9/5/10

¡Qué bueno tener Paz!


6º Domingo de Pascua
2º Domingo de Mayo- Virgen de los Desamparados
9 de mayo, 2010

¿Cómo se puede ser amigo de alguien si no hay una confianza verdadera en él? ¿Cómo ir a cenar y, no fiarse de lo que te dan de comer? ¿Me habrán envenenado?

Todo esto, lo resuelve Jesús de un plumazo, y nos llena de paz, de su paz, no la que da el mundo, sino de esa verdadera paz que coexiste en nuestro interior. Pero que cuando la tienes, da la impresión que el mundo, te la quiera quitar y, ¿quién es el príncipe del mundo?

Unos tienen que superar grandes pruebas, unas buenas dosis de tribulación, o lo que es decir lo mismo, grandes sufrimientos, produciéndose amargura, angustia, tristeza y, un sinfín de cosas más. Esto nos ocurre con todo tipo de personas, normalmente el príncipe escoge a las que más daño nos pueden hacer, es decir, al compañero de noviciado, al educador del seminario, a un familiar directo, mi hermana, mi hija, tu esposo. Pero si lo observas con cierta quietud de espíritu, en reposo, buscando el equilibrio que da la paz, en una habitación “segura”, en el Sagrario, qué suerte los que pueden, donde estés. Caminando alrededor del monasterio, dando un paseo, una caminata, verás, te lo repito, VERÁS, como eres tú mismo quién te revuelves inmediatamente hacia esta situación ciertamente tan desagradable.

¡Calla y escucha!

Sigue quieto, en esa actitud de la paz, déjalo pasar, como si se tratara de un mal pensamiento, respira hondo, sosiégate. La paz que Jesús nos da la hemos de acoger desde el amor, la alegría, no desde la rabieta del por qué tengo que aguantar yo esas “cosas”. El príncipe busca que pierdas el amor, el gran vínculo con Jesús, porque es desde el amor, donde la paz triunfa y se estima. Este deseo de amar nos hace aspirar a mucho más, y esto, justamente es lo que no quiere ese personaje que ya mencioné.

¡A mi me pasa justamente lo mismo que a ti! Me revuelvo ante “esa” provocación y, me siento ofendido, desafiado. ¿Pero qué ocurre entonces? Acabo de perder la paz, y así, en este estado, soy muy vulnerable.

Hay un monje benedictino del siglo VII, San Veda, que sigue siendo muy actual en estos días del siglo XXI:

“Quién rechaza la humillación, tampoco puede acoger la salvación.”

Recuerda: “mi paz os dejo, mi paz os doy, no os la doy yo como la da el mundo”.

Ánimo a todos. ¡Qué Dios nos bendiga!

Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos.

Vixca la Mare de Deu.

4 comentarios:

  1. Anónimo9/5/10

    Muchas gracias.


    La verdad, es que el verdadero problema es el amor. Me falta amor para amar a quienes no me aman. Me falta humildad para soportar a los que no me soportan. En fin, gracias por tu mensaje, lo releeré de nuevo varias veces.


    Un abrazo muy fuerte.-

    ResponderEliminar
  2. Anónimo9/5/10

    Me ayudan estas palabras tuyas.

    ResponderEliminar
  3. SHEMA!Tono, ¿me has leído el pensamiento?, tenemos que padecer una dificultad física para, obligados a la inmovilidad,dedicar un tiempo mayor al habitual para darte cuenta de lo afortunados que somos de poder encontrar en nuestro interior ésa Voz tan especial que nos dice.¿no ves que no se acaba el mundo porque tu te detengas? ¿no ves que dependes de Mí? Shema, escucha,descansa y disfruta en mi compañía,teniéndome a Mi ¿a quien temes?. Ora, medita y verás que afortunada eres.Tienes mi amor siempre.¿cómo agradecer tanto don?. Paz y Bién

    ResponderEliminar
  4. Anónimo13/5/10

    La verdad es que es dificil, y me falta esos momentos de dejarlo todo en manos de El . . .y se me va la paz, quisiera que las cosas no fueran como son, que el "otro" no actuara como actua, me siento turbado, por la sensacion de la impotencia. . . pierdo mi paz mi serenidad. Señor danos tu paz, y la capacidad para buscarla.

    ResponderEliminar