13/12/09

¡Qué no te falte la oración!


Qué importante es fortalecer la fe, y sobre todo con hechos, con la respuesta sincera del corazón. Desde la oración hay que suplicarla, rogarla, demandar mas fe, al único que nos la puede dar. Porque con ella, la alegría se muestra en nosotros, pero no nos muestra a nosotros, sino al señor, que siempre está presente en la alegría, de ahí la paz que todo lo calma, la paz que está por encima de todos mis pensamientos.

¿Cómo encontrar todo esto cuando hay tanto en contra hoy en día? Escuchando al profeta San Juan, al profeta de tu propio barrio, a tu sacerdote que tan cerca tienes, escuchando a tu médico, a tu hijo, ayudando donde vayas, pero recordando que todo viaje hay que caminarlo, andando, y nada mejor para conducirnos que la oración.

La oración nos acerca, nos une, nos hace comunión con el Creador, y si digo: ¡Es que no me dice nada! Mala señal. Escúchate, y entonces, redobla esfuerzos, para incrementar esta oración tan vital. Si te alejas de ella, te estás alejando de Él.

Que nada te aleje de la oración, deja todo lo que haces tan importante y entrégate a la oración, con sencillez, pide por tantas necesidades como hay, para que Santa María pueda empezar a repartir gracias.

¡Qué pena tan grande, las personas, que por un motivo u otro, se hallan desperdigadas de la oración! Qué pena que no puedan saborear al Señor vivo y tan vivo como está. Nuestra Iglesia tiene de todo, porque todos la formamos, pero en ella, siempre la cabeza está alta, es Jesús, con una Madre impresionante, y con un Patrón magnifico, el glorioso patriarca San José.

Nada nos debe desilusionar, aún a pesar de tantas mentiras y patrañas, como se empeñan en decirnos desde algunos medios, nosotros tenemos lo fundamental, y en ello tenemos que andar.

Si tienes, reparte, no permitas la injusticia de tú tener mucho, y que el otro no tenga nada. No abuses de tus subordinados, porque todos somos iguales a los ojos de Dios.

Me gustaría decirte mucho, pero no sé, y me quedo con lo más sencillo: demos gracias a Dios, unámonos en la oración, por nuestros sacerdotes y pastores, para que ellos, al igual que nosotros, formemos una gran familia en nuestra Gloriosa Iglesia.

La navidad llegará, y Él nacerá de nuevo en medio de nosotros, con todas las calamidades. Aportemos lo mejor, hagamos oración, a tiempo y a destiempo.

Gracias a todos los que lo leéis.

3 comentarios:

  1. La oración es la fuente desde la que debe manar nuestra acción. Por tanto, una vida de activismo sin oración es estéril, no da frutos eternos. Lo ideal es intentar sincronizar ambas para que siempre nos mantengamos en oración. Un abrazo a todos.

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  2. Anónimo12/12/09

    A mí a veces se me olvida hacer la oración, pero luego me doy cuenta de que es efectiva. Estoy de acuerdo en que hay que sincronizar vida y oración, o mejor aún, que todo sea uno.

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  3. Según san Agustín, el santo más citado por el magisterio de la Iglesia, el destino final del hombre es encontrase con Dios para vivir con Él eternamente. Este encuentro se nos anticipa ya en este mundo a través de la oración y de los sacramentos. Y, esa es la razón fundamental de la oración: el encuentro anticipado con Dios, participar ya de su Paz, de su Amor y de su Vida. Sin embargo, como seres limitados que somos, llegar a esa sincronización entre acción y oración no deja de tener sus límites y no deja de ser un ideal, por lo que no te preocupes por ello, si es que aún te encuentras muy distante del objetivo, ya que es lo más natural.Es lo mismo que no tener pecados, otro ideal, y sin embargo pecamos. De todas formas, no descuides nunca la oración, porque sólo a través de ella lograrás que se armonice toda tu vida. Orar es dejar que Dios mismo entre en tu vida, y es entrar tú mismo en la vida misma de Dios. Más que un objetivo humano es una gracia que Dios te concede si se lo pides con insistencia, es decir, orando. Ánimo, no te desanimes, vas por muy buen camino. Un abrazo: Fray Juan.-

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