18/9/11

Cómo han ido las recuperaciones

Siempre estamos con lo mismo, o eso parece, ya que los evangelios son nuestra escuela, donde el maestro se empeña en que todos aprovechemos los exámenes de junio, porque él quiere que pasemos unas vacaciones de verano en primera clase.

¿Por qué tanto interés por nosotros? Por lo mucho que nos quiere, y no escatima en esfuerzos para que yo ponga atención y no tenga que repetir ninguna asignatura.
Sólo busca nuestra salvación, y nos pide una y otra vez, que repasemos las tablas de multiplicar, es decir, lo que nos exigen en la evaluación es que cada cosa ocupe su lugar original, y Él es el centro, el Creador, y nos dice lo fácil que es hacerle caso, pero una y otra vez mi atención se desvía.
Fíjate: ¡Ese avión, que bajito vuela! Ay, ya me he despistado de nuevo, y por más atención que pongo, no hay manera. Y está este otro que se queda mirando la pizarra como si entrara en trance. Cada uno tenemos un despiste. Pero hay una norma válida que Él nos recuerda: “El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado.”
Y finaliza su clase con esta exposición magistral que todos anotamos en nuestros cuadernos: “Ningún siervo puede servir a dos amos, porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.”
Lo dice bien claro, si no estudiamos no hay manera de aprobar. El esfuerzo es imprescindible, y hay que sacrificarse, no salir muchos domingos, y es que en la vida, hay que estar batallando continuamente, pero vivir con Él es muy sencillo, tan sólo consiste en tenerlo en cuenta en todo momento, en ofrecerle esos pequeños sacrificios como oración, decirle más de una vez: ¡Te quiero! El amor todo lo puede, es la mayor energía que existe, y a veces este es nuestro fallo: no amar.
Madre Santísima, enséñanos a amar.

5 comentarios:

  1. Anónimo18/9/11

    Cuanta belleza y cuanto amor hay en estas palabras. Gracias Tono, te queremos.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo19/9/11

    lunes, 19 de septiembre de 2011

    Ya han pasado cinco meses... y todavía, sin darme cuenta, me sorprendo pensando en ir a visitarte para contarte mis cosas.
    Mis pequeñas cosas sin importancia, porque según te las iba contando me daba cuenta que había pasado todo el día agobiada o enfadada por alguna tontería...
    Al final, después de un tiempo, he conseguido volver a hacer footing por el camino por donde paseábamos. Paso cerca de tu árbol, y entonces para decirte que estoy pensando en tí, rezo un Avemaría. A la Madre..., ¿te acuerdas cuando me preguntabas a quien dirigía mis oraciones?. Yo te decía: “...a la Madre..., a ella es a la que siento más cercana”. Pues a ella es a quien le pido ahora que te lleve mis mensajes.
    Díme que está bien- le pido-. Abre mi corazón a tus señales y dime que está bien. Permite que las reconozca como tuyas, más allá de la duda...
    Y entonces me pongo a esperar..., agudizando todos mi sentidos..., en puro estado de alerta para no perderme el más mínimo indicio de lo que sea. Pero... nada, no pasa nada. Solo el silencio. No llega ninguna respuesta a mi, tan dilatado en el tiempo, monólogo. Entonces me invade una sensación ansiosa por intentar entender, buscar o percibir algo que ni siquiera sé lo que es... y pienso: ¿por qué era tan fácil para ti?
    Después... oleadas de una inmensa tranquilidad.
    ***

    ResponderEliminar
  3. Anónimo23/9/11

    Ahí está él , en esas oleadas de inmensa tranquilidad.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo23/9/11

    No salen los comentarios.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo23/9/11

    Sí. Es la pura VERDAD.El Evangelio es la encarnación del Amor Infinito de Dios en su Hijo que nos ha hablado.¿Qué nos cuesta seguir a Jesús como Él espera? Evidente; pero jamás invita a lo que no podemos responder.He ahí la verdadera comprensión.Más aún:"mi yugo es suave y mi carga ligera". Adelante, pues, y no acobardarnos. Jesús, Maestro, pide atención-como buenos discípulos-, y el resultado es maravilloso: aprendemos a amar y, por supuesto, a perdonarnos.¡No faltaba más!¡Ah!María ha sido su primera discípula, atenta a las palabras del hijo...y, cuando no las entendía del todo,"las guardaba en su Corazón", meditándolas y...,luego viene la luz, energía para "seguir amando como Él nos amó".

    ResponderEliminar