15/12/07

Y sintió lástima de nosotros


“ Jesús bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él”

Cuántas veces tú, en tu caminar por la vida, vas bordeando las dificultades, viviendo en lo gris, en un mundo difícil, donde casi nada parece importar. Donde la supervivencia es el único estímulo de vida.

Mientras unos tienen tanto, otros nada, absolutamente nada, pasando todo tipo de calamidades y penurias. En unos días donde hay tantas luces, parece que las sombras son más inmensas, profundas y dolorosas.

Es normal, porque solo hay una Luz, solo hay uno que ponga orden y paz en tu vida, y por supuesto en la mía. Fíjate que san Mateo dice que sintió lástima de la gente, porque: ¡llevaban ya tres días con él y no tenían que comer!

Es el mismo Jesús quien se preocupa del hambre, y da. Pero para ello se necesita urgentemente la oración de todos nosotros, y nuestras manos, también, para por ellas poder actuar él, sin llamar la atención, sin magias ni hechizos raros. Él es discreto y tiene que actuar por medio nuestro, y entre todos, aunque nos parezca que somos pocos, somos muchos. Y más si nos unimos en la oración con toda la comunión de los Santos, recordando a estos últimos 498 mártires y santos.

Hoy que hay tanto saber en las alturas, nos olvidamos, se olvidan de lo fundamental del pueblo de Dios. Lo que siempre fue: la oración.

Hay quienes se permiten matar en nombre de Dios, y lanzan mísiles, que llaman inteligentes, desde el quinto pino, para destrozar una sala de fiestas, donde la única gente que había, estaba celebrando una fiesta. ¡Donde hay amor allí está Dios! ¿Tú lo puedes comprender? Yo no. Es una vileza más de los poderosos. ¡Un error! Reconocen, nos dicen muy seriamente, ¡ha sido un error!

Menos mal que te tenemos a ti, Señor Jesús. Gracias por estar siempre y en todos los momentos con nosotros.

De ti comemos tanto de espíritu como corporalmente. Después de tres días, nos das a comer, y nos curas los pies, el hígado, los oídos, los ojos.

¡Cuanta ceguera por soberbia! ¡Hay quienes se creen tan superiores! Después un pequeño bichito, un virus, nos pone patas arriba a todos.

¡Menos mal que te tenemos a ti! ¡Id a anunciar sin miedo lo que estáis viendo! Los cristianos damos esperanza, no la vendemos. Si no ves esperanza, habría que hacerse una pregunta muy seria: ¿Estaré enfermo? Ve al médico, de cuerpo y alma.

Gracias por estar con nosotros, Señor Jesús.

1 comentario:

  1. Anónimo20/12/07

    Hola soy Tono, el hijo del escritor tengo 11 años creo y seguire creyendo que hay que anunciar la llegada de Dios porque sin él,sin su amor y vida no viviríamos,no creeríamos. Gracias a él conocemos a los santos,la Virgen,todo esto es gracias a él.
    Gracias Tono

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