en muerte, sino que servirá para la gloria de Dios”.

Dios opera en nosotros, pero no puede hacerlo, si no se lo pedimos. Dios empuja, donde nosotros no podemos hacerlo, en el cuarto día. Para acabar y no cansar a nadie: “Yo soy, la Resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?”

Esto es formación, crecer en la fe, como esa lucecita que brilla allá adentro. Esa chispita que nos alegra el corazón, como les pasó a los discípulos de Emaús, y también después de una muerte. Pero esto es para otro día.

¿Crees esto? ¿De verdad lo crees?

3 comentarios:

  1. leyendo el Evangelio de la resurrección de Lázaro, no nos damos cuanta de todo lo que hay entre líneas. ¡y es tanto!
    Betania quiere decir: tierra de aflicción (según la traducción del hebreo)cerca de Jerusalén, por lo tanto, cerca del peligro y aún así Jesús no hace el "signo" como con el centurión, si no que se arriesga y va,a casa de su amigo.
    Marta y después María, primero le reprochan a Jesús que no estuviera allí o que no acudiera inmediatamente que le llamaron,y cómo había consentido que muriera siendo su amigo.Nosotros también nos quejamos siempre preguntándonos donde está Dios: en la violencia, las guerras, la droga, etc...y no nos damos cuenta de que ESTA, solo falta que levantemos las "losas" de nuestras vidas y dejemos salir todo lo que huele mal en nuestras vidas, si no, Dios no puede "resucitarnos", no podremos gozar del cielo en la tierra. ¡¡levantemos nuestras losas y dejemos entrar a Dios para que nos resucite!! El reino de Dios ya ha llegado, ya esá aquí.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo14/3/08

    pero no se da nadie cuenta aqui que hay gente muriendose de hambre?
    Por cierto, lo de eva y adan es de antes o de despues de "en busca del fuego"?

    Nieto Lobo.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo14/3/08

    Hay gente muriéndose de hambre desde antes mismo de adan y eva. Por cierto la actriz es guapa, y es de hoy, no de entonces.

    ResponderEliminar