
¡Qué precioso este cuento! Y sin embargo hoy parece que la familia está devaluada, cuando todo gira en torno a la familia, cada uno con su carácter, con su personalidad, e incluso con su genio.
Pues como te digo, era ya de noche, cuando este hombre al que habían crucificado, se les aparece resucitado, en medio de aquella comunidad, que tenía todo cerrado, ventanas, corazones. Ellos no comprendían nada, estaban asustados. Yo tampoco comprendo nada, cuando me dicen que creen pero que no practican. Es como tener sed y no querer beber. Es como tener hambre y no comer. Pues si no bebes, si no comes, por lo poco que sé yo de fisiología, es más fácil que te mueras pronto, que vivas muchos años.
¿Cómo estar enamorado, y no desear ver a tu amor? Esta pregunta me la hizo en cierta ocasión una señorita próxima a la fecha de su boda, yo le aconsejé que no se casara, porque no exhalaba amor por ninguna parte.
Creo que si no practicas, no puedes creer, y entonces tendríamos que definir de nuevo la palabra creer. Algunos también me dicen que no creen en “dios”, pero que respetan, cuando en la realidad lo que definen como respeto, se acaba convirtiendo una forma de racismo, de discriminación, de hagas lo que hagas está mal, pensando sólo en ellos, en estar cómodos, en tener éxito en sus vidas y los demás que se pudran. Perdón, ellos no dicen que se pudran, dicen: a mí eso no me importa, no va conmigo.
En realidad, se trata de una cuestión de okupas, dejando que nuestro corazón se autoengañe para nuestra conveniencia. La razón nunca podrá comprender al amor, nunca podrá comprender al amor de Dios, nunca podrá comprender la gran Misericordia de Jesús, porque Jesús es tan sencillo, tan verdadero, tan directo, que cuesta desprendernos de lo nuestro, cuesta aceptar la verdad, y de este modo, no dejamos espacio para nada que provenga de Jesús. Me invento, justifico, incluso miento, para quedarme tranquilo y autosatisfecho.
Tomás, uno de los doce, estaba fuera de la Iglesia, de la reunión, de la oración, cuando Jesús se aparece en mitad de todos ellos, de todos nosotros, en mitad de la Santa Misa, en el primer día de la semana, el domingo. Por eso, no puede, le cuesta creer que Jesús ha estado allí. No ha experimentado, no ha vivido, no ha sentido el verdadero amor de Jesús hacia él, hacia ti, hacia mí. Por eso necesita tocar, ver, palpar. Pero Jesús, que es todo misericordia, lo complace, y le dice que acerque su dedo, que acerque su mano. En realidad le está pidiendo que acerque sus hechos, su modo de actuar. De ahí que no podamos decir que no tenemos tiempo para la oración, que estamos muy ocupados en otro tipo de cosas muy importantes, y ya ves la beata Madre Teresa de Calcuta lo que dice en estos casos.
Jesús es nuestro alimento, y se entrega a nosotros, a todos los que de corazón nos dejamos penetrar por Él.
No seas incrédulo sino creyente, ¿cómo creer estando fuera? Si no comes, puedes morir.