22/3/09

Dar un buen consejo

“Dime con quién andas y te diré quién eres”. Cuántas veces se ha dicho este refrán, y posiblemente sea verdad. Si vas con malas compañías lo normal es que acabes mal. Moverse en determinados ambientes raros y perversos suele conducirte a ellos sin remedio. Antiguamente se decía este otro refrán: “Quien no quiera polvo que no vaya a la era”. Son expresiones de la sabiduría popular, que en muchas ocasiones son ciertas.

Mi pregunta es: ¿Quién, viendo que su hijo, sus hijos, van con malas compañías, no intenta enmendar su camino? ¿Quién, si ve que su propio hijo anda metido con gente del mundillo de las drogas, no intenta acabar con esa relación? ¿No es acaso lo más normal del mundo que si unos padres ven algo muy oscuro intervengan para ayudar a su hijo? Y ahora mi pregunta va un poco más allá: y esto, ¿lo hacen los padres por egoísmo, para estar más tranquilos? ¿No será que queriendo a su hijo le desean lo mejor del mundo, e intentan ayudarlo?

Ciertamente es una actitud del amor de los padres para con sus hijos. ¡Siempre queremos lo mejor para ellos!

Conozco una ocasión, de personas cercanas, que a pesar de todos los intentos y esfuerzos por salvar a su hijo de esa situación tan complicada, no lo consiguieron. Los padres lloraban amargamente el día que lo enterraban. Llegaron tarde, su hijo estaba metido hasta el cuello.

Tiempo después, tuve la ocasión de charlar con el padre, y se sinceró conmigo, “tenía que haber actuado antes, pero no me enteré de lo que hacía mi hijo hasta que fue demasiado tarde”.

Qué natural es que los padres intenten actuar para el bien de sus hijos, por amor, procurándoles una buena vida. Pero, ¿no nos estaremos equivocando al darles tanto de material y tan poco de espiritual? O lo que es lo mismo, ¿no estarán sobrando tantos bienes y estarán faltando esos valores morales que dan la dignidad a la persona? En mi opinión sí, en muchísimos casos.

Así veo yo a Dios, nos ama tanto, desea tanto nuestro bien, que se pasa la vida intentando llegar a nosotros, comunicándonos del único modo posible, con el corazón. Ya en el Antiguo Testamento nos fue enviando a sus profetas, pero no hicieron caso, y el pueblo fue deportado a un país extranjero, algo parecido a la muerte, hasta que se cumplió una profecía del profeta Jeremías. Posteriormente, en ese derroche de lo que es Dios, en su amor lleno de misericordia, Él mismo manda a Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, para enseñarnos el buen camino, para que abandonemos las malas compañías, para que busquemos de todo corazón lo que es auténtico y nos llena de felicidad. ¿Es tan difícil pensar que actúa por amor? ¿Por qué no se le hace caso entonces?

Somos complicados y quizás mal pensados, pero yo estoy convencido de que tan sólo hay un gran amor por parte de Él, y desde siempre y hoy mismo lo único que nos pide es que nos dejemos amar.

¿Es esto tan difícil de creer? ¿Tú qué crees?

1 comentario:

  1. Anónimo21/3/09

    Es difícil al principio, pero si te paras a pensarlo es lo normal. Siempre deseas bien a la gente que quieres, y deberíamos desearlo también a la que no queremos tanto.

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