Las páginas de este libro no están escritas por un teólogo, son palabras salidas de un corazón que ha descubierto la grandeza del amor de Dios. En esto radica su valor. Un libro que puede ayudar al cristiano de a pie a descubrir también este amor. Un libro que nos habla claro y conciso que, dado nuestro ritmo de vida, puede servir de "información" para nuestra madurez en la fe. Padre Alberto Eronti. Roma.
2/10/08
Ángeles custodios, de la guarda
Ángel de Dios, que eres mi Custodio, ilumíname, custódiame, rígeme y gobiérname, ya que he sido confiado a tu piedad celeste.
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, no me dejes solo que sin ti me perdería.
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