Las páginas de este libro no están escritas por un teólogo, son palabras salidas de un corazón que ha descubierto la grandeza del amor de Dios. En esto radica su valor. Un libro que puede ayudar al cristiano de a pie a descubrir también este amor. Un libro que nos habla claro y conciso que, dado nuestro ritmo de vida, puede servir de "información" para nuestra madurez en la fe. Padre Alberto Eronti. Roma.
27/6/08
El bien trinfará sobre el mal, siempre.
Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de “teatro” entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare. Luego se ofreció a que le pidieran algún “bis”. Un sacerdote muy tímido preguntó al actor si conocía el Salmo 22”. El actor respondió: “Sí, lo conozco y estoy dispuesto a recitarlo, sólo con una condición: que después también lo recite usted”. El sacerdote se sintió un poco incómodo pero accedió a la propuesta. El actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta de “El Señor es mi Pastor, nada me falta…” Los huéspedes aplaudieron vivamente. Luego llegó el turno del sacerdote, que se levantó y recitó las mismas palabras del Salmo 22. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, sólo un profundo silencio y lágrimas en algún rostro. El actor se mantuvo en silencio unos instantes, luego se levantó y dijo: “Señoras y Señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha ocurrido esta noche: Yo conozco el Salmo, pero este hombre conoce al Pastor” .
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Ejemplar y verdadero. Puedes tener todos los conocimientos del mundo, pero si no lo sientes(si no tienes amor)por muy buena que sea tu interpretación, no "cala", no "entra" , puedes aparentar que eres la mejor persona del mundo, pero si pasas de largo ante una necesidad,¿que ejemplo das?. No sólo debes interpretar, aparentar ser de lo mejor, debes hacer que se lo crean con tu ejemplo, como en la oración de san Agustin "Haz Señor de mí un instrumento de tu paz...."
ResponderEliminaros deseo a todos menos "interpretación" y más interiorización
Cuanta falta hacen los pastores.
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