19/2/12

Por ser más...¿Te cres más rico?

Recuerdo como desde hace algún tiempo, un viejo amigo me decía: ¿quieres conocer a alguien muy feliz? Por supuesto, y ojalá nos contagie.

Y allí que nos fuimos. Era una vieja casa, con aspecto de abandonada, que en otro tiempo debió ser una magnífica casa de campo. Conforme nos acercábamos más, se veía claramente lo descuidada que estaba, pero no perdía ni belleza ni dignidad. La puerta estaba abierta, y entramos llamando:

- ¿Manuel?
- Sí, pasar que estoy en el comedor.

Menuda estancia aquella, era una sala rectangular llena de estanterías donde se amontonaban libros cubiertos por el polvo, muchos enseres que evidenciaban una vida pasada intensa.

- ¿Vives sólo?
- Depende – respondió Manuel-. ¿Te refieres a mi familia?
- Sí, por supuesto.
- Entonces sí que vivo sólo. Pero te tengo que explicar que jamás estoy solo. – Y guardó silencio.- Siempre tengo la compañía de un buen amigo, el mejor, y todo lo que necesito me lo proporciona, incluso diría que más.

No comprendía, pero lo cierto es que él estaba en un nivel diferente al mío, no me valoraba por lo que pudiera tener en este mundo, y como si estuviera leyendo mis pensamientos me dijo:

- ¿Acaso crees que vivo en otro mundo, que me he vuelto loco? No contestes, así es. Vivo en otro mundo, donde la alegría y la paz no me faltan jamás. ¿Tú también las tienes?

Y era cierto, vivía en otro mundo. Nos sentamos allí y mi amigo le dio algunas cosas de comida que le había encargado. Yo no se como, pero me dormí. Al despertar me dijo:

- Cuando quieras vuelve, porque tú necesitas más de mi mundo que yo del tuyo.

De nuevo era verdad. En mi mundo había que sonreír por compromiso. En una palabra, ser un pelota. Que nadie hablara mal de ti, aunque hubiera que falsear la realidad. El coche, cambiarlo por otro, aún cuando éste estaba perfecto, pero lo exigía el guión de lo mundano. Y así con otras muchas cosas, y todo ello viviendo una vida llena de estrés y de situaciones absurdas. Y pensándolo bien le respondí:

- Así es Manuel, yo vivo en un mundo diferente al tuyo, pero ese mundo me asfixia y me llena de tristezas. A ti en cambio te veo feliz. ¿Haces algo más para ello?
- Sí, rezar; ves, ahora estaba con el rosario, hace muy pocos días celebrábamos a la Virgen, desde Lourdes, y allí, ella, nos pidió rezar el rosario por la conversión, ese tiempo que el miércoles comienza con la ceniza y toda la cuaresma.
- ¿Qué significa la ceniza?
- Lo que eres, lo que un día serás, por eso hay que rezar, porque nadie sabe cuando será ese día. ¡Ven otro día y charlaremos más!
- ¿Me enseñarás a rezar el rosario?
- Claro que si, es lo más fácil del mundo.

Así acabó esta primera visita, y salí de allí mucho mejor que había entrado. Ahora al menos no tenía prisa, tenía paz, y veía todo desde otro punto de vista.

Y es que caminando junto al Señor, no te falta de nada, pero sobre todo la alegría y la paz van contigo a todas partes. Cada vez que tú, que yo, hacemos algo por alguien, es el mismo Jesús quién actúa, tanto en él, como en ti y en mi.

Nuestra Señora de Lourdes, acuérdate de todos los que viven en tristeza.
Ruega por nosotros.

1 comentario:

  1. Anónimo19/2/12

    Cuando conocí a Antonio personalmente, después de haber leído su primer libro, comprendí el mensaje que lleva su título:"Qué alegría".

    Contemplar de cerca y escuchar a un hombretón así,lleno de alegría, no era frecuente; menos en nuestra sociedad,frecuentemente insatisfecha y ansiosa de felicidad. Antonio, viviendo en medio de ella, se le veía feliz, transmitía paz.

    Transformado en Lourdes, Jesús, María y el prójimo, fueron para siempre sus grandes amores. Fiel a la Verdad, conquistó la verdadera libertad:"No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita"."La riqueza del ser humano no consiste en el tener sino en el ser". Principios de vida eterna que alimentan las " Ansias del Todo desde la Nada."
    Hombre de paz para todos, devotísimo del rezo del santo rosario,hambriento de la Palabra de Dios y enamorado de la Eucaristía. Encontrado el 'tesoro escondido', su mayor alegría consistió en darlo a conocer, comunicarlo a los demás.

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