8/11/09

No seas arrogante y fanfarrón

El jueves pasado, san Carlos Borromeo, nos decía: “todos somos débiles, lo admito, pero el señor ha puesto en nuestras manos los medios para vencer nuestra debilidad”. ¿Cómo vivir una vida angélica cada uno desde su condición? Y proseguía, “empleando los medios requeridos para ello: ayunar, orar, evitar el trato con los malos y las familiaridades dañinas y peligrosas. ¿Cómo progresar en la virtud? No exponiendo el fuego del amor divino.

De este mismo modo, hemos de actuar hoy nosotros, si queremos confiar en la Providencia Divina. Algunos dicen, ¡Claro, con tu fe! Quizás deberían sentir vergüenza, porque, posiblemente no están usando las armas que el señor pone en nuestras manos.

La viuda ya no tiene comida, pero reparte con Elías, confía, pone en práctica la generosidad al límite. Y no se vacía, ni la harina ni el aceite. La Providencia de Dios les da lo necesario. La otra viuda, está siendo observada por Jesús, ¡como tantos otros! “Viuda y pobre”, da lo que necesita para vivir ella. Su generosidad es superior a sus necesidades. Este detalle no pasa desapercibido a Jesús, y lo utiliza para enseñarles a los discípulos, que no visten ropas anchas, ni van de púrpura. Tampoco figuran en los primeros puestos, sino que son entrenados para servir, en vez de para ser servidos. ¡Cuidado con los escribas! ¿Quiénes serán esos escribas hoy en día? Sabemos que “les encanta pasearse con amplios ropajes, y que les hagan reverencias... buscan los asientos de honor” ¿Quiénes serán...? No te preocupes, Dios los conoce por dentro y sabe quien es arrogante y quien no.

Por todo esto, nosotros hemos de rezar por nuestro clero, por sus intenciones, por su deseo de vivir la santidad, y más en este año sacerdotal. Puede que algunos hayan olvidado sus promesas, y a Quién se las hicieron, ya que “por sus obras los conoceréis”.

¿De qué se trata en realidad? De mantener la fidelidad perpetuamente, porque el Señor nos ayuda en todos los momentos, pero sólo, si nosotros, pedimos ayuda. Y a pesar de todo y de todos, Él reina eternamente, e intercede por todos nosotros. Por todos.

Esos “escribas, recibirán una sentencia más rigurosa”, por eso todos hemos de ayudarles, para que bajen, y sean nuestras cabezas visibles, nuestros puntos de referencia, desde el ayuno, la oración y el sacrificio. Ni mas ni menos que lo que la Virgen María, Madre de Dios, ha pedido en todas sus apariciones.

Madre de la Iglesia, ruega por nosotros, y que San José, tu esposo, nos eche una mano.

2 comentarios:

  1. Anónimo8/11/09

    El Señor escucha nuestras oraciones y nos concede lo que quiere y cuando quiere. Para eso es el Jefe. Él sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Por eso la mejor oración es "hágase tu voluntad". Y en su voluntad podemos dormir tranquilos.
    La Paz esté con vosotros.

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  2. Anónimo9/11/09

    En cuanto a la arrogancia:
    El tema es más complejo de lo que asemeja, porque como decía S.Agustín,incluso la admisión de la propia soberbia puede ser un acto de vanidad. Lo cual da mucho de que pensar.
    Se puede ser jactancioso con consciencia de ello o no, pero he observado en la mayoría de la gente, incluido yo, que creernos ser más de lo que somos.
    Puede ser que esto nos produzca alegria (Creernos especiales), o dicho mas modestamente, nos proteja la autoestima.

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