26/12/10

Lo anatural, no puede ser natural.

La Sagrada Familia
26 de diciembre, 2010


Hoy es el domingo que celebramos de un modo muy especial la Sagrada Familia, la formada por la Virgen María, su esposo San José y el niño Jesús. Por esto, es la Sagrada Familia, porque Dios mismo quiso venir entre nosotros para darnos esos consejos, ese modo de vivir, lo que llamamos el Evangelio. Y quiso hacerlo de la mano de la Virgen y de su esposo San José, hombre justo y bueno.

Pero todo esto es para los cristianos, porque para los que no creen, quizá estas palabras les signifiquen poco, pero lo que está claro es que la familia sigue siendo por siglos y siglos una de las instituciones más válidas y antiguas y que siguen dando ese calor de hogar a nuestras relaciones, a nuestras casas.

Hoy hay parejas de hecho, es decir, no se han casado ni por lo civil ni por lo religioso, y es muy digno, porque para el no creyente el Sacramento del matrimonio no les dice nada, y me parece bien ese respeto hacia el mismísimo Sacramento. Y en los tres casos, siguiendo la ley natural, vienen los niños, ya que estos solo pueden nacer de un papá y de una mamá, o sea, de un hombre y de una mujer, y siempre o casi siempre son producto del amor que une con una gran fuerza al matrimonio.

Pero de donde no vienen hijos es de una mujer con otra mujer, ni de un hombre con otro hombre. Estas uniones son anaturales, que hoy por producto de una demagogia rara y enrarecida, algunos pretenden legitimar como naturales, a base de legislaciones que se sacan del forro.

¡Y así va la cosa! ¡Y así va este mundo nuestro! ¿Cómo va a ser natural lo que es anatural? ¿Cómo una pared pintada de blanco puede ser al mismo tiempo roja? Es querer sacar las cosas de tiesto, y todos sabemos que una planta sin sustrato y sin tiesto: se muere. No hay vida, y esto es mucho más antiguo que el matrimonio. Pero ningún gobierno modernillo, saca una legislación para que las plantas no tengan que estar metidas dentro de la tierra. ¡Sería absurdo!

Y acaso, lo que algunos nos dicen, ¿no lo es?

Lo natural es una mujer, un hombre y de ellos una descendencia. Pero de una mujer-mujer o de un hombre-hombre es imposible, ya que su naturaleza no está preparada, luego digan lo que digan y quienes lo digan no es lo natural.

¿Alguien pregunta a los niños si quieren tener dos mamás o dos papás? ¿Se respetan los derechos del niño? Hay personas que defienden más a un perro que a los propios niños. ¡No hagamos experimentos con los niños!

Todos los psicólogos, sean de la escuela que sean, hablan del rol del padre y del rol de la madre en los hijos, y de lo importante que estos dos lo son. Acaso ¿ya no es importante? A veces ser un “moderno” en la sociedad del consumismo y del confort, no es más que una falacia demagógica de determinados politiquillos. ¿No será ésta parte de la crisis?

¿Qué opinas? Deja tu opinión, si lo deseas en los comentarios.

Feliz Navidad y feliz día de la Sagrada Familia. Gracias a mis padres.


21/12/10

Después de escuchar...al cielo

Y EL VERBO SE HIZO NIÑO PARA COMPARTIR NUESTRA VIDA...

Miramos al Pesebre y nuestra mirada se detiene en el Niño Jesús,lo admiramos y lo saludamos con oraciones y cantos,lo rodeamos de figuras y adornos,luces y flores,pero de nuevo nos centramos en Él,el Verbo de Dios.

Este año que ya concluye nos trajo alegrías y dolores,encuentros y desencuentros,sorpresas y novedades,pero todo esto queremos agradecerlo al Padre providente que siempre guía nuestros pasos y los orienta al bien.
Que hermoso es ser agradecidos! Que lindo es saber admirar los dones!
Nos hace felices y nos da un sentido positivo de la vida.

Ante el Verbo hecho Niño queremos descubrir la presencia continua de Dios en nuestra vida y en la historia humana subrayando el valor supremo de la VIDA tanto la propia como la de cada ser humano,desde el pequeño embrión hasta el moribundo,que nada ni nadie puede eliminar ni privarle del derecho fundamental a vivir y a desarrollarse en todas sus potencialidades.

Valoramos la VIDA porque creemos en el Autor de la Vida,que es Dios mismo y porque en Belen se nos reveló como quien vino a compartir nuestra vida humana con todas sus características,las hermosas y las dolorosas también.

Les propongo en esta Navidad 2010 que nos planteemos tres preguntas:

+ Amo mi vida de verdad,la valoro y la cuido,la comparto generosamente?

+ Valoro y respeto la vida de mi prójimo,así como es, y ayudo a mejorarla?

+ Me comprometo en todos los campos por promover siempre la vida?

Que cada uno ante el Niño de Belen,que nos dijo YO SOY LA VIDA, se cuestione y le responda directamente a El.
Ese es mi deseo y mi saludo de Navidad para cada uno de Uds.,mis amigos.

Con un afectuoso abrazo y una bendición personal a cada uno

P.Guillermo Mario Cassone Roma,18-12-2010

20/12/10

Navidad. Por el P. Alberto Eronti

“Callaron los ángeles
y las aves del cielo,
cesaron los vientos
y sus desafíos,
se cubrió la noche de día Navidad 2010
y la luna fue la luz
de la Luz primera” (1)



El mes de diciembre avanza raudo hacia su fin, con él se irá también un nuevo año –“viejo”, le decimos- y se colmará de esperanzas el nuevo. Esta mañana, en la panadería, una clienta dijo sobre el tema: “Esperemos que sea mejor que este…” Camino a casa pensaba que desde hace al menos tres décadas escucho lo mismo en esta época del año. Me pregunto, ¿cuándo un año es mejor que otro? Por lo general hacemos referencias a tres aspectos: salud, seguridad social y política y éxitos económicos. ¡Qué pena!, me digo. No me va calificar la bondad o no de un año por lo que “hay” y se “tiene”. Porque los haberes y tuvieres no pueden ser el fundamento de nada duradero. El Sabio bíblico los designaba como “paja que arrebata el viento”. ¿Entonces? Prefiero medir la bondad de cada año desde el ser. ¿Pude ir a más?, ¿mis éxitos o fracasos me enseñaron a ser mejor?, ¿es mi amor más pleno y por lo tanto mi vida es más don para con los demás? Lo que somos nos recuerda que la felicidad y la plenitud están dentro y no fuera, su lugar es el corazón.

Para que no se nos pierda el ser en el haber y tener, la Providencia dispuso que antes, sólo seis días antes, celebremos la Navidad. La Navidad es una fiesta cristiana, es bueno recordarlo porque no es evidente que se lo recuerde. Celebramos el nacimiento del Hijo de Dios en su “condición de hombre”, como escribe San Pablo. El Niño, como todos los niños, apenas es, nada tiene y de todos depende. El Niño, y Dios en este caso, es todo desvalimiento, por eso la Virgen es toda ternura, José es todo servicio, los pastores son todos contemplativos en la noche única, los Reyes son peregrinos y adoradores… ¿El Niño?, casi nada, pañales y pesebre, amor y ternura, es casi nada…, años más tarde dirá “Yo Soy”, que es el Nombre de Dios.

Fuimos creados “a imagen de Dios”, para que lo entendamos el Hijo amado del Padre se hizo hombre y caminó el camino del hombre, de todo hombre…por eso “comenzó” en el seno de María y fue alumbrado como todo hombre: ¡niño! Es el Niño. El Niño de todos y para todos. Por eso tiene sentido seguir saludándonos tan simple y repetidamente: ¡Feliz Navidad!

Este saludo comenzó donde debía comenzar: en la panadería, quizás sea bueno recordar que Belén significa “casa del pan”.

A todos y cada uno, desde el Santuario del Monte Sión, en las tierras del Plata, les una bendecida y alegre Navidad y un nuevo año colmado de plenitud interior

P. Alberto E. Eronti

(1) “Del vivir y la vida”, Marcelo Mario Blanco, Ed. Dunken.

19/12/10

Enlace para buscar muchas cositas para las web de navidades

http://www.lapaginademmm.com/misce.htm

Pre-Navidad

Domingo IV de Adviento
19-XII-2010



Ya estamos, ya la tenemos aquí, la Navidad, la genuina Navidad, la que nos anuncia que el Señor Jesús, va a nacer de la Virgen María, y que José, San José, que era Justo, y después de haber tomado la decisión de repudiarla en secreto, tras su primer paso, Dios mismo actúa, dándole todo tipo de explicacones, llévatela. San José, al despertar hizo lo que Dios le mandó por medio del Angel y se marcha con su mujer, la Virgen María, a su casa, en espera de ese nacimiento que celebramos en recuerdo y en verdad el día de Navidad.

Pero quizá más de uno debemos preguntarnos: ¿Yo celebro algo, o me dejo llevar por la sociedad consumista que tanto mal nos está haciendo a todos?

¿Espero, la actuación de Dios en mí, con la absoluta confianza de ser lo mejor para mí?

Me encantan los villancicos, porque me dan ese toque de alegría, esa viveza llena de buenas emociones, me gusta sentarme con los míos, pero no me gustan los excesos, porque, para mí es fundamental asistir a la Misa del Gallo, que por cierto, el año pasado, no pude asistir por enfermedad, y Dios mediante, este año sí que iré. Pero también me gusta el día de Navidad, 25 de diciembre, fum, fum, fum, ¡Maravilloso!

Tengo tantos recuerdos con mis padres de esa noche, de esa tarde, de ese día de Navidad ¡y todos son alegres!

Cierto, ellos no están pero aquí estamos otros, y no me vale la tristeza, cuando ellos, en compañía de mi hermano, nos miran desde el cielo y nos pide lo que Jesús, nos dice continuamente:¡estad alegres!

Son días para la alegría, en familia, pero valorando todo lo que tenemos, como un verdadero regalo de Dios,¡ porque lo es!

Fuera los cuentos, la pamplinas y las modernices:
¡Feliz Navidad para TODOS!
Gracias un año más.

15/12/10

Nuevo Libro ¡Qué Felicidad! Reserva tus ejemplares


El siglo XXI difiere con mucho de todos sus antecesores, a todos los niveles. En la actualidad, vivimos en una sociedad sabia, autocrítica y equilibrada. La gente habla sobre cualquier tema, y sabe todo lo que se pueda saber. Basta andar por las calles: la gente habla de medicina, de educación, de espiritualidad... La gran mayoría tiene al menos una idea de cómo solucionar el mundo. O tal vez no. Tal vez solo crean saberlo, tal vez la sociedad no es tan sabia. Tal vez este siglo no es tan diferente a los anteriores, pues ¿acaso no hay textos del pasado que ponen en lo más alto a la sociedad de su momento?

En este contexto surge este libro, que no es sino una respuesta a todos aquellos que aceptan que todavía queda por aprender. Este libro contiene enseñanzas de cómo vivir la felicidad, cómo obtenerla. Directo y sencillo, sin rodeos ni florituras. Pero ameno.

Cuando las palabras de un libro son capaces de entretener, de ayudar o enseñar, hacen reflexionar, o se pueden usar como una guía a la que acudir en diferentes circunstancias, es entonces cuando uno debe preguntarse si tal vez lo que tiene entre las manos es un gran libro.



Prólogo

Doy gracias a mi amigo Guillermo por haber puesto en mis manos el primer libro que publicó Antonio Escobedo García: ¡Qué Alegría! Ahora tienes en tus manos su segundo libro: ¡Qué Felicidad!
Si eres lector de su segundo libro, vas a descubrir el pozo del que bebe nuestro autor. Te va a cautivar la personalidad de este hombre que buscaba a Dios sin saberlo... y “de la mano de un percance laboral, un día lo encontró con María, ante la gruta de la Virgen de Lourdes”.
Sus sencillos relatos nos asombran, y despiertan en nosotros profundos sentimientos de amor y de paz. Si vas leyendo, poco a poco, irás interiorizándote, conociéndote mejor, desearás, tal vez, ser tan feliz como él.
Estamos viviendo acelerados y profundos cambios en todos los órdenes de la vida. Así lo experimentamos muchos de nosotros.
En las páginas del libro descubrirás la clave que responde a tantas preguntas que nos podemos hacer: ¿Qué está pasando? ¿Hacia dónde vamos? Con su estilo sencillo y fácil, nuestro autor transmite su alegría, su felicidad. Vive la vida, y la suya, como un fruto de un designio divino, no del azar ni de la casualidad. Considera que practicar la justicia es lo más gratificante, lo más razonable. Y exclama: “Mi teoría es prácticamente mi vida, lo que vivo”. Y por la ventanilla de sus dos ojos, contempla y admira absorto tanta belleza como el Creador ha derramado en sus criaturas. Así se ha transformado el autor en pregonero de ese Dios... “que lo mejor que nos desea es la felicidad”.
En estos relatos tendrás noticia de su numerosa familia: cuatro hijos les ha dado Dios. ¿Has leído lo que le dice a su esposa en la dedicatoria de este libro?
Querido lector: ¿Verdad que no hay rosas sin espinas? Te adelanto unas palabras de otro gran relato: “El sufrimiento es necesario: es oración”. Ante un brutal dolor que le acompaña con una angustia de muerte, me comenta: “El Señor me ha regalado una partícula de su Gloria... Cuando yo lo ofrezco, ya no son dolores, sino oración”.
Perdona que te haya adelantado un poco de la vida de... ¿un místico en acción? ¡También conoce el humor! “No puedes cultivar un melón, si antes no has plantado la mata, la madre, de donde saldrá no sólo un melón, sino muchos más. De manera que, ¡no seas melón! No te lo tomes a mal. Es una broma”.
Deseo que goces de tan integrada humanidad.

Padre Germán Llorca, sacerdote claretiano

Muy pronto podrás adquirir este nuevo libro a un precio de oferta de lanzamiento de 12€, así mismo, los interesados en realizar alguna presentación, tan sólo tienen que ponerse en contacto conmigo. Los envíos a cualquier parte de España se harán a partir de 6 ejemplares.

12/12/10

Sed fuertes, no temáis.

3º domingo de Adviento
12 de diciembre, 2010


“¿Eres tú el que has de venir?” En realidad, ¿a quién estamos esperando?, y también deberíamos preguntarnos qué estamos esperando para ponernos en marcha. El adviento lo tenemos ya a mitad camino, tan solo nos quedan dos semanas, para renovar nuestro corazón, ¿hemos limpiado las viejas estanterías de las cosas inservibles?
Para meter lo nuevo, hemos de vaciarnos, hacer una profunda reflexión desde el silencio, en compañía de la oración. ¿Has visitado el sagrario con mayor frecuencia y por más tiempo en estos días de adviento? Si no lo hemos hecho, ¿qué más podemos decir? Cada unos nos conocemos, o debemos conocernos. La pregunta sería, ¿de qué sirve tanto, para nada?

Si no vivimos nuestro cristianismo, quizá no comprendamos nunca lo que somos.

Hace dos días me contaba un sacerdote que había hecho una homilía de más de cuarenta minutos, y que nadie se movía, estaban encantados, “la misa ha durado una hora y veinte minutos, ha sido algo maravilloso, todos hemos disfrutado mucho” acababa de contarme.

Esto es lo que necesitamos, el alimento del amor realizado con amor y esperado y ansiado con amor. El día tiene 24h, y da tiempo incluso de ver esa programación de TV que se empeñan en imbuirnos como sea.

¿Recordáis el mundial de fútbol? Lo ganó España, y fueron dos horas de estar pegados al aparato. ¿No es más tiempo que el de cualquier misa? ¿No son todos los partidos de dos horas con el intermedio? ¿Alguien se queja?

A mí al menos me parece muy desigual. No hay punto de comparación, entonces ¿en qué cambia?
Nos va como nos va, porque somos como somos, y porque actuamos como lo estamos haciendo. No nos callemos todos, vayamos a anunciar lo que estamos viendo y oyendo.

¿Tú que opinas?

11/12/10

Reflexion matrimonial para el Adviento. P. Alberto Eronti.

Pensando en la “espiritualidad matrimonial”: Los discípulos de Emaús (Lc. 24,13-35)

Pasaron ya varios días desde que llegó a mis manos una lámina de la revista “Umbrales”, editada por la Comunidad de los padres Dehonianos. La lámina lleva transcriptas, del lado izquierdo, unas palabras del P. León Dehon que me impresionaron: “El culto del Corazón de Jesús no es para nosotros una simple devoción, sino una verdadera renovación de toda la vida cristiana”. ¡Hermosa y profunda afirmación!

Del lado derecho está el icono de Quinto Regazzoni titulado: “Nuestro corazón ardía”. En el mismo están, sentados en torno a una pequeña mesa, Jesús en el centro, a su derecha un varón y a su izquierda una mujer. Sobre la mesa hay una plato con la imagen del Cordero inmolado. A los pies de ambos acompañantes de Jesús están escritos sus nombres: “Cleofás” y “María de Cleofás”. Se trata, obviamente, de los llamados comúnmente “discípulos de Emaús”. Pero, ¿un varón y una mujer?, ¿no eran acaso dos varones? Regazzoni escribe, además a los pies del icono: “Nuestro corazón ardía mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras”

El Evangelista San Lucas sólo nombra a uno de ellos, Cleofás, pero no al otro o a la otra. ¿Qué asidero evangélico habría para decir que eran varón y mujer y que, además era un matrimonio? El Evangelista San Juan al relatar la escena de la crucifixión escribe que “estaban junto a la cruz de Jesús su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena” (Jn. 19,25-26). Según la costumbre de la época a los hijos varones se les conocía por el nombre y se hacía referencia al nombre de su padre; así en el caso de Pedro Jesús le llama “Simón, hijo de Juan”. Igualmente a las mujeres casadas se les decía su nombre y el del marido: “Susana, (mujer) de Cusa”, “María (mujer) de Cleofás”. Si bien no hay una certeza total de que se tratara de los esposos Cleofás y María, no hay forma de probar que no fueran, al menos partiendo de los Evangelios.

Es así que reflexionando sobre la vida conyugal, es realmente sencillo asumir este texto de San Lucas como la más bella descripción de lo que es el amor y la vida de un varón y una mujer unidos en Jesucristo por el Sacramento del matrimonio. El rito de la celebración de la boda es un final y un comienzo. El final de un tiempo en el que un varón y una mujer se enamoraron, se conocieron y concluyeron que eran el uno para el otro. Esto es lo que llamamos noviazgo. El Sacramento, a su vez, es el inicio de un camino “hasta que la muerte nos separe”. Tras la celebración de la boda, el joven matrimonio se va. Se va a vivir su vida, la que soñaron y planificaron. El camino es largo, llevará años recorrerlo. Es un caminar entre Jerusalem y Emaús, para volver un día a Jerusalem a dar la buena noticia que el amor está vivo y es pleno. Pero, han de caminar juntos y no todo es fácil en el caminar.

¿Qué hacían Cleofás y María en su caminar? San Lucas escribe que: “comentaban lo sucedido…conversaban y discutían” ¿No son estos tres verbos una descripción de la vida conyugal? En el diario vivir los esposos comentan los sucesos de la vida y de su vida, conversan sobre ellos y sus hijos, discuten hasta llegar o no a un acuerdo. Ahora bien, los esposos, que se unieron en el altar, no salen a caminar solos, el Señor los ha bendecido por la persona y las manos del sacerdote y se les ofrece para “caminar con ellos”.

Cleofás y María estaban tan centrados en su tema, que no tuvieron ojos para “reconocer” a Jesús en el caminante que se les aparejó. Es así que busca introducirse en lo que les ocupa y preocupa: “¿Qué conversación es esa que os traéis en vuestro caminar?”. Como suele ocurrir frecuentemente los cónyuges responden un tanto sorprendidos y algo molestos: “¿Eres tu el único…que no se ha enterado de lo ocurrido…? Jesús, que quiere tender un puente entre ellos dos y entre ellos y él les pregunta a su vez: “¿Qué? Es así que los esposos le cuentan de qué hablaban y de su desazón por lo que habían esperado y lo que finalmente ocurrió. La expresión “nosotros esperábamos…”, es reveladora de su actitud interior: estaban centrados en ellos y no atinaban a mirar más allá, a ampliar su visión de los hechos. Le contarán al Caminante que después de tres días ha habido rumores que el cuerpo de Jesús no estaba en el sepulcro, que se habían aparecido ángeles, “pero -terminan lacónicamente- a él no lo vieron”.

La reacción del Caminante es llamativa por lo segura y enérgica: “¡Qué torpes sois y qué lentos para entender…! Y es así que les fue explicando lo que para los esposos era inexplicable. Al aproximarse a la aldea de Emaús, el Caminante hace ademán de seguir su marcha, pero algo ya estaba ocurriendo en el interior de Cleofás y María, por eso más que invitarle le ruegan: “Quédate con nosotros, que está atardeciendo y el día ya declina” El texto dice literalmente: “Él entró para quedarse” y agrega luego: “Recostado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo ofreció. Se les abrieron los ojos y le reconocieron”. En ese instante Jesús desapareció…, ya había hecho su labor y los esposos lo reconocieron y se les iluminó lo que habían vivido.

En la vida matrimonial los esposos conjugan los tres verbos señalados, también hay momentos y sucesos que los muestran lentos, torpes para comprender. Momentos que se centran en ellos, que se enfrentan entre ellos, y que no logran tener una mirada de fe hacia lo que viven y experimentan. Sin embargo, según el relato de San Lucas, esas experiencias están destinadas a producir un doble encuentro: de los esposos entre sí y de ambos con Aquel que camina en ellos y junto a ellos. Sólo si aceptan que Jesús se les una, que le pidan que les ayude a entender lo que les desborda, podrán superar la oscuridad de sus vidas y entrar en la luz. Pero el Caminante no sólo pone luz en lo oscuro, sino que hace de toda alegría una plenitud. Por esto “el corazón les ardía”, el Amor había abrasado la vida y el amor de ambos. ¡Es cuando el amor se hace ardiente!

Al elaborar una espiritualidad conyugal, es fundamental reflexionar que no es casualidad que el primer milagro Jesús lo realizara, en Caná, como un servicio al amor de unos jóvenes esposos y por la acción mediadora de María (Jn.2,1-11). Tampoco es casualidad que la primera aparición del Resucitado, en el Evangelio de Lucas, sea a un matrimonio. Ambos sucesos debieran constituir la base firme de toda espiritualidad matrimonial.

¡Que bueno sería que los matrimonios tuvieran en sus hogares los iconos de la boda de Caná y de los discípulos de Emaús!

P. Alberto E. Eronti
Diciembre del 2010.

5/12/10

¡Da frutos abundantes!

2º Domingo de Adviento
5 diciembre, 2010



Un domingo más, me pongo ante todos vosotros, ante vuestra atenta lectura, y como muchas veces me pregunto el por qué, ya que vosotros... Pero en fin, al parecer tengo esta misión, y la acepto, hago lo que puedo y lo mejor que puedo. Vamos a dejar esto ya.

San Juan el Bautista, decía hace un rato: “convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos.”
Yo os digo que este Reino, ya está aquí entre nosotros, ¿no lo has visto? ¿lo has deseado de todo corazón?

Bien, vayamos por partes, para que lo veas son precisas unas cuantas cosas. Lo primero es la conversión, imprescindible, si no hay cambio en tu vida no puede haber nada más. Muchos lo atacan aún sin conocerlo, luego, ¡figúrate lo cerca que está! Está aquí, entre nosotros, por eso algunos buscan la forma de destruirlo. Y tú, ¿todavía no lo has visto? El testimonio que tú y yo damos, no tan solo acudiendo a misa –menos de una hora- sino las 24 horas del día, ser cristiano es serlo todo el día, y precisamente a misa se va a dar gracias y a recargar las pilas, como dice mi madrina Gloria, es decir, a tomar fuerza, a sanear los defectillos, a ser modelados por los mismísimos sentimientos de Jesús.

Y, ¿qué podría ser lo siguiente que necesitáramos? Es bien sencillo, tan solo hemos de seguir escuchando la proclamación del Evangelio de hoy: ¡dad el fruto! Ahí es nada. Sin frutos... No basta con ir a misa un ratito, sino vivir todo el día con ese Espíritu, y entonces, y siempre con la gracia por delante, decimos y debemos decir: “el Reino de Dios ya está aquí entre nosotros”.
Sé que todos a veces damos un testimonio defectuoso. Hace unos pocos días estaba en la presentación del Itinerario de Renovación, que toda la diócesis valenciana quiere poner en marcha. Lo presentaban 4 sacerdotes, uno de ellos nuestro obispo Carlos, pues bien, dos de los cuatro sacerdotes, estaban durmiéndose, y a uno de ellos le costaba verdaderos sacrificios sujetarse la cabeza. No pasa nada, esto a cualquiera nos puede pasar, pero tal y como decía una señora “da muy mal ejemplo”.

Demos los frutos que podamos, cada uno según sus posibilidades, sin preocuparnos por lo que hagan otros. Pero es que a veces los malos testimonios arrastran a muchos, del mismo modo que los buenos testimonios también atraen a muchos.

El Espíritu Santo hará de nosotros y con nosotros grandes obras, pero aprendamos con la Virgen María y su esposo San José a mantenernos en oración.

¡Madre, enséñanos a decir: el Reino de Dios ya está aquí entre nosotros, ayúdanos a dar buenos frutos a la Santa Iglesia!