27/4/08

Al que me ama, me revelaré a él

¿Quién ayuda a quién? ¿El que da o el que recibe? Si lo pensamos con la mente la respuesta está rápida en la lengua, pero quizás no deberíamos de precipitarnos. Incluso lo que es claro, de pronto gira, no se sabe cómo, y pasa a mantener otra posición.

En un día muy nublado, le pregunté a mi amigo Eduardo, éste señor pastor del cual no hace mucho te contaba: “¿Hoy lloverá?” Era evidente la respuesta, todo parecía indicar que sí. Él miró al cielo, respiró como olfateando “al aire”, me miró y me respondió: “A la noche te lo diré”. ¡Genial, mejor imposible! Parecía con toda seguridad que iba a diluviar. Se giró el viento y no quedó ni una nube. En su lugar sólo frío.

No podemos afirmar lo que no conocemos con toda seguridad. Permíteme que te relate una vivencia.

Visitando a una enferma, vi que llevaba mucha alegría, y pensé por ello que yo “le hacía un buen favor”, es decir, que ella recibía más que yo. Pero un buen día, muy próximo a su muerte, me dijo: “Por la oración de cuatro persona, el mundo se sostiene.” La verdad es que oí a “alguien” más en esas palabras que acababan de ser pronunciadas por ella.

Interpreté que esa respuesta era para meditarla, y así lo hice. Sin nada extraño, sin nada raro, ni mágico, “algo” muy grande me llenaba de una gran y profunda alegría. Y pensé que el Espíritu estaba “revoloteando” por allí, porque esto era fruto de Él.

La meditación se me hizo más profunda, ¿quién ayuda a quién? Yo salía de aquella casa, cada vez, con más fuerza, con mucha paz.

“Al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.”

Quizás allí “alguien” se me estaba revelando a mí, quizás... ¡una maravilla!

Otra mañana, con la muerte grabada en los ojos, me miró un una fuerza y una penetración tal que me di cuenta de que era el Señor Jesús quien me estaba mirando. ¿Quién ayudó a quién?

Todos nos ayudamos a todos, o así deberíamos hacerlo, en vez de tanta tele-basura, visitar a nuestros enfermos. Llenarlos de nuestra esperanza, y que nuestras palabras sencillas, pero llenas de amor, los hagan explotar de alegría, y Cristo se nos revelará a nosotros, a todos. Y todos seremos ayudados, consolados por el Espíritu, y si somos consolados nosotros, ¿por qué no somos capaces de consolar, de alegrar a nuestros semejantes?

¡Donde está el Espíritu, allí hay una gran alegría!

Entrevista en Popular TV Valencia

Hoy sábado, entre las 14h. y las 15h. se va a transmitir una entrevista realizada, desde la Ermita de la Soledad Gloriosa, por motivo del libro ¡Qué alegría!, en POPULAR TV.

20/4/08

No lo dudes

Mis queridos hermanos, así es como hoy hay que empezar, de este modo tan familiar en la proclamación de la Palabra de Dios, y a veces tan raro y ajeno a nosotros, por la práctica de lo común, por no ser ordinario en nuestra vida, por no sentirnos un solo cuerpo, y hermanos en Cristo. Todos nosotros somos la Iglesia. Todos tenemos parte en ella, tanto de las alegrías de unos, como de las tristezas de otros.

Hoy precisamente: “Que no tiemble vuestro corazón, creed en Dios, y creed también en mí”, nos dice Jesús. Hoy, donde el escándalo nos ha salpicado a todos los que formamos la Iglesia, por esos más de 11.000 casos de abusos sexuales, por parte de esos más de 4.450 sacerdotes implicados y gestores de tan cuantiosa maldad.

A pesar de todo, nuestro Papa, ha dado la cara, ha pedido perdón, y se ha reunido con las víctimas, con una representación, mientras otros cenaban por todo lo alto. Él mismo había sido invitado por el presidente de EEUU. Pero con su sencillez y humildad, se ha excusado diciendo que no está acostumbrado a estas magnificencias, y en su lugar, y por sorpresa de prácticamente todos, se reunía con una representación de las víctimas.

¿Qué institución hace esto? ¿Quién pide perdón? ¿Quién se enfrenta al problema dando al cara el máximo representante?

Solamente la Iglesia Santa, sí, porque es Santa, a pesar de muchas degeneraciones cometidas por algunos de sus indignos representantes. La Iglesia Santa, y en la cabeza de ella, nuestro papa Benedicto XVI, pidiendo purificación: “esta Iglesia necesita purificarse.” Nuestro Papa, pidiendo a todos pureza, castidad en sus actos, en sus vidas, porque sólo así es posible ver a Dios, desde esta transparencia del alma.

Es cierto, tienes razón. Hay sacerdotes que lo hacen... mal, muy mal. Allí muchos, como se ha reconocido, y aquí, también los hay, de un modo u otro. ¿Dónde están y estaban los obispos? ¿Por qué tapan y tapaban todo? Es peor, cuando hay enfermedad, tanto de cuerpo como de alma, hay que tratarla, darle el antibiótico preciso para ello, para mejorar, para curar. Y en caso contrario, las palabras del Papa: “Los pedófilos no pueden ser sacerdotes”.

¿Y tú? ¿Crees que no tienes nada que ver con todo esto? Me refiero a ti, tanto al obispo, como a cualquier miembro de la Iglesia, a ti que te quedas siempre en el último banco. ¡Sí, a ti , a todos nosotros!

¿Acaso no tenemos todos parte de culpa?

Si me lo permites, creo que sí, y lo creo porque cada día se reza menos, cada día se pide menos por los sacerdotes, los obispos, cada día hay menos oración por parte de todos, de todos. Por tanto, somos responsables de esos abandonos sacerdotales, pero aun así hoy Dios nos habla, y muy claro: “Que no tiemble vuestro corazón”. No podemos dudar de Él, y su Iglesia, nuestra Iglesia, es Santa, a pesar de todos estos escándalos.

El mundo vive con nosotros, y nosotros con él, y la Iglesia igual. Vivimos en el mundo, y la forma de vencer al mundo es la Cruz, con el dolor, con la oración, pero siendo Uno, siendo todos en Cristo, y desde nuestra oración venceremos y seguiremos caminando. Por la oración de un Santo, medio mundo se sostiene, recuérdalo, y que no tiemble tu corazón.

Recemos, recemos por nuestra Santa Madre Iglesia, por nuestros obispos, por nuestros curas, por nuestros jóvenes, por nuestros enfermos, por todos nosotros. Recemos mucho, mucho más. Si el mundo va tan mal, es porque falta la oración en nosotros, en la Iglesia, en el mundo.

Tú que lees y callas: ¿Qué opinas?

13/4/08

El buen pastor

Mi querido amigo Jesús:

En el lento caminar de esta vida tan hermosa, con la luz que tú nos envías en esta primavera, dando un paseo por estos tus campos, exhalando las fragancias del azahar, la flor de los naranjos, que penetra y empapa nuestra alma de esa belleza y bondad.

¡En todas partes te veo! Caminando junto a nosotros, hoy, en este día donde la importancia de los pastores es tan grande. ¿Quizás será porque nos faltan? Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, y qué verdad más grande es.

Qué trascendental es el Pastor en su rebaño. Mi amigo Eduardo, pastor desde siempre, aun a pesar de la artrosis de sus rodillas, sigue saliendo con un gran rebaño de ovejas y algunas cabras. Al amanecer, con las primeras claridades del alba, ya está allí en el corral, donde duermen todas a cubierto y protegidas en la noche. Resulta maravilloso cómo los perros, aún no ha llegado él junto a la puerta, y ellos ahí están. Ya lo han oído y olido, y en cuanto los saluda, empiezan todas las ovejas a balar, también reconocen su voz, y comienza un espectáculo de ruido y polvo característico.

¡Cómo registran la voz de su pastor! Y Eduardo, con la familiaridad de todos los días, entra y vuelve a cerrar la puerta. Los perros quedan allí sentados, a la espera de su nueva voz, orden. Son sus fieles servidores. ¿Has visto alguna vez cómo trabajan estos animales con todo el rebaño? Realmente es un gozo poder caminar junto a Eduardo, junto al Pastor, y ver tantas cosas que no podríamos ni tan siquiera imaginar.

Poco a poco, todo el rebaño está preparado y revisado para la marcha, aunque siempre queda alguna oveja en el aprisco, por haber parido y tener allí a su hijito. Todas las demás, a la voz del pastor, marchando éste delante, una tras otra, van saliendo todas, y ya los vigilantes, empiezan a estar alerta a la voz del pastor.

Un día, nos encontramos con él por el campo, mi mujer, los chicos y yo. Nos saludamos y mantuvimos una conversación y le pregunté:
- Oye Eduardo, ¿a mí también me harían caso?
- Pruébalo, eso es fácil de saber - me respondió él.

Y así lo hice, empecé a darles órdenes tanto al perro como a las ovejas, sin ningún resultado, y con una risa sincera, él me decía:
- A ti no te conocen. No saben quién eres.

¡Cuántas curiosidades hay en la vida! Al Buen Pastor, todos lo conocemos, y Él nos va llamando por nuestro nombre, nos invita a entrar por la puerta, a seguirlo, para buscar nuestra propia salvación, pero aún así, hay quienes no lo escuchan, no lo reconocen.

Señor: ¿Cómo poder entrar por una puerta tan pequeña, cuando yo soy tan grande?

Dame humildad para hacerme pequeño, y caridad para escuchar tu voz en tantos necesitados como hay.

Y mi pregunta para ti, amigo lector, ¿Cómo vas tú de tamaño?


6/4/08

De camino

Bueno amigos, de nuevo en este primer día de la semana, domingo, día del Señor, una oportunidad más se cruza en nuestro camino, para permitirnos el encuentro con Jesús, al igual que aquellos dos discípulos que caminaban hacia Emaús, o lo que es lo mismo, de espaldas a la Jerusalén del Señor. Esa ciudad que representa el cielo, los caminantes marchaban en contra dirección. Se podría decir que iban en dirección prohibida, no haciendo aquello que el Señor Jesús les había en cargado.

Alejados de una vida de oración, alejándose de la esperanza, para marchar hacia el abandono, la diversión, el vacío en definitiva, si no se va acompañado del mismo Jesús, ya que en Jerusalén también lo podemos pasar muy bien, ya que la vida junto al Señor tiene más alegría (¿te suena de algo Qué Alegría?¿Quizás a un libro?), más plenitud, más autenticidad que todo lo demás.

Recuerdo estos días pasados, cómo una enferma por depresión no tenía fuerzas ni para levantarse, no podía, era como una paralítica vencida totalmente. Su vida era, había sido, hacia Emaús, hacia la desesperación, de forma auto engañada, sin querer ver lo que tan evidente era.

Allí, echada, al borde del camino, alejada de todo contacto humano, como aquel ciego sentado al “borde del camino”, y menos mal que encontró a su familia, que se volcó con ella. Madre de tres hijos, y sin rumbo, a la deriva. Su vida se veía peligrar.

Un día, mejor dicho, una tarde, la encontré con dos de sus hermanas en la capilla del Sagrario, la miré y vi su dolor. Ella se arrodilló, por indicación de una hermana, y clavó sus grandes ojos en el Sagrario. Al pronto, dos ríos de lágrimas recorrían sus frías mejillas, pero ella seguía, con su mirada puesta en el Sagrario.

Acto seguido fuimos participar de la misa; ella nunca antes había entrado en una iglesia, pero allí con nosotros estaba. Sin perder palabra, no sabía lo que era la Palabra, pero en ella entró, y de nuevo muchas más lágrimas. Durante todo este tiempo, en el Rosario de la Ermita, el de los domingos, (que de nuevo retornaremos a rezar el día 13-04-2008), a las 5 de la tarde, allí pedíamos por ella, toda la comunidad rezó por ella. Reunidos junto a la Virgen María.

Pues como os digo, ella se me abrazó al final de la misa, y en ese abrazo intenso, vi al Señor Jesús. Charlamos un buen rato y hablamos de muchas cosas.

Para resumir y no cansar a nadie, fue, se confesó, sí, como lo oyes, de corazón, sabiendo por su fe, hacia mí, que esto le iba a liberar del mal camino. Empezó a mejorar de forma rápida, y se inició en el rezo del Santo Rosario a diario, y su vida ha mejorado en mucho.

“¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?”

Aquellos dos discípulos, mientras Él les hablaba, se encendieron por dentro, su corazón les dio un vuelco, y le pidieron al Señor que se quedara con ellos, aún sin haberlo reconocido. Y al partir el pan, como en la Eucaristía, al cenar, lo reconocieron y se abrieron sus ojos. Estaban alejándose paso a paso, poco a poco, de la alegría. Iban hacia las tinieblas, pero se levantaron al momento y corrieron hacia Jerusalén, ya no caminando, donde estaban sus compañeros en oración, reunidos con la Virgen María, y les contaron -dieron testimonio- lo que les había pasado.

¿Nosotros también lo reconocemos en la misa? ¿Escuchamos su palabra?

¿Hacia dónde caminas tú? ¿Hacia Emaús, o hacia Jerusalén?

2/4/08

NOTICIA

El viernes día 4 abril del 2008, es decir, pasado mañana, la Cadena COPE radiará en Onda Media ( dial 1296), no en la FM (93.4) y dentro del programa del Espejo de la Iglesia en Valencia, entre las 15 y 16h, una entrevista realizada por motivo de la conversión y publicación del libro ¡Qué alegría!

La entrevista la hace D. Luis María Agudo, y dura sobre unos 15 minutos aproximadamente .

Podéis dejar vuestros comentarios aquí mismo cuando la oigáis.