28/4/10

Entre los 400.000 sacerdotes de la Iglesia muy pocos han fallado

Habla el obispo de la diócesis mexicana de Colima

El obispo de la diócesis de Colima, monseñor José Luis Amezcua Melgoza, pidió perdón a todos aquellos que se han sentido ofendidos con la conducta de algunos sacerdotes, pero a la vez dio gracias a Dios por que la mayor parte de los presbíteros han cumplido con su encomienda.

En un comunicado que se publica en la página electrónica de la diócesis de Colima, el obispo de esta diócesis del occidente mexicano manifestó que la Iglesia debe decir la verdad y aceptar que el pecado existe entre sus miembros, pero también condenó las verdades a medias que se han dicho en torno a las acusaciones de abuso sexual cometido presuntamente por sacerdotes.

Monseñor Amezcua Melgoza manifestó que es conocido que entre los más de 400 mil sacerdotes que hay en la iglesia católica, "es pequeñísimo el número de los que han fallado y que, por asociación, muchos aparecen tachados culpables (…) es inmensamente mayor el número de sacerdotes y religiosos que permanecen en fidelidad a Dios".

En la carta que se publica en la página de la diócesis de Colima, y que fue leída por el propio obispo el domingo pasado, se fija la postura en torno al padre Audón Serratos, que es vicario de la iglesia del Señor de la Misericordia en Villa de Álvarez, y que la semana pasada fue acusado por la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP por sus siglas en inglés) de presunto abuso sexual a una menor de 15 años.

En este sentido, Amezcua Melgoza afirmó que la pederastia se da entre un varón adulto y un niño, y sostuvo que el caso del cura Audón Serratos terminó en juicio absolutorio en la Unión americana desde hace siete años, “y desde entonces continúa su ministerio en la lucha por la fidelidad. Los muchos, sacerdotes y fieles laicos, que dan testimonio fiel no son noticia ni hacen crecer capitales”, dijo el purpurado mexicano.

Agregó que cuando algún miembro de la Iglesia católica comete un error, éste se señala y se magnifica con saña, y sostuvo que es evidente que la tormenta de acusaciones contra la Iglesia católica “denota una campaña cierta contra ella misma. Todos los días lo vemos en los medios de comunicación, y se señala y magnifica con saña cualquier error. El creyente, seguidor de Jesucristo, busca discernir y acepta la verdad objetiva, no la que otros le fabrican”.

Más adelante, en su escrito, el titular de la diócesis de Colima establece que el problema de la pederastia no afecta únicamente a la Iglesia, "sino que lo padece toda la sociedad y debe enfrentarse con sinceridad y eficacia".

“Para ello necesitamos valentía, perseverancia y oración. Sabemos que es necesario actuar con urgencia buscando las medidas adecuadas en la formación de los candidatos al sacerdocio, en las familias, en el trabajo; reconocemos que es necesario responder ante Dios y ante los tribunales debidamente constituidos cuando sea necesario”.

Así también, monseñor Amezcua Melgoza argumentó que el sacerdote o religioso que no cumple sus votos “viola la santidad del sacramento de Orden, en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros, en nuestras acciones y en el daño enorme que se hace a la iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa”.

25/4/10

Jornada sobre las vocaciones. 4º domingo de Pascua

Hoy, se celebra en toda la iglesia la jornada por las vocaciones, y ciertamente hemos de rezar por ellas. Verás por qué te lo digo. Hace pocos días hablaba con una profesora “buenísima” de instituto, hace lo correcto, lo que le toca, y si alguien se pasa un poquito, le mete un parte escolar. No me extraña que lleve en este curso más de cuarenta partes.

Junto a ella un profesor con vocación, ningún parte. Los mismos alumnos, y ante mi pregunta: “son buenos chiquitos, lo único que les falta es estudiar un poco más, pero claro sabiendo el ambiente que algunos tienen en casa...”. Después de pensar un rato me dice de nuevo: “ son buenos chicos”. Le insisto sobre el tema de los partes y me responde “no me dan motivo para poner ningún parte”.

Hay que rezar por las vocaciones, incluso por estas de maestros y profesores, porque para algunos, lo más vocacional e importante de su trabajo, son las vacaciones. Y no voy a hablar de algunos políticos, que tienen la paga que ellos quieren, no fichan, y tienen más vacaciones que nadie.

Qué bonito el evangelio de este domingo, “yo las conozco y ellas me siguen”. Y sabiendo que el verbo conocer en la Biblia no es tener una mera información, sino que es conocer en profundidad, en intimidad, con una gran cercanía, con unión de corazones, de sentimientos. Y con relación a esto, un médico bastante mayor me contaba que sus pacientes nunca le protestaban. Y es que era un médico con vocación y sus enfermos sabían quién era, y que podían confiar plenamente en él. Es como decir: me conocen y me siguen, pero en el evangelio es el Señor Jesús quién va más allá: “ mis ovejas escuchan mi voz”— la palabra de Dios— “ y yo las conozco” — en profundidad, a todos y cada uno— “ y ellas me siguen”.

Este seguir es el mismo del “sígueme” que le dijo a Pedro, “ ven, sígueme y yo te haré pescador de hombres”.

Que los médicos lo sean por vocación para ayudar y no como una etiqueta social. No por la paga y las vacaciones. ¡Es muy cómodo tirar de partes académicos! Así cualquiera es profesor.

Y cómo no, que los sacerdotes de modo íntegro, lo sean también por vocación. Y el resto, la iglesia laica, recemos mucho por todos ellos para que hagan el bien y den buenos frutos. Por las órdenes religiosas y por todas las vocaciones, la de ser padres, madres, maestros, políticos honrados — aunque muchos lo sean ya— y así con todo este grupo social de aquí y ahora.

Vivimos en el mejor tiempo y en la mejor época.

¡Feliz Pascua a todos!

24/4/10

De nuevo rezamos en la Ermita, el Rosario

Los domingos, a las 17:00 horas, rezamos el santo Rosario.
Vamos camino de los 7 años, de experiencia comunitaria, el día 12 de octubre, Festividad de la Virgen del Pilar.
Estás invitado, tan solo tienes que venir.

23/4/10

Entrevista en la Mañana de la COPE



La Mañana en Valencia, con Vicente Quintana. Entrevista sobre el libro Honor, Dos historias sobre la dignidad humana.

18/4/10

Amor total, amor filial. 3º Domingo de Pascua

Jesús, siempre presente cuando más lo necesitas. Siempre está cuando lo requieres e incluso cuando no; lo que ocurre es que a veces se nos olvida un poco que lo tenemos ahí. Me acuerdo de Santa Bárbara...

Aquellos pobres hombres, todos pescando, habían abandonado la idea del Mesías. Ya no podían pensar mas que lo habían matado y todo había terminado. Sin embargo, en los momentos más duros de la vida, por la noche donde todos los gatos son pardos, el no tener trabajo, el no tener el fruto necesario del trabajo. Cuando se te ha hecho de noche, cuando ya no ves, cuando el dolor no te permite tener esa claridad, aún sin llamarlo entra, lo ves venir, se sienta a tu lado y te dice:

— ¿Cómo estás, cómo va todo?
— Ya ves Señor, no va nada, y además es de noche.
— No te preocupes, ya está empezando a amanecer, ¿lo notas?
— Si, hay más luz, tengo más paz.
— Claro que sí, comamos juntos y después iremos solucionándolo todo.

Hay tanto amor en esa ayuda, en ese acompañar al enfermo, al necesitado, al que sufre, al que no tiene trabajo... No hay horas, no hay máquina para fichar la entrada y la salida. A Jesús no lo detectan los infrarrojos.

A Pedro le preguntó tres veces por su amor, y éste, estaba triste, porque reconocía su debilidad humana, el drama amargo de la infidelidad. Por eso responde, desde esta condición humana, con esta limitación: Si, te quiero. Pero el texto griego, nos hace ver los verbos bien diferentes, uno “agapáo” que es el amor más grande, sin reservas, total e incondicional, mientras que Pedro responde “filô-se”, que es del verbo filèo, y expresa el amor de la amistad, tierno, pero no total. Por eso Jesús, en sus dos primeras preguntas utiliza la expresión: “agapâs-me”, y Pedro responde en las dos “filô-se”. Pero en la tercera vez que Jesús pregunta, lo hace también usando la forma “filies-me” ¿me quieres? Y Pedro comprende que a Jesús le basta su pobre amor, el único del que es capaz.
Pedro le contesta: “Señor, tu lo sabes todo, tú sabes que te quiero”(filô-se)

Es impresionante, como es Jesús, quién se ha adaptado a Pedro. Y esto es lo que me encanta, que Dios, camina a mi paso, al tuyo, y al de cada uno, y lo hace, sabiendo mis limitaciones, mis miserias.

¡Qué pasada! ¡Este es mi Dios!

Y dicho esto dijo: “Sígueme”. Él es quien nos da la confianza, la fortaleza, la fe, porque ha conocido el sufrimiento de la infidelidad, del abandono, y a pesar de todo, aquí está, con todos nosotros.

PD: No se si lo habré sabido explicar, pero no le puedo decir que no, porque es tanto lo que me quiere a mí, a ti, que cómo decir que no. Será poco, pero algo le daré.


Gracias Señor Jesús, por tus apariciones, siempre y a todas horas.

11/4/10

Paz a vosotros. 2º Domingo de Pascua


Todo el mundo anda buscando la forma de alcanzar la felicidad, la paz. ¿Quién no lo desea? Todos y cada uno de nosotros quiere vivir en paz con uno mismo, es decir, que la paz reine en nuestro corazón, en las relaciones con mis cercanos, en las familias. En nuestra sociedad.

Recuerdo la noche del 31 de diciembre, la cantidad de mensajes y de llamadas de teléfono. Todos, todos, me deseaban la paz, la felicidad, un próspero año nuevo. Y yo a ellos, a vosotros, os deseo lo mismo.

Pero la paz, no es algo como unos zapatos que se pueden adquirir, ¡qué bien me quedan! ¿Cuánto es? Y ya está. Esta no es la actitud para encontrar la paz. Tampoco se encuentra comprando una casita en aquel pueblo tan pintoresco de montaña, donde voy a pasar los fines de semana y el verano. ¡No es así!

La paz es el resultado de buscar la armonía de nosotros mismos en nuestro interior, es decir, con nosotros mismos. ¡No me puedo engañar! La paz, a veces, esta en renunciar a algo por alguien, es un acto de amor.

Un matrimonio amigo iba a comprar un coche nuevo, mejor dicho, a cambiar el suyo por uno mejor. El problema empezó en la marca, “ este es mejor que aquel” y luego con el acabado, con el interior, y no veas la que se armó con el ¡color! Menudo lío con el color... La cosa no pintaba bien, cada uno decía algo diferente. ¿Hay motivo para la discusión? Claro que no, pero ¿cuántas veces hemos tenido noticia de alguna discusión tan tonta como esta?

Fuimos a cenar con ellos, era jueves, lo recuerdo bien, ¿te extrañas de que me acuerde del día? Te lo voy a explicar, aunque es algo personal. Los jueves, en el Puig de Santa María, exponen solemnemente al Señor Jesús en la custodia, y se realizan una serie de oraciones preciosas. Los sacerdotes son los de la orden de la Merced, los encargados de las prisiones, bueno, que me voy a ir por las ramas, como te digo fuimos a cenar en jueves eucarístico, y empezamos a charlar de las cosas que nos interesaban, y al momento el coche, lo tuvimos encima de la mesa, a través de los catálogos tan preciosos que las casas te “regalan”.

Había dos modelos de marcas diferentes, y los colores estaban entre tres también diferentes. A mí, me dio risa, ver que una cosa que parecía que les iba a hacer más felices, de momento era todo lo contrario, y se los dije, porque me insistieron en saber qué me hacía gracia.

Y efectivamente, ellos inmediatamente lo reconocieron, no había motivo para discutir, por lo que en principio... ¡Así es! Les dije con fuerza: “No hay motivo para la polémica, los dos coches son fenomenales, y los colores, los tres preciosos.”

Les propuse seguir cenando, y en el café les daría mi solución al problema, y les afirmé con plena garantía de que ambos estarían de acuerdo al instante. Y así lo hicimos. Fue una cena deliciosa, llena de paz y de alegría.

Llegó el momento culminante, indiqué la necesidad de que trajeran unas tijeras para recortar un trozo de cada una de las fotos de cada coche, y a ser posible del mismo tamaño el recorte. Así lo hizo ella, y dobló los dos trozos formando como dos pelotitas de papel. Y ahora les expliqué como lo hacían al principio los apóstoles, cuando tenían que tomar una resolución importante, como ver a quién tenían que escoger de diácono, y otras muchas cosas. Y es que ellos, los apóstoles, y todos los discípulos, reconocían que la respuesta dada en la suerte sería la aconsejada por el Espíritu Santo. Ellos antes oraban un rato juntos.

En este momento una risita se adueño de nuestros amigos, y me preguntaron,
– ¿Cómo hacemos nosotros para pensar que es el mismísimo Espíritu Santo el que nos aconseja?
– Sencillo, porque ambos vais a tirar vuestro aliento sobre los papeles, sobre estas dos bolitas, ¿de acuerdo?

Y así lo hicieron, las tiró ella a su espalda, y la que más lejos fuera, la que
recorriera mayor distancia, esa sería la que les convenía, ese sería el coche que el Espíritu Santo les aconsejaba. Y efectivamente, una fue mucho más lejos que la otra, y no hubo dudas. Ellos, sonrientes se besaron llenos de paz, ¿ves por dónde aparece la paz? De la mano del Espíritu Santo.

En el apartado del color no hubo dudas, el marido dijo: “ El que tú decidas, ése será el que más me guste.” Y de este modo tan sencillo se solucionó un problema que hubiera acabado en lío seguro.

Pero recuerda, la paz al hombre le viene por el Espíritu Santo.

Tú, ¿qué les hubieras aconsejado? ¿Te atreves a contárnoslo?

Gracias a todos, y feliz Pascua, que la Divina Misericordia, cuya fiesta hoy celebramos nos ayude siempre.

¡Jesús, en ti confío! Ten misericordia de todos nosotros.

4/4/10

PASCUA 2010


“¡Vive el Señor Jesús, está delante,
está por dentro, está emanando vida!”


Pascua, abril del 2010


Queridos amigos:

Muchas Semanas Santas, pensando en el Domingo de resurrección, me he detenido en la expresión “el primer día de la semana”. ¿Es un simple detalle o su contenido es más hondo de lo que parece? Algunos estudiosos de la Biblia relacionan una serie de datos para terminar afirmando que se trata “del primer día de la nueva creación”. ¡El día en que todo fue re-hecho y por eso mismo todo es “bueno”!

E lugar del nacimiento es el sepulcro sellado. La cama es de piedra, pero no faltan las sábanas que quedaron dobladas prolijamente en la cabecera. La buena noticia la dieron los testigos privilegiados: “No busquen entre los muertos al que vive”.

La Iglesia lleva celebrando casi dos mil “primeros días de la semana”. Es el modo de celebrar la Vida, la de Dios en el hombre y la del hombre en Dios. Justamente, en un tiempo en el que asistimos azorados a los terremotos de Haití y Chile, al descalabro de la económica mundial, a ataques arteros a la Iglesia, al Papa y a los sacerdotes,…seguimos celebrando la Vida, y por eso la Esperanza y el Futuro. La Pascua es la certeza de fe, que todo dolor, fracaso, pérdida y hasta la misma muerte, son abrazadas por la Vida.

La Virgen Madre “sabe” como nadie de todo esto. El viernes se transformó en la Madre Dolorosa, en la mañana del primer día en la Madre de la Alegría y la Paz. Que ella nos de luz para iluminar las incomprensibilidades de la vida y paz y serenidad para caminar cada día en el “amor más grande”.

¡Muy bendecida Pascua de Resurrección!


Por el Padre Alberto E. Eronti
Buenos Aires, Argentina

SALUDO PASCUAL DESDE ROMA



BUONA PASQUA O MALA PASQUA?

Este título un tanto provocativo me surgió estos días mientras pensaba en este saludo pascual cuando un conjunto lírico cantó en la Parroquia la opera más conocida de Pietro Mascagni “CAVALLERIA RUSTICANA” que termina cuando la mujer engañada por su marido a modo de maldición, desea para él y su amante una ” MALA PASQUA”. Les recuerdo que se desarrolla en un pueblo, en la mañana de Pascua, cuando todos se saludan con la” BUONA PASQUA”.

Por cierto que mi deseo es que todos tengan una BUONA PASQUA, pero sé que en esta Semana Santa lamentablemente habrá tantos que vivirán la experiencia de la Pasión con más fuerza que el gozo pascual...
Hace un mes nuestros hermanos chilenos sufrieron un terrible y devastador terremoto,hace más de dos meses uno aún peor los haitianos con tantísimas víctimas fatales y un pais literalmente en el suelo. Solo dos ejemplos cercanos y recientes de pruebas y dolor,causados por fenómenos de la naturaleza.

Pero hay tantos otros dolores causados por el pecado humano ...
Solo enumero algunos sin detenerme en ninguno particularmente,ni pretender ser exaustivo: las guerras de Africa y Medio Oriente, las guerrillas en Colombia,la guerra de los narcos mejicanos,las persecuciones a los disidentes cubanos,la corrupción política y económica en varios paises de nuestra América,de Europa y de Asia,las terribles persecuciones a los cristianos en India,China, Nigeria y Sudán,así como las sofísticadas campañas contra la vida especialmente en la etapa de gestación y en la fase terminal, las consecuencias crueles de la crisis financiera global que la terminan pagando los más pobres e indefensos, el deterioro de la ecología,etc .

Me detengo en un dolor grande que afecta a toda la Iglesia y en especial a los sacerdotes : la pedofilia de algunos sacerdotes en varios países,que recientemente se focalizó en Irlanda,pero no se reduce a este pais.
Como cristianos nos duele por lo que implica de pecado grave y por sus consecuencias para las víctimas y sus familias,así como para la Iglesia en esos países.
En esta Cuaresma estoy haciendo penitencia especialmente por este motivo y creo que como Iglesia debemos hacerlo también. Es ante todo una ofensa grave al Señor y más cuando los causantes son personas especialmente consagradas a El,esto requiere nuestra humilde expiación y nuestra penitencia.
Les recomiendo que lean el texto completo de la Carta del Papa a los irlandeses (la encuentran en vatican.va o en zenit.org) donde manifiesta con sinceridad y franqueza su posición, pide perdón a nombre de la Iglesia con humildad y muestra una estrategia a futuro muy clara y terminante. LEANLA.
Pero,por favor, no se dejen llevar por una cierta campaña mediatica muy bien orquestada por determinados lobbys que aprovechan estos hechos reales para una generalizada e injusta crítica a toda la Iglesia y para denigrar el valor del sacerdocio o pretender ligar el problema al celibato. Creo que la humildad no significa dejar de defender la verdad frente a las calumnias. Ojalá esto se vea en un contexto de la permisividad sexual patrocinada por muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras por este escándalo . Y que otros tambien pidan perdón por promover estas conductas o querer justificarlas,o lo que es peor hacer negocio con el abuso de menores.




Y sin negar estos dolores y pecados quiero subrayar la confianza en el poder salvífico de la CRUZ DE JESUS que incluye el asumir y ofrecer nuestra propias cruces unidas a la suya,para que sean redimidas por su Sangre.
En esta manifestación suprema del AMOR MISERICORDIOSO de la Santísima Trinidad está la clave de nuestra fe y de nuestra esperanza,que nos permite participar en la Pascua de Jesús ya ahora y como anticipo de la Pascua eterna.

Por eso hemos caminado por el desierto cuaresmal purificando el corazón y la vida toda para merecer la experiencia salvadora y sanadora de la Resurrección de Jesús,que no es tan solo un hecho histórico sino tiene vigencia y fuerza en el aquí y ahora de la humanidad tambien en 2010.

Me permito expresar tres deseos para que el saludo de BUONA PASQUA tenga este año un contenido y colorido original:

+ Que nos convirtamos en anunciadores valientes de la Buena Nueva del AMOR VICTORIOSO Y MISERICORDIOSO DE JESUS RESUCITADO viviendo en santidad la vida cotidiana,donde el amor sea nuestra norma de vida en cada opción,chica o grande.

+ Que nos dejemos educar y conducir por MARIA para caminar por el mundo como ella repartiendo a todos amor,paz y alegría, mostrando que es posible un mundo mejor.

+ Que sepamos que al mal se lo vence por la sobreabundancia del BIEN y nunca nos demos por vencidos aunque a veces nos abrume la fuerza del mal cerca nuestro.

Los tendré presente a cada uno en mis oraciones de esta Semana Santa,en especial a los que sufren en el cuerpo o en el alma,pidiendo a JESUS RESUCITADO los colme de bendiciones y todos vivan una BUONA PASQUA.

Con mi afecto y bendiciones los saludo a cada uno desde Roma con un fraterno abrazo

P.Guillermo Mario Cassone

Roma,28 de marzo de 2010.



¡ BUONA PASQUA A TUTTI !

3/4/10

Madre Dolorosa


Hoy más que nunca contigo, porque te queremos y te damos las gracias por todo lo que haces por nosotros, todos tus hijos.

1/4/10

Felicidades a todos los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas...

Felicidades a todos los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas...

Carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda.

Carta pastoral de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda.

“Reconocer en primer lugar ante Dios y ante los demás, los graves pecados cometidos”

1. Queridos hermanos y hermanas de la Iglesia en Irlanda: os escribo con gran preocupación como Pastor de la Iglesia universal. Al igual que vosotros estoy profundamente consternado por las noticias concernientes al abuso de niños y jóvenes indefensos por parte de miembros de la Iglesia en Irlanda, especialmente sacerdotes y religiosos. Comparto la desazón y el sentimiento de traición que muchos de vosotros experimentaron al enterarse de esos actos pecaminosos y criminales y del modo en que fueron afrontados por las autoridades de la Iglesia en Irlanda.

Como sabéis, invité hace poco a los obispos de Irlanda a una reunión en Roma para que informasen sobre cómo abordaron esas cuestiones en el pasado e indicasen los pasos que habían dado para hacer frente a una situación tan grave. Junto con algunos altos prelados de la Curia Romana escuché lo que tenían que decir, tanto individualmente como en grupo, sea sobre el análisis de los errores cometidos y las lecciones aprendidas, que sobre la descripción de los programas y procedimientos actualmente en curso. Nuestras discusiones fueron francas y constructivas. Estoy seguro de que, como resultado, los obispos están ahora en una posición más fuerte para continuar la tarea de reparar las injusticias del pasado y de abordar cuestiones más amplias relacionadas con el abuso de los niños de manera conforme con las exigencias de la justicia y las enseñanzas del Evangelio.

2. Por mi parte, teniendo en cuenta la gravedad de estos delitos y la respuesta a menudo inadecuada que han recibido por parte de las autoridades eclesiásticas de vuestro país, he decidido escribir esta carta pastoral para expresaros mi cercanía, y proponeros un camino de curación, renovación y reparación.

Es verdad, como han observado muchas personas en vuestro país, que el problema de abuso de menores no es específico de Irlanda o de la Iglesia. Sin embargo, la tarea que tenéis ahora por delante es la de hacer frente al problema de los abusos ocurridos dentro de la comunidad católica de Irlanda y de hacerlo con coraje y determinación. Que nadie se imagine que esta dolorosa situación se resuelva pronto. Se han dado pasos positivos pero todavía queda mucho por hacer. Necesitamos perseverancia y oración, con gran fe en la fuerza salvadora de la gracia de Dios.

Al mismo tiempo, debo también expresar mi convicción de que para recuperarse de esta dolorosa herida, la Iglesia en Irlanda, debe reconocer en primer lugar ante Dios y ante los demás, los graves pecados cometidos contra niños indefensos. Ese reconocimiento, junto con un sincero pesar por el daño causado a las víctimas y sus familias, debe desembocar en un esfuerzo conjunto para garantizar que en el futuro los niños estén protegidos de semejantes delitos.

Mientras os enfrentáis a los retos de este momento, os pido que recordéis la "roca de la que fuisteis tallados" (Isaías 51, 1). Reflexionad sobre la generosa y a menudo heroica contribución ofrecida a la Iglesia y a la humanidad por generaciones de hombres y mujeres irlandeses, y haced que de esa reflexión brote el impulso para un honesto examen de conciencia personal y para un sólido programa de renovación de la Iglesia y el individuo. Rezo para que, asistida por la intercesión de sus numerosos santos y purificada por la penitencia, la Iglesia en Irlanda supere esta crisis y vuelve a ser una vez más testimonio convincente de la verdad y la bondad de Dios Todopoderoso, que se manifiesta en su Hijo Jesucristo.

3. A lo largo de la historia, los católicos irlandeses han demostrado ser, tanto en su patria como fuera de ella, una fuerza motriz del bien. Monjes celtas como san Columba difundieron el evangelio en Europa occidental y sentaron las bases de la cultura monástica medieval. Los ideales de santidad, caridad y sabiduría trascendente, nacidos de la fe cristiana, quedaron plasmados en la construcción de iglesias y monasterios y en la creación de escuelas, bibliotecas y hospitales, que contribuyeron a consolidar la identidad espiritual de Europa. Aquellos misioneros irlandeses debían su fuerza y su inspiración a la firmeza de su fe, al fuerte liderazgo y a la rectitud moral de la Iglesia en su tierra natal.

A partir del siglo XVI, los católicos en Irlanda atravesaron por un largo período de persecución, durante el cual lucharon por mantener viva la llama de la fe en circunstancias difíciles y peligrosas. San Oliver Plunkett, mártir y arzobispo de Armagh, es el ejemplo más famoso de una multitud de valerosos hijos e hijas de Irlanda dispuestos a dar su vida por la fidelidad al Evangelio. Después de la Emancipación Católica, la Iglesia fue libre de nuevo para volver a crecer. Las familias y un sinfín de personas que habían conservado la fe en el momento de la prueba se convirtieron en la chispa de un gran renacimiento del catolicismo irlandés en el siglo XIX. La iglesia escolarizaba, especialmente a los pobres, lo que supuso una importante contribución a la sociedad irlandesa. Entre los frutos de las nuevas escuelas católicas se cuenta el aumento de las vocaciones: generaciones de sacerdotes misioneros, hermanas y hermanos, dejaron su patria para servir en todos los continentes, sobre todo en mundo de habla inglesa. Eran excepcionales, no sólo por la vastedad de su número, sino también por la fuerza de la fe y la solidez de su compromiso pastoral. Muchas diócesis, especialmente en África, América y Australia, se han beneficiado de la presencia de clérigos y religiosos irlandeses, que predicaron el Evangelio y fundaron parroquias, escuelas y universidades, clínicas y hospitales, abiertas tanto a los católicos, como al resto de la sociedad, prestando una atención particular a las necesidades de los pobres.

En casi todas las familias irlandesas, ha habido siempre alguien --un hijo o una hija, una tía o un tío-- que dieron sus vidas a la Iglesia. Con razón, las familias irlandesas tienen un gran respeto y afecto por sus seres queridos que dedicaron la vida a Cristo, compartiendo el don de la fe con los demás y traduciéndola en acciones sirviendo con amor a Dios y al prójimo.

4. En las últimas décadas, sin embargo, la Iglesia en vuestro país ha tenido que enfrentarse a nuevos y graves retos para la fe debidos a la rápida transformación y secularización de la sociedad irlandesa. El cambio social ha sido muy veloz y a menudo ha repercutido adversamente en la tradicional adhesión de las personas a las enseñanzas y valores católicos. Asimismo , las prácticas sacramentales y devocionales que sustentan la fe y la hacen crecer, como la confesión frecuente, la oración diaria y los retiros anuales se dejaron, con frecuencia, de lado.

También fue significativa en este período la tendencia, incluso por parte de los sacerdotes y religiosos, a adoptar formas de pensamiento y de juicio de la realidad secular sin referencia suficiente al Evangelio. El programa de renovación propuesto por el Concilio Vaticano II fue a veces mal entendido y, además, a la luz de los profundos cambios sociales que estaban teniendo lugar, no era nada fácil discernir la mejor manera de realizarlo. En particular, hubo una tendencia, motivada por buenas intenciones, pero equivocada, de evitar los enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares. En este contexto general debemos tratar de entender el inquietante problema de abuso sexual de niños, que ha contribuido no poco al debilitamiento de la fe y la pérdida de respeto por la Iglesia y sus enseñanzas.

Sólo examinando cuidadosamente los numerosos elementos que han dado lugar a la crisis actual es posible efectuar un diagnóstico claro de las causas y encontrar las soluciones eficaces. Ciertamente, entre los factores que han contribuido a ella, podemos enumerar: los procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, la insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados, la tendencia de la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad y una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y de la salvaguardia de la dignidad de cada persona. Es necesaria una acción urgente para contrarrestar estos factores, que han tenido consecuencias tan trágicas para la vida de las víctimas y sus familias y han obscurecido tanto la luz del Evangelio, como no lo habían hecho siglos de persecución.

5. En varias ocasiones, desde mi elección a la Sede de Pedro, me he encontrado con víctimas de abusos sexuales y estoy dispuesto a seguir haciéndolo en futuro. He hablado con ellos, he escuchado sus historias, he constatado su sufrimiento, he rezado con ellos y por ellos. Anteriormente en mi pontificado, preocupado por abordar esta cuestión, pedí a los obispos de Irlanda, durante la visita ad limina de 2006 que "establecieran la verdad de lo ocurrido en el pasado y tomasen todas las medidas necesarias para evitar que sucediera de nuevo, para asegurar que los principios de justicia sean plenamente respetados y, sobre todo, para curar a las víctimas y a todos los afectados por estos crímenes atroces" (Discurso a los obispos de Irlanda, el 28 de octubre de 2006).

Con esta carta, quiero exhortaros a todos vosotros, como pueblo de Dios en Irlanda, a reflexionar sobre las heridas infligidas al cuerpo de Cristo, los remedios necesarios y a veces dolorosos, para vendarlas y curarlas , y la necesidad de la unidad, la caridad y la ayuda mutua en el largo proceso de recuperación y renovación eclesial. Me dirijo ahora a vosotros con palabras que me salen del corazón, y quiero hablar a cada uno de vosotros y a todos vosotros como hermanos y hermanas en el Señor.

6. A las víctimas de abusos y a sus familias

Habéis sufrido inmensamente y me apesadumbra tanto. Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra dignidad. Muchos de vosotros han experimentado que cuando tuvieron el valor suficiente para hablar de lo que les había pasado, nadie quería escucharlos. Aquellos que sufrieron abusos en los internados deben haber sentido que no había manera de escapar de su dolor. Es comprensible que os sea difícil perdonar o reconciliaros con la Iglesia. En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos. Al mismo tiempo, os pido que no perdáis la esperanza. En la comunión con la Iglesia es donde nos encontramos con la persona de Jesucristo, que fue Él mismo una víctima de la injusticia y el pecado. Como vosotros aún lleva las heridas de su sufrimiento injusto. Él entiende la profundidad de vuestro dolor y la persistencia de su efecto en vuestras vidas y vuestras relaciones con los demás, incluyendo vuestra relación con la Iglesia.

Sé que a algunos de vosotros les resulta difícil incluso entrar en una iglesia después de lo que ha sucedido. Sin embargo, las heridas de Cristo, transformadas por su sufrimiento redentor, son los instrumentos que han roto el poder del mal y nos hacen renacer a la vida y la esperanza. Creo firmemente en el poder curativo de su amor sacrificial - incluso en las situaciones más oscuras y desesperadas - que libera y trae la promesa de un nuevo comienzo.

Al dirigirme a vosotros como un pastor, preocupado por el bienestar de todos los hijos de Dios, os pido humildemente que reflexionéis sobre lo que he dicho. Ruego que, acercándoos a Cristo y participando en la vida de su Iglesia - una Iglesia purificada por la penitencia y renovada en la caridad pastoral - podáis descubrir de nuevo el amor infinito de Cristo por cada uno de vosotros. Estoy seguro de que de esta manera seréis capaces de encontrar reconciliación, profunda curación interior y paz.

7. A los sacerdotes y religiosos que han abusado de niños

Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes. Aquellos de vosotros que son sacerdotes han violado la santidad del sacramento del Orden, en el que Cristo mismo se hace presente en nosotros y en nuestras acciones. Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.

Os exhorto a examinar vuestra conciencia, a asumir la responsabilidad de los pecados que habéis cometido y a expresar con humildad vuestro pesar. El arrepentimiento sincero abre la puerta al perdón de Dios y a la gracia de la verdadera enmienda.

Debéis tratar de expiar personalmente vuestras acciones ofreciendo oraciones y penitencias por aquellos que habéis ofendido. El sacrificio redentor de Cristo tiene el poder de perdonar incluso el más grave de los pecados y extraer el bien incluso del más terrible de los males. Al mismo tiempo, la justicia de Dios nos llama a dar cuenta de nuestras acciones sin ocultar nada. Admitid abiertamente vuestra culpa, someteos a las exigencias de la justicia, pero no desesperéis de la misericordia de Dios.



A los padres

Os habéis sentido profundamente indignados y conmocionados al conocer los hechos terribles que sucedían en lo que debía haber sido el entorno más seguro para todos. En el mundo de hoy no es fácil construir un hogar y educar a los hijos. Se merecen crecer con seguridad, cariño y amor, con un fuerte sentido de su identidad y su valor. Tienen derecho a ser educados en los auténticos valores morales enraizados en la dignidad de la persona humana, a inspirarse en la verdad de nuestra fe católica y a aprender los patrones de comportamiento y acción que lleven a la sana autoestima y la felicidad duradera. Esta tarea noble pero exigente está confiada en primer lugar a vosotros, padres. Os invito a desempeñar vuestro papel para garantizar a los niños los mejores cuidados posibles, tanto en el hogar como en la sociedad en general, mientras la Iglesia, por su parte, sigue aplicando las medidas adoptadas en los últimos años para proteger a los jóvenes en los ambientes parroquiales y escolares. Os aseguro que estoy cerca de vosotros y os ofrezco el apoyo de mis oraciones mientras cumplís vuestras grandes responsabilidades

A los niños y jóvenes de Irlanda

Quiero dirigiros una palabra especial de aliento. Vuestra experiencia de la Iglesia es muy diferente de la de vuestros padres y abuelos. El mundo ha cambiado desde que ellos tenían vuestra edad. Sin embargo, todas las personas, en cada generación están llamadas a recorrer el mismo camino durante la vida, cualesquiera que sean las circunstancias. Todos estamos escandalizados por los pecados y errores de algunos miembros de la Iglesia, en particular de los que fueron elegidos especialmente para guiar y servir a los jóvenes. Pero es en la Iglesia donde encontraréis a Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre (cf. Hb 13, 8). Él os ama y se entregó por vosotros en la cruz. ¡Buscad una relación personal con Éll dentro de la comunión de su Iglesia, porque él nunca traicionará vuestra confianza! Sólo Él puede satisfacer vuestros anhelos más profundos y dar pleno sentido a vuestras vidas, orientándolas al servicio de los demás. Mantened vuestra mirada fija en Jesús y su bondad y proteged la llama de la fe en vuestros corazones. Espero en vosotros para que, junto con vuestros hermanos católicos en Irlanda, seáis fieles discípulos de nuestro Señor y aportéis el entusiasmo y el idealismo tan necesarios para la reconstrucción y la renovación de nuestra amada Iglesia.

A los sacerdotes y religiosos de Irlanda

Todos nosotros estamos sufriendo las consecuencias de los pecados de nuestros hermanos que han traicionado una obligación sagrada o no han afrontado de forma justa y responsable las denuncias de abusos. A la luz del escándalo y la indignación que estos hechos han causado, no sólo entre los fieles laicos, sino también entre vosotros y vuestras comunidades religiosas, muchos os sentís desanimados e incluso abandonados. Soy también consciente de que a los ojos de algunos aparecéis tachados de culpables por asociación, y de que os consideran como si fuerais de alguna forma responsable de los delitos de los demás. En este tiempo de sufrimiento, quiero dar acto de vuestra dedicación cómo sacerdotes y religiosos y de vuestro apostolado, y os invito a reafirmar vuestra fe en Cristo, vuestro amor por su Iglesia y vuestra confianza en las promesas evangélicas de la redención, el perdón y la renovación interior. De esta manera, podréis demostrar a todos que donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (cf. Rm 5, 20).

Sé que muchos estáis decepcionados, desconcertados y encolerizados por la manera en que algunos de vuestros superiores abordaron esas cuestiones. Sin embargo, es esencial que cooperéis estrechamente con los que ostentan la autoridad y colaboréis en garantizar que las medidas adoptadas para responder a la crisis sean verdaderamente evangélicas, justas y eficaces. Por encima de todo, os pido que seáis cada vez más claramente hombres y mujeres de oración, que siguen con valentía el camino de la conversión, la purificación y la reconciliación. De esta manera, la Iglesia en Irlanda cobrará nueva vida y vitalidad gracias a vuestro testimonio del poder redentor de Dios que se hace visible en vuestras vidas.

11. A mis hermanos, los obispos

No se puede negar que algunos de vosotros y de vuestros predecesores han fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas, codificadas desde hace largo tiempo, del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños. Se han cometido graves errores en la respuesta a las acusaciones. Reconozco que era muy difícil comprender la magnitud y la complejidad del problema, obtener información fiable y tomar decisiones adecuadas en función de los pareceres contradictorios de los expertos. No obstante, hay que reconocer que se cometieron graves errores de juicio y hubo fallos de dirección. Todo esto ha socavado gravemente vuestra credibilidad y eficacia. Aprecio los esfuerzos llevados a cabo para remediar los errores del pasado y para garantizar que no vuelvan a ocurrir. Además de aplicar plenamente las normas del derecho canónico concernientes a los casos de abusos de niños, seguid cooperando con las autoridades civiles en el ámbito de su competencia. Está claro que los superiores religiosos deben hacer lo mismo. También ellos participaron en las recientes reuniones en Roma con el propósito de establecer un enfoque claro y coherente de estas cuestiones. Es imperativo que las normas de la Iglesia en Irlanda para la salvaguardia de los niños sean constantemente revisadas y actualizadas y que se apliquen plena e imparcialmente, en conformidad con el derecho canónico.

Sólo una acción decisiva llevada a cabo con total honestidad y transparencia restablecerá el respeto y el afecto del pueblo irlandés por la Iglesia a la que hemos consagrado nuestras vidas. Hay que empezar, en primer lugar, por vuestro examen de conciencia personal, la purificación interna y la renovación espiritual. El pueblo de Irlanda, con razón, espera que seáis hombres de Dios, que seáis santos, que viváis con sencillez, y busquéis día tras día la conversión personal. Para ellos, en palabras de San Agustín, sois un obispo, y sin embargo, con ellos estáis llamados a ser un discípulo de Cristo (cf. Sermón 340, 1). Os exhorto a renovar vuestro sentido de responsabilidad ante Dios, para crecer en solidaridad con vuestro pueblo y profundizar vuestra atención pastoral con todos los miembros de vuestro rebaño. En particular, preocupaos por la vida espiritual y moral de cada uno de vuestros sacerdotes. Servidles de ejemplo con vuestra propia vida, estad cerca de ellos, escuchad sus preocupaciones, ofrecedles aliento en este momento de dificultad y alimentad la llama de su amor por Cristo y su compromiso al servicio de sus hermanos y hermanas.

Asimismo, hay que alentar a los laicos a que desempeñen el papel que les corresponde en la vida de la Iglesia. Aseguraos de su formación para que puedan, articulada y convincentemente, dar razón del Evangelio en medio de la sociedad moderna (cf. 1 Pet 3, 15), y cooperen más plenamente en la vida y misión de la Iglesia. Esto, a su vez, os ayudará a volver a ser guías y testigos creíbles de la verdad redentora de Cristo.

12. A todos los fieles de Irlanda

La experiencia de un joven en la Iglesia debería siempre fructificar en su encuentro personal y vivificador con Jesucristo, dentro de una comunidad que lo ama y lo sustenta. En este entorno, habría que animar a los jóvenes a alcanzar su plena estatura humana y espiritual, a aspirar a los altos ideales de santidad, caridad y verdad y a inspirarse en la riqueza de una gran tradición religiosa y cultural. En nuestra sociedad cada vez más secularizada en la que incluso los cristianos a menudo encuentran difícil hablar de la dimensión trascendente de nuestra existencia, tenemos que encontrar nuevas modos para transmitir a los jóvenes la belleza y la riqueza de la amistad con Jesucristo en la comunión de su Iglesia. Para resolver la crisis actual, las medidas que contrarresten adecuadamente los delitos individuales son esenciales pero no suficientes: hace falta una nueva visión que inspire a la generación actual y a las futuras generaciones a atesorar el don de nuestra fe común. Siguiendo el camino indicado por el Evangelio, observando los mandamientos y conformando vuestras vidas cada vez más a la figura de Jesucristo, experimentaréis con seguridad la renovación profunda que necesita con urgencia nuestra época . Invito a todos a perseverar en este camino.

13. Queridos hermanos y hermanas en Cristo, profundamente preocupado por todos vosotros en este momento de dolor, en que la fragilidad de la condición humana se revela tan claramente, os he querido ofrecer palabras de aliento y apoyo. Espero que las aceptéis como un signo de mi cercanía espiritual y de mi confianza en vuestra capacidad para afrontar los retos del momento actual, recurriendo, como fuente de renovada inspiración y fortaleza a las nobles tradiciones de Irlanda de fidelidad al Evangelio, perseverancia en la fe y determinación en la búsqueda de la santidad. En solidaridad con todos vosotros, ruego con insistencia para que, con la gracia de Dios, las heridas inflingidas a tantas personas y familias puedan curarse y para que la Iglesia en Irlanda experimente una época de renacimiento y renovación espiritual

14. Quisiera proponer, además, algunas medidas concretas para abordar la situación.
Al final de mi reunión con los obispos de Irlanda, les pedí que la Cuaresma de este año se considerase un tiempo de oración para la efusión de la misericordia de Dios y de los dones de santidad y fortaleza del Espíritu Santo sobre la Iglesia en vuestro país. Ahora os invito a todos a ofrecer durante un año, desde ahora hasta la Pascua de 2011, la penitencia de los viernes para este fin. Os pido que ofrezcáis el ayuno, las oraciones, la lectura de la Sagrada Escritura y las obras de misericordia por la gracia de la curación y la renovación de la Iglesia en Irlanda. Os animo a redescubrir el sacramento de la Reconciliación y a utilizar con más frecuencia el poder transformador de su gracia.

Hay que prestar también especial atención a la adoración eucarística, y en cada diócesis debe haber iglesias o capillas específicamente dedicadas a ello. Pido a las parroquias, seminarios, casas religiosas y monasterios que organicen períodos de adoración eucarística, para que todos tengan la oportunidad de participar. Mediante la oración ferviente ante la presencia real del Señor, podéis cumplir la reparación por los pecados de abusos que han causado tanto daño y al mismo tiempo, implorar la gracia de una fuerza renovada y un sentido más profundo de misión por parte de todos los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles.

Estoy seguro de que este programa conducirá a un renacimiento de la Iglesia en Irlanda en la plenitud de la verdad de Dios, porque la verdad nos hace libres (cf. Jn 8, 32).

Además, después de haber rezado y consultado sobre el tema, tengo la intención de convocar una Visita Apostólica en algunas diócesis de Irlanda, así como en los seminarios y congregaciones religiosas. La visita tiene por objeto ayudar a la Iglesia local en su camino de renovación y se establecerá en cooperación con las oficinas competentes de la Curia Romana y de la Conferencia Episcopal Irlandesa. Los detalles serán anunciados en su debido momento.

También propongo que se convoque una misión a nivel nacional para todos los obispos, sacerdotes y religiosos. Espero que gracias a los conocimientos de predicadores expertos y organizadores de retiros en Irlanda, y en otros lugares , mediante la revisión de los documentos conciliares, los ritos litúrgicos de la ordenación y profesión, y las recientes enseñanzas pontificias, lleguéis a una valoración más profunda de vuestras vocaciones respectivas, a fin de redescubrir las raíces de vuestra fe en Jesucristo y de beber a fondo en las fuentes de agua viva que os ofrece a través de su Iglesia.

En este año dedicado a los sacerdotes, os propongo de forma especial la figura de San Juan María Vianney, que tenía una rica comprensión del misterio del sacerdocio. "El sacerdote -escribió- tiene la llave de los tesoros de los cielos: es el que abre la puerta, es el mayordomo del buen Dios, el administrador de sus bienes." El cura de Ars entendió perfectamente la gran bendición que supone para una comunidad un sacerdote bueno y santo: "Un buen pastor, un pastor conforme al corazón de Dios es el tesoro más grande que Dios puede dar a una parroquia y uno de los más preciosos dones de la misericordia divina ".Que por la intercesión de San Juan María Vianney se revitalice el sacerdocio en Irlanda y toda la Iglesia en Irlanda crezca en la estima del gran don del ministerio sacerdotal.

Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias anticipadamente a todos aquellos que ya están dedicados a la tarea de organizar la Visita Apostólica y la Misión, así como a los muchos hombres y mujeres en toda Irlanda que ya están trabajando para proteger a los niños en los ambientes eclesiales. Desde el momento en que se comenzó a entender plenamente la gravedad y la magnitud del problema de los abusos sexuales de niños en instituciones católicas, la Iglesia ha llevado a cabo una cantidad inmensa de trabajo en muchas partes del mundo para hacerle frente y ponerle remedio. Si bien no se debe escatimar ningún esfuerzo para mejorar y actualizar los procedimientos existentes, me anima el hecho de que las prácticas vigentes de tutela, adoptadas por las iglesias locales, se consideran en algunas partes del mundo, un modelo para otras instituciones.

Quiero concluir esta carta con una Oración especial por la Iglesia en Irlanda, que os dejo con la atención que un padre presta a sus hijos y el afecto de un cristiano como vosotros, escandalizado y herido por lo que ha ocurrido en nuestra querida Iglesia. Cuando recéis esta oración en vuestras familias, parroquias y comunidades, la Santísima Virgen María os proteja y guíe a cada uno de vosotros a una unión más estrecha con su Hijo, crucificado y resucitado. Con gran afecto y confianza inquebrantable en las promesas de Dios, os imparto a todos mi bendición apostólica como prenda de fortaleza y paz en el Señor.


Desde el Vaticano, 19 de marzo de 2010, Solemnidad de San José,