27/3/11

Un buen testimonio

Semana III de cuaresma
Domingo, 27 de marzo, 2011

“Muchos creyeron en él, por el testimonio de la mujer. Allí se quedó dos días, y creyeron muchos más por su predicación.”

Lo importante de un buen testimonio, cómo poco a poco Jesús, va rodeando el problema de la mujer y cómo lo va solucionando, adaptándose al paso de ella, comprendiendo su necesidad y cumpliéndola más cada vez.

Por último, cuando le dice lo de los cinco baales, los dioses falsos del momento, como hoy en día también lo son. ¿Cuántos dioses falsos creamos nosotros, según nuestras necesidades?

Hay tanto y tanto, y parece ser que todo lo ponemos por encima de Dios, verdadero Salvador del mundo.

Los asuntos de Dios son verdadero alimento, cosa que nosotros no podemos conocer.

Ojalá demos el testimonio que dio la samaritana, transmitiendo alegría y vida.

Plantéate muy enserio qué testimonio estás dando.

20/3/11

Tenemos la esperanza

Semana II de cuaresma
Domingo, 20 de marzo, 2011

La transfiguración es una muestra muy clara de la resurrección, y hoy, como todos los domingos, Jesús nos envía un mensaje lleno de esperanza: “Levantaos, no tengáis miedo”.

Pero Dios quiere mostrarnos a su hijo, lo que pasará de un modo seguro, después de que cada uno lleve su cruz, con el sufrimiento incluido, sea el que sea. “Este es mi hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.”

Jesús quiere como en otras ocasiones, mostrar a Pedro, Santiago y Juan, lo que ocurrirá después de su muerte. Jesús se hará presente de un modo comunitario, a todo su pueblo, porque ya lo hizo Dios con Moisés, pero también, Jesús, el amigo íntimo, se muestra personal, como en su día lo hizo Elías, mostrándose en la suave brisa, en la misma montaña que lo hizo con Moisés.

Tenemos no una, sino dos esperanzas; una, que lo podamos encontrar en la comunidad, como en la Santa Misa, aunque kpara ello sea preciso estar escuchando y viviéndola con todos nuestros poros abiertos, no estando sin más, porque se acaba y hay quien dice: ¿Y yo qué he sacado? Efectivamente, nada, porque nada has puesto en el altar.

Luego hay una forma más personal, en el sagrario, en conversación íntima con Él, tomándonos nuestro tiempo, no entrando y saliendo de un modo rutinario, sino deseando estar con Él un buen rato. Hace falta tiempo, para poder disfrutarlo.

El miedo es algo muy humano, pero Jesús nos advierte una y otra vez que no es bueno, que el miedo nos deja de bruces, llenos de espanto, por eso el mensaje una y otra vez: “No tengáis miedo”, sea lo que sea, y parezca lo que parezca, porque para Dios no hay nada imposible, y esto sí que no lo podemos olvidar. Si Dios está con nosotros, ¿a quién podemos temer?

Vívelo, disfruta de su amistad, acercándote según tus posibilidades, Él se acercara lo que haga falta, Él siempre nos da más de lo necesario, Él conoce mejor que nosotros mismos nuestras necesidades.

Que la Virgen María, y su esposo San José, nos ayuden a vivir con intensidad, desde la oración.

13/3/11

Para mi querida Compi

Semana I de cuaresma
Domingo, 12 de marzo, 2011



Posiblemente a ti jamás te haya pasado, pero muchos sí lo hemos pensado; quisiéramos que nuestro Dios estuviera para solucionar todos nuestros problemas, por muy pequeños o por muy grandes que fueran. ¿Cómo pensar que a tal familiar, que a nosotros mismos, nos pueda venir bien esta enfermedad? Parece un disparate, con lo fácil que es decir “Señor, convierte esas piedras en un buen bocadillo de jamón, y de paso le pones un poco de aceite de oliva”. Pero no, hay que enfrentarse a la realidad, y a veces puede ser muy dura. Pero no sé cómo lo hace Él, que sin transformar ninguna piedra, nos transforma a nosotros, nos llena de paz, de tranquilidad, e incluso va y nos viene bien. ¡Qué cosas!

También me gustaría que fuera un personaje de cine, de esos que vuelan por la 5º Avenida de Nueva York o por la plaza del Ayuntamiento, tirarse del tejado de Correos para recoger a un niño que se le ha caído a su madre, y en mucho menos de un segundo ya lo tiene en sus brazos. Pero, yo me pregunto, y todo esto, ¿a cambio de qué? Es decir, ¿de qué me sirve a mí? ¿Cuál es mi fe, si en vez de amar a Jesús lo voy tentando? Quizá mi fe sea egoísta y por supuesto muy superflua. Por esto el Santo Cura de Ars decía a sus parroquianos: “Entiendo que no os merezcáis comulgar, pero os hace mucha falta.” Menos mal que la comprensión del Señor está por encima de mí, de mis malos pensamientos.

Jesús nos pide lo de siempre, que de todo corazón lo amemos, y que a Él sólo adoremos, y que a Él sólo demos culto.

Qué bien nos puede venir la enfermedad, el sufrimiento, pero éste puede ser de dos maneras, inútil y estéril o fructífero al 100%.

Inútil cuando sólo sirve para lamentarme y quejarme de lo mal que Dios se ha portado conmigo, con un familiar nuestro.

Y puede ser muy productivo, cuando hacemos caso al Espíritu y ofrecemos nuestro sufrimiento como oración continua por el bien de la Iglesia, ya que aún a pesar de estar llena de pecadores, la jerarquía también está llena de intentos de santidad, y ahí hace falta nuestro sufrimiento, nuestra intención más pura.

Santa Teresa de Jesús nos decía: “Gracias a Dios, muero dentro de la Iglesia”. Y esto lo decía poco antes de morir.

A veces no valoramos lo que tenemos, a nuestro Dios, con su Reino de Amor y de Paz. Tampoco cuidamos a nuestra salud, a nuestra mujer...

Nuestros demonios intentan una y otra vez que en los tiempos de crisis... (pon tú lo siguiente, yo me he cansado y necesito respirar, igual la falta de oxígeno me ha hecho decir algún pequeño disparate; perdóname por ello.)

6/3/11

Sé honesto contigo

Domingo IX T. Ordinario
06 de marzo, 2011



Mirar con doble rasero siempre trae problemas al corazón, unos domingos atrás lo veíamos. No se puede servir a dos señores, porque con alguien vas a quedar mal.

De qué le sirve al Señor Jesús que le digamos “Señor, Señor” si luego nuestro corazón lo está engañando con otro “señor”. Por eso nos dice que el que escucha su palabra y la pone en práctica, nada puede temer, aun cuando las cosas se pongan muy feas. Dificultades todos vamos a tener, así como enfermedades, pero si escuchas y pones esa palabra en marcha, la providencia de Dios no te deja jamás. Por eso nos coloca el ejemplo de edificar sobre la roca, porque Él es la roca, y por muchos vientos fuertes, huracanados, si hemos edificado nuestra fe en Él, nada temo, nada me puede preocupar, ya que tengo su paz, y nada ni nadie puede entrar a herirme.

Por el contrario, si mi fe está depositada sobre otro señor, sobre el éxito en mi trabajo, sobre lo importante que soy yo para mi empresa, sobre esas posesiones... ahí, cuando vengan los problemas, cuando aparezca la enfermedad, nos vendrán preguntas como ésta, que hace unos días oía yo: “¿Por qué mi madre, y no otro?” Sobre su madre, colgaba ahora un cartelito de enfermedad incurable, pero eso no viene de Dios, sino de nosotros mismos. Si hemos edificado en terreno muy arenoso y flojo, a la primera de cambio la dudas, mis inseguridades que yo he alimentado, mi fe se tambaleará y no será necesario un huracán, con mucha menos dificultad nos vencerá cualquiera.

No digamos “Señor, Señor”, sino pongamos en práctica nuestro amor al Señor, y desde la oración pidamos que nos ayude. Este evangelio de hoy es muy positivo, porque nos advierte de los peligros de dejarnos llevar, y el Señor nos quiere íntegros y participativos.

No conozco a nadie que vaya al cine para ver sólo la parte final de la película, sería, si me lo permites, de tontos.

Quién mejor que su Madre para enseñarnos lo que más nos conviene. ¿Te he dicho alguna vez que rezando el rosario se abre todo un mundo delante de nosotros? Hazlo, rézalo.

Feliz tiempo de Cuaresma, recordemos que el miércoles lo es de ceniza.