30/5/08

Sagrado Corazón de Jesús y de María


Con el permiso de toda la familia del Carmelo: os propongo una meditación de unos cuantos minutos.

“El amor todo lo puede,
todo lo alcanza,
quien tiene amor
a Dios abraza.”

Léelo varias veces, o escríbelo en un papel, en una habitación con una vela encendida por única luz. Silencio. Lo lees y lo relees, acompasando tu respiración con el poema. Déjate llevar por él mismo. Y llegará un momento que te sentirás transportado.

De paso, reza por todos los enfermos que conozcas y por todos los enfermos en general, tanto los de alma como los de cuerpo.

25/5/08

Corpus Christi

Estaba con mi familia al fondo de la iglesia, cuando de pronto, el sacristán, el señor Adolfo, vino a mí, y me dijo que me necesitaba para llevar el Palio en la procesión.

¡Quedé como aturdido! No sabía qué decir. Pero fui tras él. Cogí el cuarto palo del lado izquierdo, y en silencio me mantuve en la sacristía. Los demás estaban hablando, pero yo estaba en completo silencio, de todo. Mi corazón desbordaba de alegría, pero no podía decir nada. ¡Claro que recuerdo la fecha, era en Junio de 2005! Mi primera procesión del Corpus. Antes no había ido, sólo siendo un niño, pero jamás había vuelto.

Mi primera procesión, porque verdaderamente el Corpus es “La” procesión, es la salida con el Señor Jesús a visitar a tantos como no pueden ir a la iglesia.

Delante de mí iba un señor, llamado José María, que algún golpecillo le di sin querer, ya que no sabía cómo se llevaba el palo. Detrás de mí, venía José Luis, un señor que descansa en paz junto al Señor Jesús, y fue éste quien en un momento de parada me dio unos consejillos. Yo sigo rezando por ti, José Luis, y por tu familia, como bien sabes.

Marchábamos al paso, poco a poco, y la banda de música tocaba tras nosotros. El incienso lo gozábamos de forma continua, pues delante de nosotros, dos seminaristas iban con el incensario. Hoy ya uno es sacerdote; el otro... ahí está. ¡Pero déjame seguir, no me hagas tantas preguntas! El sacerdote, Don José, portaba la Custodia con el Señor, justo un paso delante de mí, de tal modo que mi mirada coincidía y se encontraba continuamente con la de Jesús. Hacia el final de la procesión, colocaron una mesilla donde descansa y dieron la bendición a todos los presentes de corazón. Pero ésta no era la única mesilla. Aunque sí que fue aquí donde me llamó la atención una chica joven. ¡Cómo miraba al Señor! Y yo, vi su corazón, cómo le pedía al Señor Jesús. Éste le devolvió la mirada, le sonrió y le concedió el favor. Pero además derramó muchas más gracias, y yo allí, también derramé más lágrimas. ¡Cuánta delicadeza, cuánto amor nos das, Señor!

Comprendí que el Señor juega no a una banda, sino a muchas, y de paso alegra a éste, a aquél... incluso al señor que desde lejos contemplaba toda la escena, encendido de presencia, y el Señor Jesús era como su fuera caminando junto a nosotros, pero al mismo tiempo fuera entrando a todas las casa que lo solicitaban. Eran como “muchos” Señor Jesús, se daba a todos, y eso que algunos no le pedían nada, ni lo miraban de modo temeroso, sino porque Él quería dar. De tal manera, que nunca sabrán que fue Jesús el que les solucionó... no importa, lo llamarán un golpe de suerte. Aún así, qué bonito es.

A partir de aquí, Él, mi amigo Jesús, aún se multiplicó más, o quizás yo lo vi más. Empezó a repartir y se volvía loco de alegría. En una de las calles, en la de San Cristóbal, había otro altarcito, donde lo llenaron de flores, pétalos de rosas, por miles. Y el Señor les derramó millones de gracias, bendijo a las familias enteras, a los campos, a sus cosechas. Aún conservo uno de estos pétalos de rosa, en el interior de uno de mis libros. En esta calle, si me lo permites, en una casa de esas de pueblo, con las puertas abiertas de par en par, allí, junto a sus hijas, estaba sentado un hombre que llamamos “el tío Cristo” que al llegar nosotros a su altura, como pudo, apoyándose de mil modos, se puso en pie para saludar con el corazón a Jesús. Allí, se fundieron en un abrazo inmenso.

¡Gracias Señor Jesús, por enseñarme!

Y tú, ¿vas a quedarte sentado? Otros, al pasar, se arrodillaban. ¿Y tú?

Alabado sea el Señor Jesús por siempre.

Sea por siempre bendito y alabado.


24/5/08

María, madre auxiliadora

Siempre presente en nuestra vida, la Madre, la que nos auxilia tantas veces, aún sin saberlo nosotros, sin tener conciencía de que es así.
Madre, ruega por nosotros.
Felicidades a todos los salesian@s

22/5/08

Besamano de la Virgen de los Desamparados

EL BESAMANO A LA VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS CONCLUYÓ A LAS 12 DE LA NOCHE EN LA BASILICA, TRAS PASAR MAS DE 26.000 PERSONAS. SE AGOTARON LAS ESTAMPITAS.

foto cedida por la agencia Avan LA VIRGEN GOZOSA DE VER TANTAS PERSONAS EMOCIONADAS. UNA MADRE NO PUEDE OLVIDAR A SUS HIJOS.

MADRE, RUEGA POR NOSOTROS.

18/5/08

La Santísima Trinidad

Hoy todos nosotros celebramos, vivimos, la Santísima Trinidad: un solo Dios, y tres Personas distintas.

¿Cómo comprender esto? Es muy difícil, a no ser que sea desde el amor. ¿Cómo entender que María queda embarazada por obra del Espíritu Santo? Los mismos discípulos, que anduvieron tres años con Jesús, verdadero Hombre y verdadero Dios, que le vieron realizar tales proezas, no le comprendían. ¡Muéstranos a tu Padre y nos basta! ¿Tanto tiempo con vosotros y aún no me comprendéis? No lo entendían: ¡Enséñanos el camino y nos basta! Y Jesús, en alguna ocasión, se lamenta diciéndoles: “Hombres de poca fe”.

Aquí está la verdadera cuestión. En creer, en convertir el creer en saber. ¿Es científico? No lo es, pero sé que es así.

Sin ofender a nadie, ¿tú sabes quién es tu madre? Cierto, ella es. Pero permíteme la preguntita: ¿Y tu padre? ¿Cómo estás tan seguro? ¿Sabes que es él, o crees que es él? ¿Y científicamente lo sabes? ¿Acaso es matemático? ¿Llamaron al notario en el momento de tu concepción? Estoy contigo, no lo necesitas: yo tampoco. ¿Alguno de los presentes ha pedido la prueba del ADN? Lógico, es una estupidez, un gasto tremendo, no lo necesitamos. Mi madre lo es, y mi padre también. Lo sé, y basta. Esto está por encima de la comprensión, por encima de toda prueba matemática.

Pues algo así ocurre. Sé que Dios Todopoderoso, el Padre, nos dio a su hijo Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, nos lo entregó por María, la santísima Virgen María, para sentir con nosotros, para vivir con nosotros, para hacernos hijos del Padre, para indicarnos el camino: Yo Soy el Camino. ¿Y por qué hizo esto el Padre?

Creo que es muy sencillo. En las Sagradas Escrituras, Dios va mostrando al hombre la forma de salvarse, la liberación del mal, cómo salir del mal camino. En definitiva, la manera de vivir en verdadera libertad. Y todo, como digo, de modo sencillo, porque Dios es Amor.

A Jesús, sus discípulos no le entendieron hasta Pentecostés, donde se les abrieron sus ojos espirituales. Entonces supieron con sabiduría de Dios porque el Espíritu Santo les enseñaba, a ellos, a nosotros, toda la verdad.

Dios es Amor, pero no un amor cualquiera, es una locura de amor. Por eso nos envía al Hijo, para que tengamos el camino, y nos regala el fruto de ese Amor, el Espíritu Santo, el Engendrador, el que nos hace saber incluso sin necesidad de comprender.

Un día dos niños de esos idénticos, gemelos, de esos que siempre van vestidos igual, estaban separados. Uno de ellos se cayó un porrazo y se golpeó en la rodilla. El otro hermanito, que estaba en casa enfermo, empezó a llorar, poniéndose la mano en la misma rodillita. ¿Quién se lo había dicho?

Un matrimonio, estando en una fiesta social, de pronto el marido sintió algo, y fue a buscar a su mujer. ¿Nos vamos, cariño? Sí, respondió la esposa. Luego, hablando, resultó que la esposa se empezaba a encontrar mal y había deseado irse. ¿Quién se lo dijo?

A veces, tú mismo, ves entrar a tu hijo y le dices: ¿Qué pasa? Y, efectivamente, algo pasó. ¿Quién te lo ha dicho?

¡Que Dios te bendiga, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo!

PD : ¿Sabes ya quién te lo dijo?

17/5/08

San Pascual Bailon

Óleo de Bernardo López Piquer (17799- 1874)

Patrón de la Adoración Nocturna.

15/5/08

Jesucristo, sumo y eterno sacerdote


Felicidades a todos los Sacerdotes.

Oremos por ellos:

Oh Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a tu Hijo único sumo y eterno sacerdote, concede a quienes él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido.

Amén.

14/5/08

María Rosa Mística

Hoy ha sido depositada en manos del papa Benedicto XVI, la imagen de María Rosa Mística. Una comitiva guiada por el sacerdote valenciano, D. Enrique, la han entregado en el Vaticano.
Ya desde el inicio del acto la Virgen ha presidido el acto.
Madre, ruega por nosotros, tus hijos.

13/5/08

Nuestra Señora de Fátima

Hoy, día de Nuestra Señora de Fátima, podríamos celebrarlo, rezando un rosario más, por la conversión de las almas y por nuestros Sacerdotes.

11/5/08

Pentecostés

Hoy, domingo de Pentecostés, día en que toda la Iglesia celebra precisamente eso, al Espíritu Santo, y precisamente por Él, toda la Iglesia en el mundo celebra, celebramos, lo mismo.

El Espíritu que nos une, uno de sus frutos es la alegría de formar comunidad, en ti y en mí, en nosotros, en todos, en México y en Italia, en Japón y España, en China y en Polonia, en Francia, en USA, en todos los rincones del mundo, “incluso” en África. Por eso el Señor decía a sus discípulos: “id y predicad al mundo entero”.

¿Cómo podría haber sido esto sin el Espíritu Santo? ¿Cuándo un imperio duró tanto como la Iglesia nuestra? La Iglesia que formamos todos, obispos y niños de primera comunión. Sí, todos somos “la Iglesia”. Cada uno tiene una misión, uno extirpa el bazo, y el otro, el sacerdote, preside la celebración de la Santa Misa. Todos somos un mismo cuerpo en esa unidad por el Espíritu, por el Amor que se nos ha dado. Todos formamos una comunidad – Iglesia- reunida y unida en común-unión-comunión- y lo hacemos todos y en todas partes.

¿Qué puedo contaros yo a vosotros que no sepáis? Quiero daros las gracias por estar ahí, por dedicarme más de una oración, por pedir por mi familia y todos los míos; yo poco os puedo decir. Pero también rezo por vosotros y os doy mi bendición humilde y sencilla, pero le pido al Señor que Él os bendiga.

Estaban reunidos en oración, con la Virgen María, y siempre a través de Ella- AD IESUM PER MARIAM - cuando de pronto un fuerte ruido llenó la estancia, pero no se asustaron, como les pasó a los israelitas cuando, junto a Moisés, subieron al monte sagrado. Ahora los discípulos reciben al Espíritu Santo, prometido por Jesús, y llenándoles de fuerza, de alegría, el miedo que tenían les desaparece, y empieza la gran aventura de anunciar el Evangelio, que no es otra cosa que la vida y hechos del Señor Jesús. Y sigue y sigue, hasta hoy en día, donde seguimos anunciando lo mismo, aunque las vestiduras y lo medios han cambiado, pero no así las palabras del Señor.

¿Y todo esto por qué? Porque hoy, como ayer, como en aquellos tiempos, como pasará mañana, el Espíritu, el mismo de siempre, por los siglos de los siglos, nos sigue iluminando con la Verdad, sigue enseñándonos, porque: “el Amor de Dios ha sido derramado por el Espíritu Santo que habita en nosotros”. En todos, incluso en los que no celebran la fiesta, en los que está como adormecido, hibernando. Y despertará... cuando despierte. El Espíritu sopla donde quiere y cuando quiere.

Si tú y yo creemos esto, realmente en nosotros se hará grande y trasparente y entonces “veremos” mucho más.

Y tú, ¿qué dices?

4/5/08

La Ascensión

¿Qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? Es cierto, en muchas ocasiones lo hemos comentado en pequeños círculos más o menos familiares y cercanos. ¿Cómo podemos dejar pasar el tiempo tan tontamente? Teniendo tanto por hacer, hasta los confines del mundo.

Jesús resucita y asciende al cielo, en presencia de muchos, ¿tú no lo has visto? No te preocupes, lo fundamental es que por su amor a nosotros nos dice: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Si lo pensamos bien, si has leído el libro ¡Qué Alegría!, verás cuánto amor sigue desarrollando. Él, hacia nosotros, por poco que nosotros le demos algo. ¿Qué le puedo dar? Mi corazón, un deseo de amor, de reconocimiento: Señor mío y Dios mío, te quiero.

Con esto, su amor y entrega los tienes asegurados. No pierdas el tiempo en programas raros, en lecturas vanas. Ponte en camino, vayamos a visitar, como Santa María, Madre de Dios, fue a visitar a su prima, y como ha dicho el padre Teótimo, se alegran todos, María por su prima, Isabel desborda de gozo, e incluso el niño, San Juan el Bautista, salta de alegría al oír... y es que es así, no hay más. Al conocer, al oír, al hablar con el Señor Jesús, nuestro buen amigo, sólo la alegría cabe en nosotros. ¡Tan sólo por visitar!

Y no hace falta ir hasta los confines del mundo, basta por empezar por los primeros prójimos, por nuestra casa, por el esposo o esposa; por los hijos, que hoy sufren abandono de cariño de los padres. ¡Queremos que sean los maestros, el estado, quien se ocupe de ellos! Máximo error, somos los padres quienes tenemos que visitar y poner las normas de convivencia y de educación, desde la familia, desde el amor, ya que nosotros los hemos querido. ¿Recuerdas qué alegría? Siempre que alguien nos comunica que está embarazada, inmediatamente decimos: ¡Qué alegría!, como en la Visitación, y es que siempre el gran milagro de la vida nos produce alegría.

Pero lo más curioso es que estamos hablando de la vida terrenal, cuando ahora mismo el Señor nos habla de la eterna, la definitiva, y desde aquí, desde ésta, hacemos méritos para ella. ¿Cómo? Amando, como Jesús nos ama. Él nos enseña el camino, y para esta función nos da a la Madre, a su Madre, ni más, ¡ni menos! La Virgen María nos llama de mil formas, nos mira a los ojos, en silencio, sin prisas, y nos enseña a amar. Ella, la maestra, nos regala el amor. ¡Como me pasó a mí, ahora hace cinco años, en Lourdes! En esa gruta llena de paz y de amor, de la mano del rosario, de la oración, como no podía ser de otra manera. Todo comienza en el corazón, ese corazón inmaculado y misericordioso de la Santísima Virgen María.

El Señor asciende a los cielos, y lo hace precisamente para poder estar con todos nosotros, para visitarnos, hasta los confines de la tierra. Antes estuvo físicamente con sus discípulos; ahora está con todos, y bien claro nos lo dice: Yo estoy con vosotros todos los días, estad tranquilos y alegres, hasta el fin del mundo.

Bendita y gloriosa sea tu Santa Ascensión.

Y tú, ¿qué opinas?