18/4/10

Amor total, amor filial. 3º Domingo de Pascua

Jesús, siempre presente cuando más lo necesitas. Siempre está cuando lo requieres e incluso cuando no; lo que ocurre es que a veces se nos olvida un poco que lo tenemos ahí. Me acuerdo de Santa Bárbara...

Aquellos pobres hombres, todos pescando, habían abandonado la idea del Mesías. Ya no podían pensar mas que lo habían matado y todo había terminado. Sin embargo, en los momentos más duros de la vida, por la noche donde todos los gatos son pardos, el no tener trabajo, el no tener el fruto necesario del trabajo. Cuando se te ha hecho de noche, cuando ya no ves, cuando el dolor no te permite tener esa claridad, aún sin llamarlo entra, lo ves venir, se sienta a tu lado y te dice:

— ¿Cómo estás, cómo va todo?
— Ya ves Señor, no va nada, y además es de noche.
— No te preocupes, ya está empezando a amanecer, ¿lo notas?
— Si, hay más luz, tengo más paz.
— Claro que sí, comamos juntos y después iremos solucionándolo todo.

Hay tanto amor en esa ayuda, en ese acompañar al enfermo, al necesitado, al que sufre, al que no tiene trabajo... No hay horas, no hay máquina para fichar la entrada y la salida. A Jesús no lo detectan los infrarrojos.

A Pedro le preguntó tres veces por su amor, y éste, estaba triste, porque reconocía su debilidad humana, el drama amargo de la infidelidad. Por eso responde, desde esta condición humana, con esta limitación: Si, te quiero. Pero el texto griego, nos hace ver los verbos bien diferentes, uno “agapáo” que es el amor más grande, sin reservas, total e incondicional, mientras que Pedro responde “filô-se”, que es del verbo filèo, y expresa el amor de la amistad, tierno, pero no total. Por eso Jesús, en sus dos primeras preguntas utiliza la expresión: “agapâs-me”, y Pedro responde en las dos “filô-se”. Pero en la tercera vez que Jesús pregunta, lo hace también usando la forma “filies-me” ¿me quieres? Y Pedro comprende que a Jesús le basta su pobre amor, el único del que es capaz.
Pedro le contesta: “Señor, tu lo sabes todo, tú sabes que te quiero”(filô-se)

Es impresionante, como es Jesús, quién se ha adaptado a Pedro. Y esto es lo que me encanta, que Dios, camina a mi paso, al tuyo, y al de cada uno, y lo hace, sabiendo mis limitaciones, mis miserias.

¡Qué pasada! ¡Este es mi Dios!

Y dicho esto dijo: “Sígueme”. Él es quien nos da la confianza, la fortaleza, la fe, porque ha conocido el sufrimiento de la infidelidad, del abandono, y a pesar de todo, aquí está, con todos nosotros.

PD: No se si lo habré sabido explicar, pero no le puedo decir que no, porque es tanto lo que me quiere a mí, a ti, que cómo decir que no. Será poco, pero algo le daré.


Gracias Señor Jesús, por tus apariciones, siempre y a todas horas.

1 comentario:

  1. Anónimo22/4/10

    ¡que verdad es que cuando todos, hasta tus más allegados,"pasan de tiª no aprecian tus esfuerzos, pues dan por hecho, que es tu obligación darlo todo, pues siempre lo has hecho así, llega tu getsemaní y no tienes a nadie que vele contigo,todos se duermen esperando que cuando se te pase la ªneuraªtodo volverá a ser como antes,que volverás a estar dispuesta a cubrir todas sus necesidades físicas sin comprener que una también tiene sus necesidades: aprecio por su esfuerzo en que todo funcione,un consideración en tus flaquezas, un te quiero en tus momentos bajos,un ªfelicidadaes por tus logros...etc "sólo Dios basta" sin su amor y una medicina te hundes,entregas la toalla, deseas acabar de sufrir, y sólo ansías un taburete en lo mas alejado del Cielo para descansar,pues menos mal que dios existe y su amor divino te hace pasar de todo amor humano. veréis que esto en horas bajas, pero a veces los problemas te superan y cuesta ver la salida. Paz y Bien

    ResponderEliminar