25/3/13

DOMINGO DE RAMOS

Hosanna. Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el Reino que llega.”

Gritos y vítores de la gente sencilla, del pueblo, al que entra montado en un borrico, tal y como la Escritura decía que lo haría el Rey: el Mesías de Israel.

Los jefazos, los más preparados, tan solo vieron en Él a un agitador que poco a poco iba desmontando una paradeta, como se diría hoy. Ellos lo tenían estudiado, y sacaban su partido de todo.

Pero Jesús, sin miedos, sabiendo dónde va, entra triunfante, le alfombraron el camino por donde iba a pasar. Lo reconocían como Rey del Reino de Dios.

Pero hoy, si entrara en nuestras ciudades, ¿lo aceptaríamos? ¿O también exigiríamos una demostración de fuerza y poderío, un tanto similar a superman?

Nuestras sociedades mercantiles, religiosas, y de todo tipo, ¿sabrían ver al que viene para ayudar al pobre y desvalido? ¿O también en el momento más duro lo abandonarían porque no ha superado nuestras expectativas?

A Jesús no se le puede detener, de un modo u otro, Él entra, se nos acerca, se interesa por nosotros, por los enfermos, aquellos que estaban en las piscinas de Betlesda.

Lo cierto es que su llegada siempre nos proporciona un gozo desbordante, incluso cuando estamos solos, sabemos que Él está junto a nosotros, los demás se alejan, pero Él siempre atento a todas nuestras necesidades. Él conoce nuestras debilidades, mejor que nosotros mismos, por eso incluso cuando no somos conscientes, nos proporciona más de la cuenta, para poder superar nuestras torpezas, como humanos que somos.

Él entra triunfante, sabiendo que la cruz está ahí, pero también conoce la forma de dar la gloria, en su Resurrección, que por nuestra fe sabemos que también un día nosotros la disfrutaremos.

Nosotros siempre debemos darle la gloria, y nuestra gratitud, porque por su gracia, podemos superar muchas pruebas y tribulaciones. Y esto Él lo aprueba, y para ello te recuerdo el mismo texto de San Lucas, donde unos fariseos le piden que reprenda a sus discípulos, y Él les contesta: “Si éstos se callan, gritarán las piedras.”

No podemos callarnos, no podemos ocultarnos, somos lo que somos, y lo somos por la gracia de Dios.

1 comentario:

  1. Anónimo25/3/13

    Todos queremos ser libres. Es de ley natural por voluntad de Dios, que "nos creó a imagen suya".
    Se trata, pues, de un deseo innato, universal del ser humano. ¡Sublime Don el de la Libertad!,que todos estamos llamados a desearlo,vivirlo con alegría - con frecuencia, no exenta de dolor -, en la misma medida que buscamos la verdad. Escuchemos, atentamente, a Jesús:"Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad,y la verdad os hará libres" Jn 8, 31-32.
    Vivir en la verdad, con amor, con valentía y sin miedo, es nuestro peor enemigo. Así respondió la beata Madre Teresa de Calcuta al periodista que le preguntó ¿cuál es el peor enemigo del hombre? "El miedo", le respondió inmediatamente.

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