13/9/09

La cruz como respuesta

Jesús, siempre caminando, siempre haciendo, siempre con actividad, como hoy día les pasa a tantos sacerdotes, siempre ocupados en las cosas de Dios, ayudando, prestando su hombro a todo aquél que lleva una dura carga: acompañando.

“¿Quién dice la gente que soy yo?” A veces qué difícil resulta esta pregunta cuando la hemos hecho en nuestro pequeño círculo. Cada uno dice una cosa, y aunque parecida en la mayoría de los casos, al mismo tiempo es diferente, porque cada persona tiene una experiencia de Dios. Pero, ¿quién comprende de verdad a Dios? Es una cuestión difícil, porque si no existe esa entrega total a sus brazos, a su voluntad, no se puede entender nada. Las medias tintas no valen. Algunos sacramentos son más fáciles de cumplir que otros... son opiniones que con relativa facilidad pueden darse por respuestas.

“El que quiera venirse conmigo que cargue con su cruz...” La cruz como respuesta incondicional a Cristo, y la cruz como en los tiempos antiguos, como elemento de salvación. Ya el mismo profeta Ezequiel, en el capítulo 9, habla de la tau-cruz, como elemento de la salvación. Claramente, esto tiene connotaciones de que un aferrarse a lo propio de uno, a la auto imagen, cuando yo quiero ser yo, entonces me alejo de Dios, pero cuando yo, me pongo en sus manos totalmente, Él, como Dios mismo, nos regala la vida verdadera, y dejamos la vida de las apariencias.

Creo que lo importante es conocerlo, y para ello hay muchas formas, pero una que puede ser válida es ponerse en su presencia y pedirle su ayuda, ya que sin Él nada podemos. Si no me presta su auxilio, ¿qué puedo hacer yo?

¿Cómo comprender la voluntad de Dios, hoy, cuando está lloviendo? Es imposible. Es un misterio, pero la pasión, son muchos los santos que hablan de ella como totalmente necesaria. Santos cercanos a nosotros, santos recientes en la historia. El sufrimiento, la pasión, pueden no ser estériles si hay un ofrecimiento continuo a su voluntad. Y nada mejor, como hacerla en los brazos de Santa María, ella, con esa dulzura, nos hace meditar y comprender, llevándonos siempre a los brazos de su Hijo. Su hijo Jesús, que nos espera con los brazos abiertos, derramando desde su Amor, desde su Corazón, ese torrente de gracias y de perdón, tan sólo por mirarlo y decirle: ¡ayúdame! Con su Misericordia Divina sale al encuentro de nuestra salvación.

Y tú, ¿quién dices que es Jesús?

2 comentarios:

  1. Anónimo13/9/09

    JESÚS LO ES TODO

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  2. Anónimo15/9/09

    Ade dice:Jesús es el que me acompaña en todos mis quehaceres y al que estoy siempre dándole las gracias por todo lo que me regala, también le pido consejos, es como alguien al que necesito siempre a mi lado y al que llevo en mi corazón, sin Él yo no sería nada

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