¡Qué bonito, es lo bonito! Qué bien se vive desde la comodidad. Todos queremos experiencias de Tabor, que nos alegren, que nos llenen de motivación, pero para ello, que pocas veces estamos dispuestos a hacer algo.
El Señor, Jesús, sube al Tabor en oración, y allí, se transforma, para deleite de sus tres discípulos, y no es un gesto caprichoso, sino que nos indica claramente, que tanto Moisés y los profetas, es decir, el antiguo testamento, ya hablan de Jesús, de la Trinidad, por eso los tres discípulos.
Pero yo, me pregunto, ¿y nosotros, hacemos oración, es decir, entramos en la intimidad de nuestro amigo Jesús? No quiero juzgar nada, pero si esto no ocurre, no sólo no tenemos la experiencia del Tabor, sino que, tendríamos que preguntarnos por el compromiso que tenemos en nuestra vida cristiana, o mejor dicho, plantearnos con gran seriedad: ¿somos cristianos? Porque ir a misa, no implica vivir la Misa. De hecho hay personas que piden una misa “rapidita”, cuando la propia eucaristía, es un Tabor comunitario, pero, con mucho más.
Si no tenemos lámpara, difícilmente la podremos encender.
¿Quizás tendríamos que plantearnos, ¿Cuál es mi estado de amor a Jesús? Porque si no hay amor, nada de todo esto existe.
Jesús, es Dios hecho hombre, y tan sólo, que no es poco, por amor, para enseñarme a mí, cómo se debe vivir, y yo, como Pedro, también digo: “qué bien se está aquí”, en tu presencia real, en el Tabor, que me has regalado, pero que yo sé, que hay que bajar y andar por la vida de modo cotidiano, y tan sólo, la oración me hará caminar en tu presencia continuamente. No por mérito mío, sino como regalo tuyo, como hiciste, con Pedro, Juan y Santiago, y estos nombres son el tuyo y el mío.
El Señor, Jesús, sube al Tabor en oración, y allí, se transforma, para deleite de sus tres discípulos, y no es un gesto caprichoso, sino que nos indica claramente, que tanto Moisés y los profetas, es decir, el antiguo testamento, ya hablan de Jesús, de la Trinidad, por eso los tres discípulos.
Pero yo, me pregunto, ¿y nosotros, hacemos oración, es decir, entramos en la intimidad de nuestro amigo Jesús? No quiero juzgar nada, pero si esto no ocurre, no sólo no tenemos la experiencia del Tabor, sino que, tendríamos que preguntarnos por el compromiso que tenemos en nuestra vida cristiana, o mejor dicho, plantearnos con gran seriedad: ¿somos cristianos? Porque ir a misa, no implica vivir la Misa. De hecho hay personas que piden una misa “rapidita”, cuando la propia eucaristía, es un Tabor comunitario, pero, con mucho más.
Si no tenemos lámpara, difícilmente la podremos encender.
¿Quizás tendríamos que plantearnos, ¿Cuál es mi estado de amor a Jesús? Porque si no hay amor, nada de todo esto existe.
Jesús, es Dios hecho hombre, y tan sólo, que no es poco, por amor, para enseñarme a mí, cómo se debe vivir, y yo, como Pedro, también digo: “qué bien se está aquí”, en tu presencia real, en el Tabor, que me has regalado, pero que yo sé, que hay que bajar y andar por la vida de modo cotidiano, y tan sólo, la oración me hará caminar en tu presencia continuamente. No por mérito mío, sino como regalo tuyo, como hiciste, con Pedro, Juan y Santiago, y estos nombres son el tuyo y el mío.