28/5/11

EL PÁRACLITO

Continuamos con el discurso de despedida. Si recordáis, el domingo pasado Jesús se despedía de sus discípulos y les auguraba lo que próximamente les iba a suceder. Pero para ello, les dijo que ÉL es el camino que debían de andar para llegar al Padre.

Este domingo les anuncia su partida hacia el Padre y les promete que no les dejara solos. ¿Cómo puede ser que Jesús se vaya y prometa que no se quedan solos si Jesús es todo lo que tienen?

En primer lugar, Jesús les pide que guarden sus mandamientos. Y después les promete una recompensa. Una recompensa tan grande que no hay suficiente oro ni plata en todo el mundo mayor que esto: el Paráclito y el amor del Padre. Con el Paráclito se refería al Espíritu de la Verdad. Paráclito significa abogado, ayudador, consolador, defensor y al más importante de todos, con Espíritu de la Verdad se refería al Espíritu de la Verdad Divina. Es decir, les mandaba el Espíritu que les revelara la Verdad, todo lo que les faltaba conocer sobre el Padre. Todas ellas cualidades que Jesús había desempeñado mientras estaba con ellos.

A continuación Jesús les comenta que el mundo no ve ni conoce al Espíritu. ¿No será porqué no quiere verlo ni tampoco conocerlo? El mundo es incompatible con su Verdad. Jesús durante todo su ministerio fue denunciando la actitud de los fariseos, sacerdotes y escribas. Nunca quisieron comprenderle y en otras ocasiones Jesús les llamó ciegos porque nunca quieren ver ni reconocer la Verdad de Dios ni tampoco el pecado de ellos. En cambio, los discípulos si que pueden verlo, ya que Jesús ha vivido con ellos y han visto sus obras y han creen en Él.

Finalmente, nos prometió que no nos dejaría solos en el mundo, huérfanos. En este sentido, huérfanos quiere decir desprotegidos, desvalidos, por ello, les promete que van a estar acompañados siempre.

Finalmente, les dice que muy pronto el mundo no le verá, pero ellos sí que le verán. ¿Qué significa esto? Muy fácil. Jesús dice que el mundo no le verá porque sabe que su hora está llegando, y morirá. En cambio, los discípulos volverán a verle cuando resucite y se aparezca en medio de ellos. Entonces, ellos vivirán porque habrán recuperado su fe en Jesús.

Queridos amigos, Jesús con sus palabras nos vuelve a tranquilizar. Como nos ama no quiere dejarnos solos. Para ello solo tenemos que abrir las puertas del corazón para que entre el Espíritu y cumplir sus mandamientos. ¿Seremos capaces?

SANTIAGO CHECA RUBIO

1 comentario:

  1. Anónimo28/5/11

    Siempre que llego a estas alturas de curso con la carga del cansancio, los agobios, y un largo etc, etc, etc, la promesa del Espíritu tiene la virtud de resituarme ante la maravilla del amor en el Amor. Es muy cierto, Jesús con sus palabras nos vuelve a tranquilizar. Hay que tomar nota, espabilar, prepararse y permanecer abiertos. La capacidad está ... en potencia; hará falta ponerla en acto. Gracias.

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