7/11/10

Antes o ahora

Domingo XXXII T. Ordinario
7 de noviembre, 2010



Hoy, un día soleado, y aunque frío en las primeras horas de la jornada, pero luego un calorcito, nos alimenta. Es un día lleno de vida.
Hace muy pocos días les contaba a mis hijos lo que se hacía con los gatitos nada más nacer, apenas tenían un día, ya que antes, no se operaban ni a los machos ni a las hembras, y era raro, en las casas del pueblo, no hubiera uno o más gatos. Eran preciosos, ya que al haber animales y piensos, esos roedores de cuatro patitas y largo rabo se hacía dueños de la noche.
Hoy sin embargo, con las castraciones a los unos y a las otras, esto no pasa, no se pueden quedar embarazadas, hoy son gatos domésticos y, ¿antes qué eran? Lo que puede cambiar una conciencia. Como te digo, los gatitos a las pocas horas, a excepción de uno o dos, eran estampados contra una tapia, era su final, de un golpe duro.
Mis hijos me han mirado diciendo: ¡qué horror! Y yo les he preguntado a la gallega, y ¿por qué la gente es capaz de estampar a sus propios hijos?
Parece una paradoja, pero no lo es, es una tremenda brutalidad de nuestra sociedad, que parece pensar que si una ley lo permite, no es tan malo. ¿Dónde queda la conciencia personal, también en esa ley antinatural?
Y todo esto nos devuelve la realidad, y es que cuando uno muere, tan solo deja su uniforme terrenal, para llenarse del celestial. Pero claro en el juicio ¿cómo podemos juzgarnos “absueltos” de estos crímenes silenciosos?
El evangelio de hoy dice: “los que sean juzgados dignos de la vida futura... ya no podrán morir... porque Dios no lo es de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos”
¡Me quedo sin palabras! Tú y yo responderemos de nuestros actos. ¿No nos valdría la pena pensar más en la verdadera vida?
Aunque se meta la cabeza debajo del ala, la muerte es segura, nos alcanza, en un momento determinado. Algunos parecen tenerla más cerca, pero todos, todos pasaremos por ese trance: ¡afortunadamente!
¡Y veré al Señor cara a cara!

Posdata:
Me encantan los gatos, y hoy le rindo un humilde homenaje a Juan “Míau”.

4 comentarios:

  1. Gracias por el homenaje, jajaja.

    ¡¡Miau!!

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  2. Anónimo7/11/10

    Yo me he sentido igual que tus hijos cuando se estampa el gatito contra la pared. ¡Qué horror!
    Pero tienes razón en que, el que se permita abortar legalmente es mucho más cruel e inhumano: es un asesinato en toda regla.
    Ánimo y seguir escribiendo.

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  3. Anónimo8/11/10

    En la carrera de Derecho me enseñaron que la moral está por encima de la ley.Por algo nuestra Constitución prevé la objeción de conciencia (que no es sólo para no ir a la mili).Las leyes las hacen los hombres, y en esta legislatura, bastante a la ligera (hablo con conocimiento de causa), lo cual es muy peligroso.Son los cimientos de un futuro desastre a nivel social, personal, económico( este ya lo estamos viviendo)y sobre todo a nivel de los principios que van inculcando en las mentes de corcho.
    Vivimos con mucha hipocresía y con los ojos cerrados.
    Y por cierto, a mi también me encantan los gatos.
    María Isabel

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  4. Anónimo11/11/10

    ¡hola blog adictos!amis los gatos me dan repelus aunque no sea culpa de los animalitos sino de su pelo.ahora lo importante. yo conzco a un ginecólogo que pudiendo trabajar en "la Fe" no lo hace por objecion de conciencia y lo hace en un lugar menos valorado en el que puede negarse a practicar abortos. es padre de 7 hijos y el que va,¡¡ eso es una familia!!. pero lo mas indecente es que me mandaron un psp en el que se veía un chino comiéndose un feto abortado asado. me produjo tal repugnancia que no puedo ir a comer a un chino, aunque no todos los chinos sean unos depravados como el individuo del pps.¿ como puede votar un católico a éste gobierno, que permite el aborto,sea cual sea el motivo?
    Señor, protege y salva a los no nacidos. PAZ Y BIEN.

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