28/12/07

Los Santos Inocentes

Hoy se celebra en el mundo entero la coronación de aquellos niños a quien Herodes tanto temía. Un rey, que tenía miedo de los niños, un rey que no podía comprender al Rey, que ni se imaginaba cuál sería su Reino. Un rey alejado de sus tareas de reinar, interesado en aumentar sus bolsillos, un rey dado al vicio y al placer. Un rey que asesinó a tantos inocentes. Hoy celebramos a todos los Santos Inocentes. Esos niños indefensos.

Hay países que siguen matando a niños de muchos modos diferentes, haciéndolos trabajar de un modo y en condiciones infrahumanas. Niños que siguen muriendo. Y no digamos nada de esos niños usados en las guerras.

Hoy sigue viviendo en muchos corazones aquél rey Herodes, injusto y asesino. Aquél rey que buscaba el poderío, el placer carnal, el vicio, la bebida, las drogas... Hoy sigue vivo aquel rey asesino.

Hace dos días la prensa señalaba una noticia: en los pulmones de un aborto de esos de ocho meses, había aire. ¿Qué quiere decir esto? Había aire, el niño, había respirado por medio de sus pulmones, totalmente formados.

Una médico de una de las clínicas, declaraba en un programa de radio por la mañana, que era un feto, que no era un niño. ¡Qué barbaridad! ¿Será médico? ¿O quizás habrá equivocado la profesión? ¿Será verdugo? Lo que está claro es que es una asesina de niños. Herodes, no está tan lejos.

¿Qué hacían con los cuerpos de los niños asesinados? Se han encontrado, por la policía, máquinas trituradoras por donde pasaban los cuerpos de estos niños, vivos, respirando con sus pulmones. Y luego, a la alcantarilla, como un desecho más, como la orina... ahí van esos difuntos, escondidos, triturados... ¡Qué barbaridad!

El placer, el divertirme, el practicar el sexo, porque de mi cuerpo mando yo... ¿Y luego qué?

En la Iglesia hoy celebramos a los niños de Belén, pero también venimos denunciando estas barbaries humanas, en la Iglesia seguimos estando en contra del sexo libre, del sexo-mercancía, por ir en contra de la dignidad humana. En la Iglesia nos oponemos frontalmente al asesinato, del tipo que sea. En la Iglesia acompañamos al hombre para su bien, y llamamos a cada cosa por su nombre.

23/12/07

Cristo desde el principio es la Palabra eterna


Cristo desde el principio es la Palabra eterna.
La voz sin la palabra, llega al oído, pero no edifica el corazón.

Veamos: cuando pienso lo que voy a decir, ya está la palabra presente en mi corazón; pero si quiero hablarte, busco el modo de hacer llegar a tu corazón lo que está en el mío.

Al intentar que llegue hasta ti, y se aposente en tu interior la palabra que hay ya en el mío, echo mano de la voz, y mediante ella, te hablo: el sonido de la voz hace llegar hasta ti el entendimiento de la palabra, y una vez que el sonido de la voz ha llevado hasta ti el concepto, el sonido desaparece, pero la palabra ya está dentro de tu corazón, sin haber abandonado el mío.

Cristo mismo es la Palabra. Dios cuando quiso, y en el tiempo por él prederminado manifestó al mundo su Palabra, profetizada por los profetas desde antiguo, y Dios hizo oír su voz, la Palabra se hizo entonces visible. Como dice san Juan en su canto de entrada al cuarto Evangelio,

En el principio ya existía la Palabra y
La Palabra estaba junto a Dios, y
La Palabra era Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo...
El mundo se hizo por medio de ella y el mundo no la conoció.

¡Qué afortunados somos nosotros, por poder estar aquí, ante la Virgen Madre que nos trae al Salvador, la Madre de todo el Adviento, la Estrella que nos guía! ¡Por poder oír su Palabra!

15/12/07

Y sintió lástima de nosotros


“ Jesús bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él”

Cuántas veces tú, en tu caminar por la vida, vas bordeando las dificultades, viviendo en lo gris, en un mundo difícil, donde casi nada parece importar. Donde la supervivencia es el único estímulo de vida.

Mientras unos tienen tanto, otros nada, absolutamente nada, pasando todo tipo de calamidades y penurias. En unos días donde hay tantas luces, parece que las sombras son más inmensas, profundas y dolorosas.

Es normal, porque solo hay una Luz, solo hay uno que ponga orden y paz en tu vida, y por supuesto en la mía. Fíjate que san Mateo dice que sintió lástima de la gente, porque: ¡llevaban ya tres días con él y no tenían que comer!

Es el mismo Jesús quien se preocupa del hambre, y da. Pero para ello se necesita urgentemente la oración de todos nosotros, y nuestras manos, también, para por ellas poder actuar él, sin llamar la atención, sin magias ni hechizos raros. Él es discreto y tiene que actuar por medio nuestro, y entre todos, aunque nos parezca que somos pocos, somos muchos. Y más si nos unimos en la oración con toda la comunión de los Santos, recordando a estos últimos 498 mártires y santos.

Hoy que hay tanto saber en las alturas, nos olvidamos, se olvidan de lo fundamental del pueblo de Dios. Lo que siempre fue: la oración.

Hay quienes se permiten matar en nombre de Dios, y lanzan mísiles, que llaman inteligentes, desde el quinto pino, para destrozar una sala de fiestas, donde la única gente que había, estaba celebrando una fiesta. ¡Donde hay amor allí está Dios! ¿Tú lo puedes comprender? Yo no. Es una vileza más de los poderosos. ¡Un error! Reconocen, nos dicen muy seriamente, ¡ha sido un error!

Menos mal que te tenemos a ti, Señor Jesús. Gracias por estar siempre y en todos los momentos con nosotros.

De ti comemos tanto de espíritu como corporalmente. Después de tres días, nos das a comer, y nos curas los pies, el hígado, los oídos, los ojos.

¡Cuanta ceguera por soberbia! ¡Hay quienes se creen tan superiores! Después un pequeño bichito, un virus, nos pone patas arriba a todos.

¡Menos mal que te tenemos a ti! ¡Id a anunciar sin miedo lo que estáis viendo! Los cristianos damos esperanza, no la vendemos. Si no ves esperanza, habría que hacerse una pregunta muy seria: ¿Estaré enfermo? Ve al médico, de cuerpo y alma.

Gracias por estar con nosotros, Señor Jesús.

8/12/07

Un hombre bueno


Un religioso que jamás salía del Convento de noche, un buen día empezó a salir todas las noches. El Superior, que era muy observante, notó aquellas inusuales salidas de Fray José Ignacio y se puso muy furioso. También los demás religiosos comentaban el hecho poco favorablemente.
Pasó un tiempo, y alguien llamó a la puerta del Convento. Era una señora anciana de 89 años. Deseaba hablar con el padre Superior. Después de un cordial saludo del Superior, la señora anciana dijo: dispense que le moleste, padre. He venido a darle las gracias por el inestimable servicio que, durante seis meses, me ha prestado su hermano Fray José Ignacio. Me rompí la cadera, precisamente ocho días después de que mi hijo marchara a los Estados Unidos por motivos de su trabajo. Lo pasé muy mal. Me encontraba sola y con mucha dificultad para hacer mis cosas. A mi hijo no le dije nada para que no sufriera.
Fray José Ignacio, aun no sé por qué, empezó a venir a casa todos los días al anochecer. Me hacía la cena, me daba de comer y me acompañaba hasta la habitación. Yo le decía que no se molestase, pero él siempre me respondía que lo hacía porque cumplía obediencia… Su comportamiento servicial, además de edificarme, me ha llenado de paz y de alegría. Que Dios les bendiga por tanta bondad. Padre, yo no puedo corresponderles de otro modo que rezando todos los días por ustedes, especialmente por Fray José Ignacio.

El Superior, conmovido, abrazó a la anciana; llamó un taxi y la acompañó a su casa. Cuando el hijo, que había vuelto de América hacía tan sólo unos días, les abrió la puerta, dijo: ¿Es usted Fray José-Ignacio…? El Superior contestó: ¡Ojalá fuese yo Fray José-Ignacio! Les abrazó y volvió al Convento dando gracias a Dios por tener en su Comunidad a Fray José-Ignacio… (Texto de los Padres Franciscanos)
¡Cuanto podemos aprender, no colocando etiquetas! ¿No te lo parece tambien a ti?





Cuando veas un hombre bueno, emúlalo.
Cuando veas un hombre malo, examina tu corazón

2/12/07

¡Ay de la casa que no se limpia!

Ermita de la Milagrosa en Puzol, junto a la Cruz Gloriosa


Recuerdo una ocasión, en la que salimos de viaje, y tuvimos que dejar nuestra casa vacía durante un tiempo. Debido a unas obras que había cerca, tapamos todas las ventanas y puertas con unas telas, para que por las juntas no entrara el polvo, y de este modo mantener la casa limpia en nuestra ausencia.

¿Cuántas veces te ha pasado esto mismo?

Ya conoces la respuesta, al volver, al regresar de nuestro viaje, todo estaba lleno de un polvo fino y blanquecino. ¿Cómo es posible? Y qué más da, allí estaba.

Pues creo que en nuestra vida, en el desarrollo de la misma, en ese peregrinar, hay cosas buenas, muy buenas, pero también hay cosas que no usamos, que no utilizamos, y que están ahí, pero en la estantería de nuestro armario, ocupando un sitio precioso. ¿Por qué las mantenemos? Tampoco lo sabemos bien.

El caso es que hoy, primer domingo de Adviento, deberíamos de ir pensando en la Navidad, en estar a punto, en tener sitio en nuestro corazón, para “algo” nuevo.

Si no tenemos espacio en esas estanterías, nada nuevo podemos acoger. ¡Estamos llenos! ¿Pero, de qué? ¿Quizás, de vacío? ¿Donde están nuestras buenas obras?

¡Ay de la casa que no se limpia! Venga, pongámonos en marcha, limpiemos la casa, limpiemos el alma, quitemos esos utensilios que nos apegan a lo innecesario, y demos entrada a lo nuevo, es tiempo de adviento, es tiempo de limpieza y preparación.

¿Te imaginas un velero a la deriva, sin el patrón? Es posible que vaya a mal puerto, porque los vientos son desfavorables, y las olas de la mar, acabarían por hundirlo en las profundidades.

¡Pongamos en nuestra alma a Cristo, verdadero Patrón! Y digamos como la Virgen María, ¡SÍ! Dejemos nacer al niño, con su debilidad y fortaleza, en nuestro corazón.

¿Quién al ver llorar a un niño no siente compasión? Ésta debilidad hace nacer el amor, la fortaleza del amor que todo lo puede. ¡Por amor somos capaces de cambiar el mundo!

Dios me quiere, te quiere. Hagamos sitio en la estantería, es lo mejor, ahora que es tiempo, tiempo de Adviento.

¡Feliz tiempo!

¿Y tú qué opinas?