22/6/08

Soy como un extraño para mis hermanos.

Cuántas veces nos ocurre, que tenemos la sensación de estar actuando bien, y sin embargo, no nos entienden. Creo estar diciendo unas bellas palabras, y por el contrario, a tenor de lo que me responden, me parece que ni las oyen. Lo digo en plural y lo digo en singular, porque pienso en ti y en mí, y me es difícil pensar en singular, porque lo que es bueno para mí te lo deseo a ti también. Porque si a mí no me gusta que me critiquen, tampoco yo lo debo de hacer, tampoco tú lo debes de hacer, tampoco debemos hacerlo.

Qué fácil es cuchichear de alguien, qué fácil buscar el traspié. Cuántas veces la boca dice lo que no sabe, y cuánto daño se puede llegar a hacer, sin pensar en las consecuencias. ¿Eres cristiano?

Entonces, ¿por qué no actúas como tal? ¿No sabes que para Dios no hay nada imposible, que Él nos examina y ve en lo íntimo de cada uno, en el corazón? Hay quienes tienen un corazón de cristal, por lo transparente, y hay quienes tienen el corazón de plomo, por lo de sucio y contaminante.


Es justo en estas situaciones, cuando sé que hablan sin saber, que critican sin conocimiento de causa, es justo cuando me siento como un extraño, incluso para mis hermanos, y sin embargo, me devora el celo por las cosas de Dios. No me importa que me afrenten, sé bien para quién trabajo, por quién lo hago.

Los que estén libres de pecado que tiren la primera piedra. La Iglesia, nosotros, no tenemos el enemigo fuera, sino dentro. Cada vez que criticas y pones verde a uno de estos mis pequeños, a Mí me lo estás diciendo, a Mí me estás criticando. ¿Te suena?

¿Por qué te metes tanto con el cura? ¿Sabes lo que estás diciendo? ¿Por qué te metes tanto “conmigo”?

Señor Jesús, ayúdanos a multiplicar la oración y a dividir la murmuración, mejor dicho, ayúdanos a callar. ¡Hipócritas! No juzgues y no serás juzgado.

Me alegra ponerme de tu parte, y no ser un servidor de lo superficial, de lo terrenal, del dinero, y me alegra precisamente, porque sé con certeza que Tú estás conmigo, que también Tú te pones de mi parte.

Qué fácil es criticar al cura, a mí, y yo te pregunto: ¿Por qué no te quitas tus porquerías desde el silencio, desde la oración?

Cuando digo a “mí”, ¿quién es “mí”?

1 comentario:

  1. Creo que fue Confucio el que dijo "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti" (mas o menos). Yo lo tengo como mi "guía" y mi "lema" y añado como dijo Jesús.........el que esté limpio de culpa que tire la primera piedra...sólo Dios no se equivoca, los humanos sí, para éso está el arrepentimiento sino , ¿nos suena..... "si cuando vas o poner tu ofrenda sobre el altar te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti........(Mt.5, 23-24).
    Tan mal está hablar del cura mal como de ponerlo en los altares, son personas falibles en la calle pero, cuando están celebrando la Eucaristía, son los representantes de Cristo en la Tierra, son los intermediarios entre el Espiritu Santo y la tierra y ahí son infalibles. No es que se tiene que criticar al cura, sino a nadie, y en ese "mi" estamos incluidos todos los cristianos de buena fe, no los de "Jesús pequé, en aixir a qui fotré" perdón por la palabra pero es un dicho valenciano con mucha razón a la ora de "calificar" a algunos mal llamados "CRISTIANOS".
    Perdón si ofendí a alguien pero no transijo con los hipócritas,y conste que soy una p-e-c-a-d-o-r-a.
    gracias Tono por llamar a nuestras conciencias. Dios os bendiga a todos.

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