22/8/10

¿Quién eres tú?

Domingo, 21 del T. Ordinario
22 de agosto 2010



Vino un señor a visitar al médico de urgencias, porque tenía mucha tos e incluso fiebre. Se le asignó un tratamiento y se marchó. Cuál sería la sorpresa del médico, cuando pasadas hora y media, llamó y puso verde al médico, aludiendo que seguía tosiendo y seguía teniendo la misma fiebre.

¿Cómo puede ser un evangelio, escrito dos mil años atrás, por San Lucas tan actual?

Los seguidores de Jesús, todos queremos ir al cielo, todos deseamos la salvación, pero, ¿la valoramos en su justa medida? ¿Nos esforzamos para ello? ¿O por el contrario, vivimos a nuestro aire aún a sabiendas de no estar actuando bien? Poco a poco, hemos ido engañando, autoengañando a nuestra conciencia.

Jesús, recordándonos que siempre estamos caminando hacia nuestra meta, nos recuerda que el esfuerzo, el dolor, el sacrificio, forman parte de toda peregrinación. Jesús nos evoca que hemos de esforzarnos en todo, a veces el camino es más llevadero, más fácil, con menos cargas, pero no por ello hemos de vivir nuestro cristianismo de un modo descuidado, descafeinado, porque esto no existe, o vas o no vas. No hay término medio. Quizá la pregunta siga siendo la misma, ¿serán pocos los que se salven?

La salvación no está en nuestra mano, no es mérito propio, sino siempre un regalo de Dios, pero aún así, nosotros hemos de hacerlo nuestro, hemos de esforzarnos en desearlo con actuaciones que así lo demuestren, y luego, el Señor, de un modo u otro, Él nos salvará. ¿A todos?

Es una pregunta que desde siempre nos azota. ¿Cuál debe ser nuestra preocupación? Muy sencilla, “Jesús de camino a Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando”. Tenemos que vivir el esfuerzo como lo mejor de nuestra vida. No permitiendo infidelidades de ningún tipo. Vivir el tiempo de oración como lo que es, como un tiempo verdadero de encuentro con el Señor. Vivir pensando que los demás hombres también son hijos de Dios, e involucrarnos como sea por demostrarlo.

¿Es Dios un castigador? En absoluto, tan solo algunas sectas o cristianos radicales lo pueden pensar. “Dios es amor” y esto ya lo decía San Juan también hace unos cuantos miles de años, pero nosotros hemos de poner lo nuestro, recordemos que somos libres, y desde mi libertad escojo actuar bien o mal. Dios no es el que me hace actuar, soy yo, y así, de un modo libre y por deseo mío, Él actúa en todo lo mío, lo nuestro.

Hemos de esforzarnos para que Él nos conozca, y lo más importante, que nos conozcamos nosotros también, y nada mejor para ello que invocar a nuestra madre, la santísima Virgen María.

“Si el contacto con Dios no te hizo más humano, no era Dios a quien tocaste”. Es un regalo de sor Milagro Zamora, monja dominica del convento de Xátiva.

Gracias a todos por estar ahí. Recemos por todos los que no creen.

1 comentario:

  1. Anónimo22/8/10

    gracias Tono, por estar ahí y llamarnos la atención de vez en cuando para que no nos confiemos demasiado en nuestras fuerzas. gracias a Santa maria del Camino que nos acompaña para que no desfallezcamos. Paz y Bien

    ResponderEliminar