9/1/10

Todos los días una prueba

Todos los días somos bautizados de algún modo y todos los días necesitamos de la Fe, para superar mil pruebas que se nos echan encima sin pedirlas, sin desearlas, pero que la vida lleva incluidas en el paquete del propio manual de instrucciones.

¿Quién no tiene a su padre enfermo? ¿Quién no a su hermano o hermana? ¿Alguien que ha fallecido? ¿Quién no soporta en sí mismo alguna enfermedad? Y por supuesto nada de todo esto, ninguno de todos nosotros lo deseamos.

Todos los días hemos de superarnos y realizar nuestro propio credo, para traspasar tantas barreras como tenemos en esta vida. ¡Y más que vendran! Es lo natural, no lo que queremos, pero así es la vida.

Hay que luchar en el trabajo con ilusión, hoy que tantos no lo pueden hacer. Hay que pelear con los compañeros, con la familia, con todos los elementos propios de la Tierra, y además de convivir con todos estos, lo hemos de hacer con nuestro peor enemigo: Nosotros mismos.

Nos hemos de superar porque “hemos sido bautizados con Espíritu Santo y con fuego” y en el lenguaje bíblico el fuego siempre fue un elemento purificador e iluminador. El Espíritu es quién nos da las fuerzas necesarias para seguir adelante, los que tenemos esta fe, para pedir más, que no nos falte, y los que creen que no la tienen, pues igual, fuerza para ser positivos.

El Señor siempre nos dice “estar alegres”, y esto también es una disposición positiva, forma parte de la fe de unos y de la fe de otros. Y es que todos, unos y otros, somos creados por el mismo, porque Dios “no hace distinciones” y todos somos llamados hacia Él, con un mismo fin, la felicidad en esta vida y en la vida eterna, y mientras tanto ¿qué? Muy sencillo: vivir. Plantando cara a las contrariedades que nos puedan devenir.

¡Feliz bautismo! Y ánimo, tenemos un buen amigo que nos quiere con locura.

3 comentarios:

  1. Querido Tono. El tema que hoy nos has regalado, San Agustín lo denomina el combate cristiano.

    El término agón designa toda clase de lucha o combate, y es este vocablo el preferido por San Agustín para explicar el auténtico sentido del combate cristiano, citándolo también en La ciudad de Dios y Enarraciones a los Salmos. Tertuliano y Cipriano lo usan para referirse al combate de la fe de los mártires.

    Siguiendo la doctrina de San Pablo, San Agustín nos propone luchar con coraje, a imitación de Cristo, para vencer igual que Él. Mas no se trata de luchar contra enemigos exteriores, como creían los donatistas, sino contra todo nuestro mal, que procede de nuestro propio interior (Ortega y Gasset). En este combate, Dios mismo es el espectador y alentador, ya que no es un combate causado por la codicia, sino por la caridad. Oroz Reta lo define como el combate de la fe, la esperanza y la caridad cristiana, ya que la esperanza nos nutre y consuela frente a la herejía y el paganismo, mientras que es Cristo el que nos sana, purifica y justifica. Es el combate del amor en profundidad. Es la lucha diaria dentro de nuestro propio corazón, y nuestras armas son la fe y los mandamientos divinos.

    Te sugiero que leas "El combate cristiano" de San Agustín.

    Un fuerte abrazo a todos.

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  2. Anónimo12/1/10

    ¡Qué nivel tenéis!Aprendo mucho de tus reflexiones, siempre me hacen ver algo nuevo.Con mi sencillez sólo anotar que sin estar Jesús a mi lado yo no sería nada.

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  3. Ninguno seríamos nada.

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