20/12/09

La buena disposición



En estos días pasados, un compañero me contaba cosas de su vida, y nombraba a su mujer. Yo le observaba, como cada vez que lo hacía, se iluminaban sus ojos de un modo especial, y así ocurre con todo. Éste matrimonio, en la antesala de sus bodas de plata, esos 25 años transcurridos en unión, y con dos hijos de por medio, sigue manteniendo viva esa mirada que nos habla de su amor.

Pero para que todo esto ocurriera tuvo que existir aquella primera ocasión, aquella chispa que originó su Bing-Bang particular a través del cual se conocieron, supieron que existían. Poco a poco, y siempre atraídos por una buena fe, fueron aumentando sus encuentros. Y de éste modo se inició el noviazgo, donde un poco más de compromiso los unía el uno al otro. Participaban más en sus proyectos, y así, tras el primer encuentro, la vida ha transcurrido entre ellos, durante estos veinticinco años de matrimonio.

Y todo motivado por una buena fe, por pensar bien el uno del otro, por confiar entre sí. Si esto les hubiera fallado, hoy no podría contar yo esta bella historia.

Así ocurre con la Virgen María, se fió, y dijo que si, y a partir de aquí toda su vida cambia, y se pone en acción, como podrás comprobarlo en el pasaje de San Lucas, en el capítulo primero, entre los versículos treinta y nueve y cuarenta y cinco.

María se pone en camino, fue aprisa, entró en casa, saludó a Isabel, ésta, le devuelve el saludo, y se llena del Espíritu Santo, o lo que es lo mismo, se llenó de alegría, porque las cosas de Dios siempre producen gozo, por eso le dice de nuevo a María: “Dichosa tú, que has creído”, dichosa por haberte fiado, por haber pensado bien, por esa fe tan positiva, que no solo lo es para ti, sino que lo es para todos nosotros, porque Dios hace carambolas a cinco, a diez bandas, alegrando a muchos de una sola “tacada”, porque Dios es alegría y felicidad, y sin Él hay mucha pobreza.

¡Qué importante es esa buena fe, esa buena disposición! Para que lo que ha dicho el Señor se cumpla.

Que la verdadera alegría de la navidad, ese Espíritu que llena de Amor y Paz, te invada desde ya mismo, preparémonos para que el niñito Jesús pueda nacer en el amor de nuestro corazón.

¡Feliz Navidad!



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