10/5/09

¿Llegas tarde al cine?

¿Cómo vivir, sin tener vivencias? ¿Cómo enamorarse tan solo de palabra? Las vivencias, las obras, las realidades, el conocerse mutuamente, es totalmente necesario. No puede haber amor sin encuentro. Por eso San Juan, hoy en esa carta suya nos dice que amemos de verdad, con obras, y que siendo así estemos tranquilos.

La confianza es imprescindible en toda relación. Cómo yo me voy a fiar de ti, si no te creo. ¿Cómo me dejo operar por un cirujano? Porque me fío de la facultad donde estudió, y del hospital donde trabaja. La entidad autoriza a éste para actuar y dar buenos resultados en los pacientes.

El Señor Jesús, nos lo dice bien claramente en este evangelio, “el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante”. Y algo que me llama poderosamente la atención, cuando prosigue “Sin mí, no podéis hacer nada.”

Y es cierto, porque para dar yo frutos tengo que estar unido a la vid. Un sarmiento suelto, en el aire, no tiene paso de savia, pero unido a la verdadera vid es cuando le llega el alimento completo, la savia, y es entonces cuando puede dar esos racimos de frutos. Y al pisar estos racimos, de ellos saldrá ese vino delicioso, que nos llena los momentos fundamentales de nuestra vida, de alegría y felicidad.

Todo francotirador necesita permanecer a un cuerpo, a un ejército que le mantenga sus necesidades tanto personales como de cualquier logística. Así pues, un cristiano no puede vivir alejado de la Iglesia, ya que está fundada por Jesús, y es para todos, universal, católica, pero también lo es individual, es donde el individuo encuentra su alimento fundamental, la ayuda de los hermanos en Cristo.

Cuando Pablo llegó a Jerusalem, los cristianos no se fiaban de él, porque sabían que había sido un perseguidor, pero fue un miembro de la Iglesia, Bernabé, quien lo presentó, y el miedo desapareció.

¿Cómo tener miedo, teniendo a Jesús con nosotros todos los días? ¿Somos cristianos de corazón, de verdad y con obras? ¿Cómo se puede ser cristiano y llegar tarde a la Santa Misa?

Cuando voy al cine, no veo entrar a nadie al final de la película. ¿Cómo es posible que más de uno, llegue siempre tarde a misa? ¿Dónde está la verdad de nuestras obras? Un día se comprende, pero uno tras otro, no tiene explicación. Será que hemos puesto a dormir nuestra conciencia.

Te imaginas que el cirujano llegara tarde siempre, sería un desastre colosal, ¡todos morirían en el quirófano! Y llegar siempre tarde a misa, ¿no es morir de algún modo?

Te voy a contar un secreto: a mí me gusta llegar media hora antes, para visitar a la capilla de la Adoración al Señor, y en silencio prepararme para recibir todos la Santa Misa, desde el principio mismo.

1 comentario:

  1. Anónimo16/5/09

    Tienes razón.
    No hay que llegar tarde nunca.
    Ni al cine, ni a misa... ni cuando quedas con alguien.
    Por cierto, ¿no deberíamos quedar algún día para cenar y hablar de ello?
    Mr. Kaplan

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