2/5/10

“No hay mal que por bien no venga”

5º Domingo de Pascua
2 de mayo, 2010


“ Después de haber salido Judas, Jesús dijo: Ahora se manifiesta la gloria del Hijo del hombre, y la gloria de Dios se manifiesta en Él” (Jn 13,31).

No hay mal que por bien no venga, de este evangelio y de este refrán cuantas enseñanzas y similitudes podemos encontrar.

Voy a contaros, lo mejor que pueda, cómo en estos días por un dolor agudo tuve que visitar al Dr. Muelas, y cómo este intentó saneármela en primer lugar, después intentó matar el nervio, pero todo ello sin éxito, y por fin, para poner término a mi dolor, hubo que llegar a lo esperado: la extracción.

Hay que ver cómo un dolor de muelas te deja paralizado por completo, no pudiendo hacer casi nada. Y así me refiero, a una comparativa con el Cuerpo Místico de Cristo, cuando uno de sus miembros sufren, todos los demás sufrimos con y por ellos, pero a veces no hay más remedio que la extracción, por el daño causado, por estar toda la pieza–la muela– podrida por dentro.

A nadie se le ocurre ir a la consulta de un cirujano maxilofacial, para extracción de una simple muela, sería algo desproporcionado, con el Dr. Muelas es suficiente. Para quitar un simple acceso cutáneo –un grano en la piel– a nadie se le ocurre ir al súper-cirujano... Para cada cosa está lo suyo.

Os imagináis al capitán general visitando todos los cuarteles, uno por uno, cada vez que un soldado o cualquier otro miembro comete un delito imperdonable. Y que tenga que ser él en persona, quién vaya para realizar la expulsión–la extracción– de la pieza, de la muela.

Viendo todo esto me pregunto, ¿por qué es el Papa el que tiene que extraer todas las muelas, todos los accesos cutáneos? ¿No hay obispos?

Hemos de demostrar que somos cristianos, y para ello Él nos enseñó cómo hacerlo, con el amor, amándonos como Él nos amó. A veces cuesta, pero creo que todo esto, que estamos viviendo tan doloroso y tan desagradable y que tanto daño está haciendo a las familias implicadas y a tantos cristianos de a pie, va a ser muy bueno, hace falta depurar toda la basura que pudiera haber. Y en todas las casas se realizan limpiezas a fondo de vez en cuando. Y nada mejor para ello que empezar por nosotros mismos, desde la oración, ¿no estará pasando esto porque rezamos poco? ¿Rezan los sacerdotes lo suficiente?

Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Recemos nosotros por todos los sacerdotes, como Jesús nos enseñó.

1 comentario:

  1. Anónimo3/5/10

    cuanta razon. Nos quejamos mucho, criticamos mucho, murmuramos mucho. ¿pero cuando y cuanto rezamos por nuestro parroco, nuestro vicario episcopal, muestro obispo o arzobispo? Y por aquel que no nos cae bien. . .

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