19/10/08

SED MISIONEROS

En primer lugar, y para clarificar al máximo este punto dentro de mis muy limitadas actitudes, nos tendríamos que formular la siguiente pregunta: ¿Qué es ser misionero? ¿Quién es misionero?

Según el diccionario, una de sus acepciones, es la de una persona dedicada a enseñar la doctrina cristiana a personas que la desconocen o que no la practican.

¿Quién es misionero entre nosotros? Pues claramente el que no es hipócrita, el que dice y hace lo mismo, el que sólo tiene una moneda, y sólo así se puede ser de Cristo, hablar con autoridad, que no es ni más ni menos que hacer, pensar, y decir lo mismo.

Qué tranquilos nos quedamos cuando mandamos unas moneditas a África, a Sudamérica... qué buenos somos. Y puede que sea cierto, pero cómo es posible que haciendo todo esto tan bueno con aquellos que no conoces, a mí que estoy junto a ti no me saludes. Cómo pueden haber personas de la adoración nocturna que no se saluden entre sí. Cómo pueden cofradías, tener presidentes que entre sí no se hablan, y puedan pensar que él es mucho mejor que el otro. Cómo es posible que tú vayas a misa todos los domingos y apoyes a partidos políticos que dicen sí a la muerte de los más indefensos. Cómo puede ser que seas cristiano, o eso digas, y te lucres con el dinero de otros, ganado dudosamente.

Cómo ser médico católico, sólo unos cuarenta y cinco minutos los domingos, y el resto de la semana ser lo contrario. No se puede ser misionero allí, y aquí un... pon tú el calificativo. Jesús lo tenía claro: un hipócrita.

Está muy bien apoyar a las misiones y a sus misioneros con nuestro dinero, con diez, veinte euros, y no con unos céntimos, y por supuesto y sobre todo, con nuestra oración continua. Pero aquí, tú y yo también podemos misionar, también somos misioneros, mostrar el Reino de Dios, porque nosotros vivimos en él confiados.

Dios nos ha elegido, y cuando se nos proclamó el Evangelio no solo hubieron palabras, sino que la fuerza del Espíritu Santo nos llenó de profunda convicción.

Oración y acción, ésa es la cuestión. Dar a Dios lo que es de Dios, porque Él es el Señor, y no hay otro. Fuera de Él, no hay dios.

2 comentarios:

  1. Anónimo18/10/08

    Hola Tono,todos de jovenes hemos querido ser misioneros. Cuando conocemos el capitalismo y el egoismo dejamos que el vecino sea el misionero.
    Podríamos pensar un poco más en el vecino y menos en el bolsillo.
    Te contaré nuesta nueva movida espiritual en privado.
    Por último, ¡estuvimos con el Papa en Lourdes! Que envidia os damos.
    Me alegro, un abrazo, familia de Madrid. FRN

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  2. Anónimo19/10/08

    Todos somos en algún momento u otro hipócritas,a veces casi sin darnos cuenta,es muy fácil enseñar la doctrina cristiana,pero lo difícil es traducirla a nuestta vida.Esto es como una carrera de fondo donde poco a poco con tesón y esperanza vamos acortando el camino a la perfección. Lo importante es no desfallecer en el camino y recordar que El siempre nos acompaña.Saber enseñar con el ejemplocomo nos enseño Jesús, esa es nuestra misión.

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