3/2/13

¡QUÉ FELICIDAD! primer capítulo de Antonio Escobedo

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De nuevo viajamos a Lourdes
Mi querido Alberto, me tienes en la sequía, desde
hace tiempo no sé nada de ti, mientras tanto yo sigo
aquí, como siempre, viviendo la vida con intensidad.
A diario.
Tras las cartas que escribí en el libro ¡Qué alegría!,
donde contaba todos los cambios, esos cambios tan
enormes en mi vida, y, al mismo tiempo tan suaves,
como si nada pasase, de un modo tan natural que no
me daba cuenta de ellos, hasta transcurrido un tiempo
después, llega hoy este otro libro: ¡Qué felicidad!
Ahora me piden que conteste a algunas preguntas
que me formulan, y que además, ya me anuncian que
queman.
Mi alma se ha ido llenando de esa alegría absoluta
que sólo en Dios es posible hallar. Tras la alegría llega
la felicidad, ya que siempre, siempre la felicidad viene
precedida de la gran alegría, como los rayos del sol
vienen precedidos por la aurora.
La luz viene tras esa primera claridad, que se antepone
al día. Y así vino Jesús por María, la Luz y la Aurora.

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