2/8/09

Feliz Verano

Estamos en días de mucho calor aquí en estas latitudes, desde Valencia, y empiezan algunos a hacer sus cábalas sacerdotales. Tantos se han ido, han colgado el hábito; otros han sido designados a Roma para ampliar su formación, y sus huecos, ahí están. En este año 2009 han sido ordenados 4 sacerdotes. Empiezan a no salir los números, sobre todo en los pueblos y en las aldeas, mientras que en la capital hay parroquias con dos, tres, y puede que más sacerdotes.

Por si fuera poco, algunos se dedican a castigar y sentenciar a los malos sacerdotes que según ellos lo merecen. Y todavía se complican más los números. Algún otro toma drogas, y puede que éste sea un adicto al juego.

Puede que todo esto sea verdad, pero yo te voy a preguntar a ti, a tu corazón directamente, ¿qué has hecho tú para mejorar todo esto? ¿Rezas todos los días por los sacerdotes y por sus intenciones? Las cosas no pasan porque otro lo haga mal, las cosas empiezan en ti y en mí, con deseos de ver más lo malo que lo bueno. ¡Calla ya! Y recemos por ellos, y sobre todo por sus intenciones. ¡Cuántas y pesadas deben de ser éstas! ¿Acaso por un sacerdote y sus errores vas a abandonar a Cristo?

La Iglesia, con sus errores y sus aciertos –muchísimos más- sigue caminando hacia delante, hacia un mundo mejor, aun a pesar de muchos ataques producidos por envidias, y sobre todo por ignorancias. ¿Cuántos errores cometes tú? Y no te voy a hablar del adulterio en los matrimonios, no voy a hablar de las mentiras al cónyuge, de cómo a veces los hijos molestan para los deseos egoístas, sí, he dicho egoístas, de los padres... y luego las lamentaciones, los arrepentimientos. No te voy a decir cómo tu esposo/a te ha perdonado esas “canitas al aire”. Y tu, ¿no eres capaz de comprender, ya no digo de perdonar? Mira lo tuyo, y como nadie te ha nombrado juez, puesto que solo Uno es, ve a lo tuyo.

Empieza por preguntarte, ¿qué tengo que hacer para trabajar en lo que Dios quiere? Él te lo dice bien claro, que creas en Jesucristo, como verdadero Dios y verdadero hombre. Quizás no veas los signos que Él hace, su obra, para que puedas creer en Él. Es normal, si llegas tarde a Misa, no lo puedes ver; si vas por cumplir, porque siempre lo he hecho, así no verás nada. Si criticas tanto y todo; si llevas de intrigas a la parroquia, si te vas de vacaciones sin un buen libro religioso, por ejemplo, este año, uno del Cura de Ars, para conocerlo y ver uno de los muchos curas santos que ha habido y que hoy en día hay en muchas de nuestras parroquias, aunque nadie es perfecto. Si miras bien, con tu corazón enamorado, verás cuántos buenos sacerdotes hay.

Si quieres ver a Cristo ve a su encuentro, en los sacramentos, abrázate con Él en el perdón, con una confesión sincera y profunda, porque Él mismo te está escuchando. Luego acude a la Gran Mesa, a esa fiesta dominical, a escucharle en la Palabra y a saborearlo y adorarlo en comunión, uniendo y no separando, porque Él es el pan de la vida, tanto el material como el espiritual.

Si te quedas en el silencio, una media hora antes de la misa, seguro que lo verás y lo oirás. Y quién mejor que su Madre para que te conduzca a Él, desde esa oración siempre fresca y diferente, incluso diferenciada, que es el Rosario. Algunos comentan que se aburren... No hay duda; no lo rezan, ni lo intentan, ya que María, Madre de Dios y Madre nuestra, no falla jamás, y de modo fácil pero certero nos conduce a Él. Me permito la licencia de pedirte oración por los sacerdotes y por todas sus intenciones. Los obispos también son sacerdotes. Tú quieres ver los signos del Señor, pero y Él, ¿puede ver los tuyos?


PD: Escoger un buen libro también es oración. ¡Feliz verano!

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