24/7/11

EL REINO DE LOS CIELOS.

Esta semana Jesús nos ilustra con tres parábolas sobre el Reino de Dios. Las parábolas (como habré explicado en otras ocasiones) son metáforas que Jesús contaba a la gente para que éstas entendieran su similitud con el Reino de Dios.

Además, este evangelio se puede dividir en dos partes o dos mensajes. La primera parte va desde el que encuentra el tesoro hasta el comerciante que vende sus joyas para comprar la otra que vale mucho más. La segunda parte que cambia la temática y nos habla de pescadores y el final de los tiempos.

Con esto, se nos quiere decir dos cosas: la primera, en ambos casos, supone un cambio a mejor, un sacrificio, porque el que lo lleva a cabo sabe que vale la pena. El que ha encontrado el tesoro sabe y conoce que si vende todo lo que tiene y reúne lo que necesita para comprar el campo en el que está enterrado el tesoro, sabe que cuando lo compre quedará más que satisfecho. A continuación, nos habla del comerciante. El comerciante es aquel que conoce el valor de lo que ha encontrado y decide vender sus joyas para comprar otra mejor. En ambos casos, se deriva un desprendimiento, un abandono de sus posesiones más valiosas a cambio de otra mejor. En este caso, se trata del Reino de Dios, que supone desprenderse de los malos hábitos porque sabemos que la recompensa supera en creces la vida anterior.

En segundo lugar, Jesús dice claramente que en el Reino de los Cielos separan a los buenos hombres de los malos. Los buenos hombres son los que han sabido sacrificarse. Es como el que decide cambiar de armario porque la ropa que tiene no le viste bien y se ha ahorrado mucho para cambiar.

¿Qué os parece? ¿Estáis dispuestos a sacrificaros para conseguir la joya o no?

Santiago Checa.

1 comentario:

  1. Anónimo25/7/11

    Un día, predicando Jesús dijo:"El Reino de Dios está dentro de vosotros".Cuánta alegría empezamos a experimentar,damos fe a sus palabras.
    ¿Acaso olvidemos que somos templos de Dios? No lo olvidemos, hermanos.Somos, por lo tanto, portadores de esa perla fina y de ese tesoro escondido del que nos habla Jesús.A nosotros, los cristianos, el Señor nos suplica que vayamos descubriendo, quitando, todo lo que nos impide gozar del Tesoro que llevamos dentro de nosotros mismos...,sin saberlo tántas veces. la que nos hace libres y optar por la Paz del Resucitado, Tesoro infinito, que conservaremos gozosamente,si vivimos según el Mandato Nuevo:"Que os améis unos a otros como Yo os he amado", dice Jesús.

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